Momento de autocrítica – Entrevista a Frei Betto

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@mateamargouy

Hace más de un año, pasaba por Montevideo el fraile, teólogo, militante social y político, Frei Betto. La profundidad de sus análisis van más allá de la simple constatación de los hechos, y por tanto un año después no pierde vigencia, sino por el contrario resulta de mayor utilidad para la interpretación del momento que vive el continente. Tal como si el 2019 se haya sucedido en la misma sintonía que finalizaba el 2018, florecen elementos para echar luz a la realidad, y “guardar el pesimismo para días mejores”.

Yo pienso que América Latina es su momento, en el pasaje de año de 2018 a 2019, pasa por un momento critico por la ofensiva de Trump sobre nuestro continente, el conflicto con México, no sabemos ahora como va a seguir eso con Obrador como presidente, seguramente Obrador va a tener una posición de más soberanía, de más independencia hacia los Estados Unidos, también efectos muy negativos en Cuba porque Obama había promovido una abertura y ahora se ha reducido mucho el número de turistas de Estados Unidos hacia Cuba y hay más restricciones a los viajes y también los gobiernos progresistas en América Latina en general todos se encuentran en crisis, sea crisis de inestabilidad como pasa en Venezuela, sea crisis de una cierta distancia entre el gobierno y el pueblo como pasa en Nicaragua, sea la crisis que enfrenta Ecuador con Moreno queriendo incriminar a Rafael Correa.

Y el caso de Brasil, el peso que Brasil tiene en América Latina, de haber sido elegido democráticamente el presidente fascista Bolsonaro.

Entonces yo creo que tenemos en este momento que hacer una evaluación, una autocrítica, que errores nosotros de la izquierda, nosotros progresistas hemos cometido y por donde vamos a avanzar ahora, como vamos a constituir una resistencia y una reconquista de nuestros espacios democráticos y políticos.

Entre los errores yo apuntaría 3, primero nuestros gobiernos progresistas hemos dejado de hacer alfabetización política del pueblo, tratamos de cuidar que la gente tenga una nueva cultura política, un nuevo sistema de valores, unos nuevos criterios de paradigmas.

El segundo error, no hemos dado a la gente protagonismo político, en el sentido de que las inversiones han sido mucho para facilitar el acceso a los bienes personales, smartphone, heladera, auto, tv de color, cuando el gobierno debió hacer inversiones en los bienes sociales, salud, educación, saneamiento, seguridad, transporte.

El tercer error que hemos cometido es que no promovemos la democratización de los medios de comunicación, no hemos sabido crear medios alternativos realmente del gusto del pueblo y que el pueblo tenga interés por las comunicaciones, sobre todo también no hemos trabajado mejor las millas digitales, está el caso de Bano, el estadounidense controla hoy elecciones en mas de 50 países incluyendo Brasil, entonces son situaciones muy difíciles que nos pone desafíos grandes y tenemos que contarlos.

* No hemos prestado atención, osea, la gobernabilidad no se puede garantizar solamente con alianzas y en el parlamento, hay que garantizarla sobre todo en gobiernos progresistas populares, con la organización y movilización de los movimientos populares. No hemos valorizado suficientemente estos movimientos.

Pensábamos que la gobernabilidad debía dar con esta alianza con los políticos tradicionales, porque cuando se valorizan los movimientos populares incluso sus lideres pueden después retornar políticos profesionales y mucho mejores que los oligarcas tradicionales pero lamentablemente no hicimos esta inversión de organización popular y de educación política de la gente.

* La política usada por dictadores oprime, la política usada por demócratas libera. Lo mismo pasa con la religión, la gente de la izquierda, sobre todo la izquierda comunista se olvida que Engels ha escrito un librito muy importante llamado “El Cristianismo Primitivo” y que el subraya la importancia de los cristianos de los tres primeros siglos como pioneros de los revolucionarios del siglo xix y xx. Pero nosotros nunca hemos prestado atención a eso, entonces hemos tomado equivocadamente las frasesitas de Marx de que la religión es el opio de los pueblos, para hacer algo que fue hacer un favor al capitalismo, discriminar la religión.

Para el capitalismo que se apropio de la religión para legitimarse y sacralizarse eso ha sido un beneficio y nos hemos dado cuenta de eso muy tarde, cuando ya no había tiempo.

Justamente de rescatar la experiencia religiosa de un pueblo como una riqueza progresista, liberadora. Entonces no esta escrito en ningún libro que la religión es siempre una alineación, puede ser liberadora. Ahora en América Latina sobre todo en que todo pueblo tiene una cultura de matriz religiosa es fundamental saber relacionarse con eso, con respeto y al mismo tiempo ayudando a rescatar toda esta materia prima liberadora que contiene la religión.

* Re-ligarse consigo mismo, con el prójimo, con la naturaleza y con Dios. En las cuatro dimensiones de la religación. Pero el hecho es que nosotros de izquierda muchas veces no vamos a los pobres y quien no va a los pobres no percibe esta dimensión importante que ellos tienen de religión, no se religa con los pobres, y como no se religa no percibe la importancia de la religión, y las iglesias evangélicas que se han acercado han percibido y trataron de dar a eso un

desvío.

Ahí si es alienador y opresivo.

* Exactamente, los religiosos desde la base si tienen una lectura liberadora, pero si leen en la academia, en el seminario o la cultura Romana tiene una idea opresora entonces depende mucho del contexto. Esto vale también para los textos de Marx o Lenin, osea, la cabeza piensa ahí donde los pies pisan. Si pisamos el mundo de los pobres sabemos leer la biblia desde una perspectiva de una óptica liberadora.

Si pensamos en un mundo burgués vamos a leer la biblia en la óptica opresora, siempre pasa eso.

* Porque al fin de la historia no le interesa al capitalismo o al neoliberalismo que nosotros tengamos visión histórica del mundo, de la vida, de las cosas, porque quien tiene visión histórica tiene un proyecto. Y quien tiene un proyecto da sentido a su vida, mismo que haya dificultades ahora, el proyecto mantiene a la gente en la persistencia, en la esperanza y en la lucha.

Entonces el neoliberalismo trata de quebrar esa dimensión de historicidad del tiempo y convencernos de que el tiempo es aquí y ahora, importa el aquí y el ahora, no importa lo demás. Osea hay que sacar provecho, carpe diem, lo máximo posible porque el futuro va a ser otra cosa o va a ser lo mismo siempre porque el capitalismo es eterno.

Entonces en el momento en que estas referencias de historicidad del tiempo, las nuevas generaciones difícilmente vayan a adquirir una visión política a largo plazo, vayan a tener utopía, vayan a tener proyectos porque están siempre concentradas en el momento presente, como si el futuro quedara en manos de dios, pero en verdad queda en manos de la Casa Blanca, en manos de la CIA, en manos de un mercado financiero. Y eso es terrible, si no rescatamos la dimensión histórica del tiempo como hace la Biblia, como hace Márquez, como hace Freud como hacen todas las mejores tradiciones revolucionarias no vamos de nuevo a tener generaciones de militantes políticos, porque la militancia política depende de esta conciencia histórica, de que el tiempo cabe a una lucha de clases, una lucha de grupos, una lucha por propuestas para mejorar la vida de la humanidad. Si no hay eso cada uno se aísla en su propio mundo doméstico, egocéntrico y no vale.

Pero hay que guardar el pesimismo para días mejores.

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