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En tiempos turbulentos: Fortalezas
Sabemos que ya la derecha está diciendo y va a decir cualquier cosa con tal de justificar su ajuste, pero eso lo veremos a continuación. La realidad es que la pobreza no aumentó en estos últimos 5 años, tampoco la desigualdad, fenómenos que por el contrario -si los observamos desde 2005, cuando el Frente Amplio llegó al gobierno- mejoraron sin parangón histórico.
Hoy el Uruguay tiene el PBI por persona más alto de América Latina, el porcentaje menor de pobreza, indigencia y desigualdad de la región; y en un total de 10 países latinoamericanos participantes de las pruebas PISA está en el 1er. lugar en Matemáticas, y el 2do. en Lectura y Ciencias (Fuente: OCDE).
La universalización de los bienes públicos caracterizó todo este período, y al igual que la consolidación y expansión de las empresas del Estado, se robusteció sobre todo en los primeros 10 años de gobierno. Basta con recordar el sistema financiero público. En 2005 teníamos un Banco Hipotecario casi fundido y se hizo andar, un Banco República en CTI (Cuidados Intensivos) y ahí está fuerte y expandido. Con ello, un sistema financiero privado fuera de riesgos.
Fueron esas mismas inversiones en las Empresas Públicas que tanto criticó la derecha y realizadas en el primer y sobre todo segundo gobierno del Frente Amplio, que permitieron sortear el vendaval, o la fase de crisis del ciclo económico. Dicho de otra manera, permitieron sostenernos mientras la región se caía a pedazos. Fueron las Empresas Públicas, principalmente ANTEL, y luego también UTE, quienes justificaron el crecimiento (aunque más enlentecido) del PBI en estos 5 años, sumado a la demanda interna íntimamente relacionada a las fortalezas sociales que marcábamos al inicio.
Las fortalezas económicas como respaldo de las sociales en que el Frente Amplio deja el gobierno, se observan también en el análisis de la deuda pública. Ya sabemos que en términos absolutos aumentó. Pero que la derecha no se haga la sota, ni todos los que le hacen el juego, porque cualquiera sabe que lo más importante en un proceso de este tipo, es la capacidad de pago. De acuerdo a datos del BCU, la deuda pública global al segundo semestre de 2019 era un 70% del PBI, luego de pasar un ciclo de crisis. En el 2005, también luego de pasar un ciclo de crisis era del 86%. Pero además en el 2005, con un vencimiento de corto plazo (menos y más de 1 año, siempre menor a 5 años) que superaba el 40% del total, mientras que hoy solo la cuarta parte está en esas condiciones. En 2008 pudimos quitarnos de arriba las deudas con el FMI y por tanto sus cartas de intención, lástima que puedan volver.
En síntesis, se deja un país con fortalezas económicas y sociales que permitieron navegar en aguas turbulentas en medio de la crisis económica de la región. País pronto para despegar hacia la siguiente fase del ciclo, en virtud de las inversiones esperadas y la situación internacional que, en la región, especialmente en Argentina comienza a revertirse, esperándose para dentro de dos o tres años un contexto mundial diferente.
Claro está, podría aprovecharse mucho más, si dieran la estabilidad esperada a la inversión, que lejos está de depender de regalías impositivas, y si se redistribuyera apuntando a no destruir la demanda interna, sobre la cual podemos incidir. Es que por más que la derecha le entregue al capital el oro y el moro, no se puede desde Uruguay incidir en los precios internacionales ni en la demanda externa, resultando más a la corta que a la larga en un enriquecimiento para los más ricos y en un empobrecimiento no solo para los más pobres, sino para todo el resto.
Perspectivas
Cuando oímos hablar a Alfie o a la Sra. Arbeleche, uno con algo de más soltura, la otra con más cortedad, llegamos a conclusiones similares. Para ellos, y que entre otras cosas parece que no se enteraron de la existencia de los ciclos, el manual aplica. Se trataría de falta de rentabilidad por “exceso de regulación” del mercado laboral (en 1er. lugar) y financiero, agregándose la clásica receta de apertura externa. Un déficit fiscal a corregir por el lado de los gastos y no de los ingresos, según plantean textualmente, cerraría el esquemita neoliberal, y luego (al decir de Alfie) algo así como esperar a que las condiciones externas mejoren, o sea, su máxima mercantil de “Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même” (“dejar hacer, dejar pasar que el mundo se arregla solo”). En otras palabras, hacer la plancha y no intervenir en la economía, porque según ellos, el mercado, o sea léase mejor los dueños del mercado, se arreglan solos… ¡y vaya si se arreglan!!! ¡Maravillosamente y a costas del resto!!!
Por tanto, habrá que “achicar” el Estado para darle más y más rentabilidad al capital privado, sin tener en cuenta que por más rentabilidad que le den, no solo no cambiarán el mercado mundial, sino que si cambiarán (reduciéndolo) el mercado interno.
Arbeleche citó hasta una frase de Keynes que pretende central la economía en los individuos. Cabe la pregunta ¿en cuales individuos? ¿los que tienen mucho o los que tienen poco? Parecería que la respuesta es clara de su parte.
Así pagará la Educación, dónde ya se anuncian recortes importantes que centralizan poder y destruyen participación. Así pagarán los jubilados, que parecen culpables de todos los males habidos y por haber. Se anuncia Reforma jubilatoria y reducción de jubilaciones por rebaja salarial para, supuestamente, superar el déficit fiscal. Achique manifiesto en reajuste de consejos de salario, ingresos que al decir de Alfie, no crecerán en dos o tres años, y repetimos, con ellos, las jubilaciones que están atadas. Achique todos que a la larga redundan en disminución de ingresos por disminución del consumo (y por tanto del IVA), de cantidad de aportes a la caja (por menor salario), que entre otras medidas conllevan, en definitiva, a mayor déficit.
Lo sucedido tendrá implicancias también en la región. El abandono de la política de paz y la resolución pacífica de los conflictos en la región y especialmente en Venezuela con aquel mecanismo de Montevideo dónde junto a México y otros países se buscó una solución negociada. Vinculado a ello la salida del TIAR y el retiro de sala de la OEA cuando el usurpador Guaidó se presentara. Se puede esperar también dejar de lado la política de no apoyo al grupo injerencista de Lima, y la posición de rechazo al golpe de estado en Bolivia, o desequilibrar el MERCOSUR en pro del liberalismo de Bolsonaro, lejos de intereses desarrollistas propios y de la región.
Reflexiones
¿Cómo llegamos al hoy pos balotaje? Las respuestas son muchas. Entre otras y desde las bases económicas que sustentan una sociedad, sin dudas pudimos contener en los 5 años pasados el avance del conservadurismo, pero no tuvimos las fuerzas suficientes para avanzar sobre el mismo.
Esa especie de “equilibrio” por “consensos” que resulta a veces en imposición de las minorías, no permitió avanzar en un proceso de cambio cuando más necesario lo hacía la situación regional y por tanto nacional. El modelo se agotó en su propio estancamiento. Las alternativas planteadas, aunque con apoyos mayoritarios en el partido de gobierno, no tuvieron andamiaje.
Nos sostuvimos sobre las empresas públicas, gracias a las inversiones de los primeros 10 años, pero dejamos de hacerlas crecer. El ajuste fiscal, vino al segundo año del tercer gobierno, más por inconsistencia del análisis que por “errores” de proyección. El “no hagan olas” parece que no fue una política de alternativa, dónde mantenerse en el gobierno pasó a ser un fin en sí mismo, más que el propio proceso de cambio, conformándose en un círculo vicioso de estancos burocráticos. En definitiva, habrá que revisar muchas cosas, también las viejas formas de los consensos, conformando mayorías para defender lo hecho hasta ahora, y comenzar nuevamente a avanzar.
Qué el año entrante sea de lucha, pero también de esperanza.