El pecado mortal de Evo Morales

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@mateamargouy

EconomiaPolitica.uy

Cuando Evo Morales asumió la presidencia del gobierno en enero de 2006, Bolivia venía de recorrer muchos años de inestabilidad política. Solamente entre 2001 y 2005 ejercieron 5 presidentes que no pudieron terminar sus mandatos, entre ellos Sánchez de Losada en 2003 que huye luego de una masacre superior a 100 muertos, dejando en su lugar al actual golpista Carlos Mesa, quien tampoco terminó su mandato. Desde 2006, y por trece años Bolivia conoció al fin la estabilidad política, la democracia funcionando, la desigualdad disminuyendo y la soberanía fortificándose.

En efecto, estos trece años fueron confirmando a Bolivia como el país con mayor crecimiento económico del continente, inclusive en la difícil coyuntura internacional actual que arrancó en 2012, a la par que se destacaba con la disminución más acelerada de la pobreza y de la indigencia. Crecimiento y distribución, la seña de identidad del período progresista latinoamericano que mostró que hay alternativas al pretendido pensamiento único neoliberal. Pero además que en los países cuya dependencia arranca con la conquista española, la presencia del estado es clave en la sostenibilidad de la conjunción de aquellos objetivos.

No tardaron 100 días de su gobierno para que nacionalizara por decreto los recursos de hidrocarburos del país, punto de partida de una serie de acciones que recuperaron la principal riqueza de Bolivia para todos los bolivianos. Esta fue una política económica clave para obtener los recursos necesarios para iniciar un proceso de transferencias sociales que atendiera a toda una población que carecía de seguridad social.

Con las empresas públicas como apoyo imprescindible en los sectores estratégicos de la economía boliviana, la Corporación Minera, la generación de energía eléctrica (ENDE), los Yacimientos Petrolíferos (YPBF) y otras más, se generó un circuito de actividades económicas que abonaron un prolongado ciclo de crecimiento que aumentó el PBI por habitante 50% entre 2006 y 2018, a una tasa promedio anual de 4,2%. Las exportaciones fueron un elemento importante en ese desempeño, pero el consumo de los hogares fue el componente que se mantuvo en todo el período, aun cuando el mercado mundial declinó a partir de 2012, revelando la importancia que se le daba al reparto de los frutos del crecimiento.

Dos características importantes acompañaron este proceso. Por un lado un endeudamiento público que en ningún momento se fue de control. Tal como lo podemos observar en las gráficas adjuntas, el servicio de la deuda pública en 2005 representaba casi el 6% del PBI anual. Se fue reduciendo hasta el promedio de 2,5% del PBI a partir del año 2011 hasta el actual, tal vez el nivel más bajo de latino-américa. Y por otro una acumulación de reservas internacionales que jugó como importante garantía para los inversores internacionales, y permitió seguir operando cuando la situación empeoró, especialmente con la caída de las exportaciones, conteniendo la suba del dólar y manteniendo la inflación en rangos muy aceptables.

GRÁFICOS 1

El crecimiento económico, la estabilidad financiera y el flujo de recursos provenientes de las empresas públicas se constituyó en la base de sustentación de las políticas públicas de inclusión social, combate a la pobreza y disminución de la desigualdad. Fue el ingrediente adicional para que el proceso contara además con el equilibrio social necesario para los cambios en paz.

Bolivia entró al siglo XXI en el año 2000 con un nivel de pobreza superior al 60%, y 29% de extrema pobreza. Cuando el MAS y Evo Morales ganan por primera vez las elecciones generales en 2005, en primera vuelta con el 54% de los votos, la pobreza aún superaba el 50% de la población del país andino. En los cinco años siguientes bajó a 28% y la extrema pobreza al 7%, erigiéndose en el proceso más acelerado de mejora en estos indicadores. El proceso continuó hasta 2019, cuando la pobreza alcanzó registros de 22% y la extrema pobreza de 5%. Más de 2 millones de personas salieron de la pobreza en los 12 años que van desde 2006 a 2018, junto a 1 millón que dejaron la extrema pobreza.

La desigualdad tuvo también un gran descenso en los gobiernos presididos por Evo Morales. El indicador de la desigualdad en la concentración de los ingresos (Gini) en Bolivia promedió el valor 60 en el período 2000-2005, el más alto del continente junto con Haití. En 2011 ya había bajado a 47, y en 2019 está en 43. Aún es muy alto (Uruguay está en 38) pero el rumbo de sostenida disminución lo puso al tope de celeridad ..

Los avances en la salud y en la educación pública, se sumaron para que los bolivianos/as mejoraran día a día sus condiciones de vida. Las mejoras en la salud se reflejaron rápidamente en la mejora de la edad de supervivencia (esperanza de vida al nacer) que aumentó desde 65,3 años en 2005 a 71 años en 2018. Asimismo, la tasa de mortalidad neonatal o de recién nacidos antes de alcanzar los 28 días, que mostraba un registro de 28,7 (cada 1.000 nacidos vivos) en 2000 y 25,5 en 2005, comenzó a bajar y en 2011 ya estaba en 20,4 para llegar a 14 en 2019 (en Uruguay es de 6,7). Aún está muy lejos de los standares internacionales, pero la tendencia es notoria.

Y en lo que hace a la educación, el gasto público en Bolivia medido como porcentaje del PBI es de los mayores de América Latina. En 2005 se ubicaba en 6% del PBI, y desde 2006 hasta 2010 creció vertiginosamente hasta 2009/10 superando el 8%. La crisis financiera internacional golpeó los recursos estatales a partir de 2009, pero hacia 2014 el gasto se mantenía por encima del 7%. Esto permitió abatir la deserción en la educación primaria, por ejemplo, que en 2005 se elevaba al 22,5% y en 2014 era de 3,5%. O la tasa de repetición en primaria que se logró bajar al 2% (2014).

GRÁFICOS 2

Si todo lo expuesto antes son pecados, el pecado mortal del Presidente Evo Morales fue afectar las ganancias del empresariado privado de Bolivia, en particular el que está localizado en la zona más rica de Bolivia, Santa Cruz. Las nacionalizaciones permitieron recuperar soberanía y recursos para el estado boliviano, es decir para todos los bolivianos.

El componente civil del golpe de estado fue encabezado por Luis Camacho, líder del Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida S.A., cuyas compañías están vinculadas a los seguros, al gas y a los servicios. Para Hugo Siles, politólogo y exministro de autonomía: “Antes, cada usuario le costaba de 1000 a 1500 dólares conectarse a la red de gas. … Hoy todo eso es gratuito por la política de nacionalización donde el gas es un recurso que los bolivianos hemos recuperado para nuestra economía» (Fuente: actualidad.rt.com – 11/11/2019).

Por otro lado, a través de una distribución más justa del valor agregado, los trabajadores/as de Bolivia que mejoraron sus condiciones de trabajo, aumentaron su nivel de empleo y especialmente de sus remuneraciones.

Hasta el año 2009 el aumento del excedente apropiado por los patrones fue muy superior al crecimiento de la masa salarial. A partir de 2010 el modelo de crecimiento y distribución llevado adelante por Evo Morales comienza a afianzarse, y en 2018 la masa salarial aumentaba por encima del excedente de explotación. En ello es importante los resultados de las empresas públicas, que explican entre el 15 a 20% del valor agregado total.

Como podemos apreciar en el gráfico 3, a partir de 2014 (punto de inflexión de todas las economías del continente), el volumen de ganancias disminuye, pero se mantiene la evolución ascendente de los salarios. La tasa de plusvalía decrece también a partir de 2014. Este cuidado por los ingresos de los hogares bolivianos mantuvo el rumbo y Bolivia se situó en la cúspide de crecimiento económico de los últimos años.

GRÁFICOS 3

Pero ese crecimiento no fue suficiente para una clase empresarial que no estaba dispuesta a compartir en las dificultades. Ese gran pecado de Evo, la distribución, desató las fuerzas que biblia en mano atropellaron leyes y derechos conquistados, a la manera de una feroz recolonización del país hermano.

Los pueblos están movilizados. Los retornos del neoliberalismo solo conducen a grandes debacles.

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