Pedro Irigoin
La ley puede llegar a ser declarada inconstitucional, eso depende de los procedimientos y las interpretaciones que se den en el transcurrir de los días posteriores a ser aprobada. El borrador puede ser modificado por el Ejecutivo previo a su presentación, en la negociación abierta que tiene en la interna de esta nueva coalición multicolor. Lo que no va a cambiar es lo que ya hizo, presentar un programa de gobierno transformado a la fuerza en un borrador de un proyecto de ley de urgente consideración.
En este documento se expresan las bases generales mediante las cuales el oficialismo intentará implantar una forma de gobernar y un país.
Podemos desmenuzarlo artículo por artículo, pero nos parece interesante analizar el mensaje entre líneas y quedarnos con aquellas intenciones manifestadas en el texto de una forma u otra y que no podrán cambiarse, ni menos disimularse.
En ese sentido podemos decir que la redacción y la visión filosófica detrás del documento tiene como premisa que hay ciertas situaciones que son de tal emergencia que no ameritan ser discutidas con más tiempo ni de forma específica. Así quedan a un mismo nivel de urgencia, la libre competencia en el mercado de los hidrocarburos como mantener el número de celular si se cambia de compañía o legislar los chorizos artesanales.….no hay más que noventa días y no vamos a poder discutir en profundidad cuestiones que nada tienen que ver entre sí: cómo cambiar radicalmente la orientación en la educación, restringir la libertad de huelga, reprimir manifestaciones a criterio policial, eliminar la posibilidad de estudio y trabajo a los menores infractores, modificar la regla fiscal.
¿Qué política de Estado se puede hacer sin discutir ni escuchar a la mitad de los representantes nacionales?
Otro concepto que no podemos compartir es que la cantidad de artículos sea un elemento positivo como se ha querido imponer de forma mediática. La cantidad de artículos de tan variado contenido a ser tratados en escaso tiempo es un ataque directo a la Democracia. Ingresar al parlamento un proyecto de ley de urgente consideración de esta manera, no es otra cosa que intentar cumplir de muy mala forma con las reglas de juego.
Para decirlo más claro, la LUC es la forma que encontraron para hacerle una moña a la Constitución de la República: imponer por el sólo hecho de una mayoría circunstancial un cambio de paradigma económico y social que no fue planteado en la campaña, por lo menos con el radicalismo que este texto manifiesta.
La cantidad de “cucos” que se agitaron ante la posibilidad que gobierne nuevamente la derecha parece que no era tal, y hasta aparecen expresadas en el texto. “La derecha privatiza”, “coarta libertades” y “fomenta desigualdades”, ya son más que campañas, están escritas por ellos y en borradores de ley.
Otro elemento que no se podrá soslayar por más que se lo intente es que estas medidas fueron acordadas con los grupos de poder menos representativos de nuestra sociedad, que los posibles cambios que se puedan llevar adelante son negociados pura y exclusivamente entre una élite política dejando afuera de esta conversación nada más ni nada menos a quienes representamos a casi la mitad del electorado uruguayo. A una gran parte de nuestra sociedad se le da la espalda en el momento de definir el futuro de nuestro país, las organizaciones sociales tendrán menos posibilidades aún de opinar sobre los temas de “urgente consideración” del Uruguay.
En los sucesivos discursos de estos días se habla del diálogo parlamentario, la cantidad de partidos políticos representados y la predisposición del oficialismo para generar diálogo. Si no se llevan adelante acciones que sean consecuentes con lo verbalizado, no tiene sentido que lo sigan repitiendo. Lo alarmante es que no hay el mas mínimo gesto que apunte a ese lugar, ni siquiera se le presentó a la oposición el borrador oficialmente. Tienen la oportunidad en la discusión del texto de cumplir con ese discurso, haciendo a todas las representaciones políticas y sociales ser parte de esta discusión, están a tiempo y ahora tienen la mayoría para quitar elementos de la ley y discutir con el conjunto de la sociedad.
Algo que merece un capítulo aparte es la clara manifestación de qué es lo urgente y que no lo es,para el nuevo gobierno. Como análisis general es notoriamente claro que no entran en las urgencias para el gobierno de Lacalle las conquistas de nuevos derechos, ni el fortalecimiento del Estado ante un mundo avasallante, ni la convivencia ciudadana, ni la creación directa de trabajos de calidad, ni la transparencia de la gestión del Estado, por mencionar algunos puntos que si fueron prioridad en los gobiernos del Frente Amplio. Las prioridades del Poder Ejecutivo distan del proyecto que propusimos como Frente Amplio en la campaña y estos 15 años.
Hay dos modelos de país, y este borrador lo deja en evidencia.
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