Otra vuelta de Mate, seguimos buscando mejorar el trabajo. Iniciamos esta ronda 2020 con más equipo, seguiremos subiendo contenidos periódicamente y sobre todo publicadas en nuestras redes. Mate Amargo apuesta a los contenidos periodísticos, políticos y noticiosos, pero también a ser un espacio de debate y dialogo entre las ideas de izquierda. Pretendemos también este año aportar instancias de debate y formación.
Esta salida se planificó para cuando hubiera bajado la polvareda de la asunción del nuevo gobierno de Luis Lacalle Pou el 1° de marzo de 2020. En el marco de un cambio político significativo, la intención de no sumarse a la matriz simbólica que busca instalar la coalición gobernante se fundamenta además por su propia lógica de funcionamiento.En la región, los proyectos a escala continental de integración están intentando ser sepultados, América Latina se encuentra “abierta” al concierto internacional siendo tironeado por las potencias extranjeras, todos tiene sus intereses. El que lleva la posta, EEUU rápidamente viene afirmando a través de sus múltiples recursos su control sobre nuestro continente.
Viniendo a Uruguay, este es un gobierno flojo de papeles. Que ganó en buena ley nadie lo pone en duda. Es flojo en el sentido del esquema de gobernabilidad que lo sustenta. Una agrupación de partidos que alcanzaron apenas un 49% de los votos, que tiene una dispersión ideológica que baja a tierra en una importante fragmentación parlamentaria y que agrupa intereses diversos. El principal interés común -además de desplazar al Frente Amplio- es propiciar una “vuelta a la normalidad”, es decir, al Uruguay gobernado directamente por los sectores económicos dominantes históricos.
Esta “vuelta a la normalidad” vendrá con el aporte ya histórico de los “grandes” medios de comunicación, buscarán dominar la agenda, llevarán adelante su programa (político – cultural – ideológico) buscando nuestra paralización.
Antes de la censura marcada por los discursos de campaña, digamos hace un año atrás algún asesor del PN que trabajaba en la Ley de Urgente Consideración argumentaba en un medio conocido y en ese momento opositor, que la estrategia marcada por Macri: el gradualismo, había sido equivocado por eso mismo: el gradualismo; y que ellos, de ganar, la política iba a ser la del shock. Grandes reformas en periodos cortos de tiempo, para así los últimos años navegar hacia la victoria electoral.
En dos semanas la polvareda de la asunción y el hedor a bosta de caballo se iba a disipar rápido. Ajustazo tarifario, aumento del IVA, descuelgues de los acuerdos salariales, dólar que va rumbo a los 50 pesitos y desafinadas varias para hacer frente a una emergencia sanitaria mundial. Se les olvidó de cubrir el directorio de ASSE.
El ajuste social se viene con una parafernalia de operativos de seguridad, gestos notorios en política exterior y sobre todo maquillar el robo al bolsillo de la gente argumentando gastos excesivos, superfluos… de manual extranjero. Los “grandes” medios de comunicación continuarán encendiendo cortinas de humo con todo lo que esté al alcance.
Haciendo historia, en nuestro país los sectores económicos dominantes hicieron gala de una mentalidad sub-capitalista,dependiente, más de carácter rentista que empresarial moderna. Angurrientos con plata, que surfearon la ventaja comparativa dada de la economía pastoril. Más vacas y ovejas que gente, y mucha tierra en pocas manos. Cuando el contexto internacional fue propicio y la industria pagó buenos dividendos por el ganado gordo, el acuerdo dentro del bloque de poder marchó más o menos bien. Pero cuando el capitalismo en serio, el de las potencias centrales -estatales y no estatales- recupera ciclos de funcionamiento óptimo, en las economías de periferia, los ajustes políticos y sociales desacomodan cualquier acuerdo dentro del bloque de poder.
El Frente Amplio interrumpió esa dinámica en 2005, y trajo de vuelta a la ecuación política a un actor económico central en un país como Uruguay: el aparato estatal como impulsor de la creación y distribución de la riqueza socialmente generada.
Pasando raya, a los sectores económicos que se ven representados por la coalición multicolor no le fue nada mal con el Frente Amplio en el gobierno. No ganaron todo lo que hubieran querido. Y por eso impulsaron el bloque social del ajuste, Un Solo Uruguay y otras yerbas por el estilo. No bancaron no ganar siempre y por goleada.
El dilema mayor que enfrentan ahora, es que el capitalismo en serio siempre le termina pasando factura a las mentalidades sub-capitalistas como las del poder autóctono. Y precisan de un Estado burocrático autoritario que direccione el ajuste hacia el campo popular. Esto es en pocas palabras, el prospecto de la coalición que lidera (?) Lacalle Pou. Tenemos por un lado una agenda que viene a cumplir un rol en la globalización dictada por los centro de poder y por otro la multicolor con visos liberales y conservadores de una derecha disfrazada de nacionalista.
Históricamente, siempre que gobernó el Partido Nacional, en Uruguay se viene una crisis de modelo, fuera de la línea. Escriben siempre afuera del margen. Los experimentos de coalición gobernante -blancos y colorados a cuatro manos- generaron ajustes recesivos aún peores, no pensemos sólo en el 2002, vamos más atrás en el tiempo -Terra y Herrera gobernando coligados contra el batllismo, etc. Sin embargo, ahora el Uruguay cambió. Volver a un esquema de gobernabilidad como el de los 90′ no será posible. Por más que quieran. No les da el tiempo, y no van a tener nafta para tanto.
|