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Es evidente que en estos días algunos se hacen los desmemoriados o se quieren deslindar de su propia historia reciente, de sus raíces. Es oportuno por tanto ver que nos dice esa ciencia, que aunque no es exacta, tiene corroboración en múltiples fuentes y formas.
Entre ajustes y cartas de intención
En el siglo XX, hubo tres gobiernos del Partido Nacional (Blancos). El primero desde 1958 al 62, el segundo desde ese año hasta el 1966, y el tercero 26 años después entre 1990 y 1994.
En el primer gobierno firmaron la primera Carta de Intención del Uruguay con el FMI, y en ambos periodos llegaron a firmar 3 de estos documentos condicionantes de la política interna.
Al FMI, Uruguay había entrado como miembro en 1947, pero el neobatllismo jamás firmaría tales compromisos. Al respecto el extinto economista Luis Faroppa (1916-2010), quien fuera fundador del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas en 1949, titular de la OPP, reconocido desarrollista, planteaba:
“En ese entonces nuestro país desenvolvía – y continuaría haciéndolo por muchos años aún- una política de orientación industrialista tendiente a sustituir producciones extranjeras por nacionales, totalmente opuesta a la preconizada por el Fondo de libertad de entrada y salida de comercio y de capitales; ello explica por qué no solicitó asistencia financiera por un largo período.” i
Ocurrió 13 años después, en 1960, con el primer gobierno del Partido Nacional.
“La política económica y social se caracterizó… por la implementación de los primeros rasgos de un modelo económico liberal y la desarticulación paulatina del batllista. La ley de reforma cambiaria y monetaria aprobada en 1959, el anti-industrialismo y el abandono de las prácticas proteccionistas, así como la promoción de la producción agropecuaria y la retracción del intervencionismo del Estado en la esfera económica, fueron los elementos sobresalientes del nuevo gobierno”, decía el historiador Nahum y otres autores.ii
Con ello llegaron los tiempos de la deuda externa y el aumento de la dependencia, el estancamiento y el alza de los precios (procesos inflacionarios), con ajustes económicos que tendrían que soportar las grandes mayorías. También la desestabilización y el desborde social ante una puja de poderes por la distribución de una riqueza que no crecía. Ya en 1967 vuelven los colorados acelerando el proceso de ajuste a partir de 1968 fundamentalmente, dándole la estocada mortal al batllismo que deja de ser en sus marcos restrictivos y represivos.
La deuda externa pública que en 1960 era de 240,2 millones de dólares en 1966 ya era de U$S318,9 millones, o sea un 33% mayoriii.
Característico de aquellos tiempos y el que transcurrió entre 1990 y 94, fue el ajuste y estancamiento salarial, como se puede observar en el siguiente gráfico. Tan solo un 0,1% de crecimiento acumulativo anual en ambos periodos, o sea, nada:
Si algo caracterizó al Partido Nacional en el gobierno, fue la desindustrialización. Los blancos parecen ser el enemigo número 1 de la Industria. En 1946 el grado de industrialización era del 20%, al terminar el neobatllismo fue del 26%, y el Partido Nacional lo bajó al 24% para 1966. Pero el tercer período con el presidente Lacalle rompió todo record, pues de 31% en 1989, terminó en 22% en 1994 (fuente: IECON).
Ese tercer gobierno (1990-94), fue precedido por la dictadura y la salida de la misma. En definitiva, y en cuanto a salarios, en el primer gobierno posdictatorial solo se recuperó la caída de la crisis que se suscitó entre 1982 y 1986/87. Luego viene el gobierno del Partido Nacional, comenzando con un ajuste fiscal, la detención y estancamiento salarial y con ello las jubilaciones. Las pasividades habían crecido al inicio como resultado del plebiscito de 1989 que estableció que ajustaron junto a los salarios, para luego estancarse con ellos cuando procedió la suspensión de los Consejos de Salarios.
Fue ajuste fiscal, sumado a apertura, privatizaciones y liberalización de la economía. Dicho en otras palabras: el paquete neoliberal completo. Si no privatizaron más fue porque no los dejamos. Referéndum tras referéndum salvamos a nuestras empresas públicas.
Comenzó su período firmando un nuevo acuerdo con el FMI. Con el Plan Brady se suman otras cartas de intención. El plan Brady implicó que se pagara la deuda a la banca privada, tomando deuda del FMI, el BM y el BID. Algo así como un reperfilamiento o enroque desastroso.
“La renegociación lacallista de entrada al Plan Brady abarcó la deuda externa pública con 71 bancos extranjeros”iv Y así la banca privada se llevó la parte del león, comprometiéndonos con los organismos internacionales que dictaban las recetas neoliberales que gustosos asumían aquellos gobiernos, por ideología liberal propia.
En aquellos condicionamientos se incluyeron la reforma de la ley de intermediación financiera y la configuración de la Carta Orgánica del BCU, continuando además los condicionamientos de los acuerdos de ajuste estructural SAL I y SAL II, que cruzados entre las tres instituciones financieras internacionales incluyeron la reforma de la enseñanza, entre otros dictámenes.
Pero no se quiere recordar
Aunque no se quiera recordar, y se pretenda deslindar responsabilidades de ello, la historia del Partido Nacional está asociada al ajuste, incluso ahora cuando su única propuesta vuelve a ser el ajuste.
Ajuste en trabajadores públicos, ajuste por apertura corriendo presurosos a realizar acuerdos de libre-comercio, donde solo se salva el agro, provocando menor industrialización con la caída conocida que ello conlleva en puestos de trabajo. Menos impuestos y tarifas reducidas solo para empresarios, y devaluación de la moneda y de los salarios.
Ajustes por flexibilización laboral y de los consejos de salarios.
Ajuste en la vida de la gente, en un marco de ajuste internacional.
Ajuste, ajuste, ajuste ayer y hoy.
En 2005, ante la crisis, el Partido Nacional hubiera recurrido al clásico ajuste. En cambio, el Frente Amplio, demostró cómo salir de una crisis con todos, con políticas inclusivas sin acudir al FMI. Por el contrario, nos apartamos de sus compromisos.
Todo esto y mucho más es lo que está en juego hoy en nuestro país.
i Astori, Bucheli, Cancela, Faroppa “El FMI y nosotros” pág. 99, EBO, Montevideo 1983.
ii Nahum, Frega, Maronna, Trochón “El fin del Uruguay liberal 1959-1973” pag. 13/14, EBO, Montevideo, 1991
iii Alberto Couriel – “El Uruguay empobrecido. Deuda Externa y Modelo Neoliberal”, cuadro N°2, pag.94 – EBO Montevideo 1988.
iv Arce, Quartino, Rocca, Tajam “Deuda Feroz” pág. 106, TAE, Montevideo 1993.