Ricardo Pose
“Las primeras acciones del Ministerio de Jorge Larrañaga, busca cumplir con un viejo anhelo de la Derecha política uruguaya, expresada en “se acabó el recreo”. En ésta autoritaria visión, la persuasión no se logra por la contundencia de la presencia policial, sino por el antecedente que genera su autoritaria actuación. Vienen a disciplinar a la sociedad uruguaya”.
Era una mañana como tantas de éste verano que agoniza; J.M. prueba suerte en otra avenida de Montevideo, ofreciendo su arte de malabares por unas monedas a voluntad; durante la luz roja que detiene el tránsito dura su rutina de apenas unos segundos para tener tiempo de saludar, recoger y agradecer a los conductores que le dan unas monedas, lo saludan o comentan su actuación.
J.M estudia además, así que en algún lugar a resguardo en la vereda tiene su mochila, donde va depositando sus ganancias.
Mientras ordena cosas en su mochila, siente la presencia de un vehículo de la Republicana que se detiene a sus espaldas; sin darle tiempo de reaccionar tres agentes, dos masculinos y una femenina, le piden que se ponga contra la pared, lo cachean, le dicen marica por su atuendo y arrojan sus pertenencias al piso. Cuando se da vuelta le aprietan la cabeza contra la pared como para que no mire; le preguntan que anda haciendo y les responde que trabajando, y le dicen que eso no es un trabajo y van a sacar a todos los crotos como el,de la calle; cuando descubren un cogollo de marihuana le preguntan de donde lo sacó, le dice que lo compró en la farmacia y recibe un cachetazo en la nuca; le vuelven a preguntar donde lo consiguió y vuelve a repetir que en la Farmacia,que el Estado vende marihuana; se quedan pensando y le ordenan irse del lugar. En ningún momento le piden la identificación.
El retorno del Gallo
Durante los 15 años de gobierno frenteamplista, algunos funcionarios policiales de distintos rangos, esperaron agazapados y la mayoría de ellos en silencio, la posibilidad del retorno a conducir el ministerio , y su oportunidad para el desquite.
Pertenecen al Uruguay del disciplinamiento, la mano dura en el ejercicio de la autoridad, los del método de “disparo luego pregunto”, el cheque en blanco para el uso del gatillo fácil.
Una generación formada bajo los gobiernos de blancos y colorados, que mascaron durante eternos quince años los programas de formación de una policía prevista para ejercer la seguridad, pero sobre todo, la convivencia pacifica de la sociedad.
Por que paradojalmente, para ésta generación de “Libertad en el Orden”,del gallo en el escudo policial, su desvelo no era la presencia del narcotráfico y la cultura del delincuente emergente, sino los derechos adquiridos y consagrados por los “pichis”.
Los que accedieron a los planes sociales, (los vagos mantenidos), la población trans, los afrodescendientes, los jóvenes pobres y los pobres en general.
Hoy volvieron a ocupar su lugar en la cadena de mando, con el aval estatal para que su función sea efectiva, o al menos efectista, sin perder mucho tiempo con los derechos individuales que se puedan violentar en el procedimiento.
También la demanda de recursos humanos para engrosar las filas policiales, durante los gobiernos frenteamplistas, nutrió las fuerzas con habitantes de los mismos territorios periféricos y del interior como ha sido históricamente, solo que estos territorios aun están presentes generaciones que padecieron la pobreza económica y espiritual del neo liberalismo.
Muchos de ellos, encontraron en el trabajo de policía, un trabajo salarialmente más seguro que terminar de guardia privado de seguridad, o reponedor en un súper, y al fin lograr ser alguien, que puede imponer autoridad.
No es casual, que en estos primeros días de marzo, el nuevo accionar policial probara su fuerza contra la población que claramente, no pertenece al mundo de la delincuencia.
Fue notorio el cambio en el humor de este sector de uniformados y retirados policiales, a partir del resultado electoral de octubre del 2019, y llegando a niveles de éxtasis luego de noviembre.
Fue de noviembre a marzo que la gran prensa seguía con el ritmo impuesto de difundir los hechos delictivos, pero la sensación en la calle, era de estar ante un fenómeno incontenible, o con la que no se contaba con los mismos esfuerzos, por parte de algunos funcionarios policiales. Fue una breve época de hacer la “venia y la plancha”, recibir órdenes y no cumplirlas.
Inventando Trabajo
Los jóvenes han sido los mas golpeados por las políticas neo liberales; siguen siendo los principales excluidos de un contraído mercado laboral.
Han debido inventarse laburo; los menos capacitados y sin oportunidades, muñidos de un pequeño lampazo y una botella de medio litro de agua con jabón, salen a limpiar vidrios, o a recoger basura para clasificar, cortan pasto, limpian zanjas, lechucean en el mercado agrícola, integran cuadrillas de distintas zafras; otros tan jóvenes como ellos pero con alguna oportunidad de educación y familia trabajadora, encontraron en el arte callejero una veta de realización personal y una fuente de ingresos.
La antropóloga Cristina Nieto explica con respeto a quienes realizan arte callejero: “lo que las nuevas autoridades no están contemplando , es que su visión sobre lo que simbólicamente son los pobres, es anticuada y superada por la realidad en todo el mundo; los jóvenes que realizan arte callejero en su enorme mayoría son hijos de sectores de clase media y algunos ,su nivel de instrucción es pre o literalmente universitaria. Persiste en el imaginario colectivo de las nuevas autoridades que responden a los intereses de los sectores mas conservadores de la sociedad, un concepto erróneo de lo marginal, un estereotipo de lo estético, por eso creen identificar en la forma desalineada de vestirse, en la gorrita y en los tatuajes el peligro, pero lo mas grave, es que siguen asociando lo marginal a la delincuencia”.
Todos somos Cuasimodo
En febrero de este año como un anticipo, dos jóvenes fueron golpeados por efectivos del PADO en Salto, y fue la denuncia pública de una situación constante en el departamento del norte.
El 2 de marzo asumió Larrañaga, y el tres soltaron “cadenas y bozales”.
Anunciaron como la gran originalidad, que saldrían a pedir identificación y que quienes andaban derecho no tenían por que temer.
Las redes, las redacciones de medios de comunicación, la fiscalía y el Instituto nacional de derechos humanos y otras ONG por la defensa de los derechos civiles, empezaron a recibir denuncias de abusos policiales.
Pudimos conocer de primera mano y contra la piel, el amplio universo del concepto, apariencia delictiva.
Cerca de 12 denuncias llegaron a fiscalía, pero los relatos que no se formalizan en denuncia pública o mediática se cuentan por centenas.
Si algo hay que reconocerle al nuevo gobierno, es que habiendo perdido la reforma constitucional de “vivir sin miedo”, lograron un miedo mucho más abarcativo. Salir a la calle pasó a ser una experiencia cargada de adrenalina para los más jóvenes, que pueden ser arrebatados, rapiñado o reprimidos.
El ministerio del interior se ha convertido en el brazo ejecutor de la cobarde maldad que asesinó al artista callejero Felipe Cabral en Punta Gorda, o del que electrificó con 220 un alambrado en Soriano.
La primera lectura de éstas medidas que parecieron mas tendientes a demostrar su capacidad operativa, es la tensión generada en la sociedad; una tensión alimentada por algunos excesos policiales , que no se puede generalizar, y una cierta resistencia a los procedimientos de “pesado”, que tampoco se puede generalizar.
El ambiente quedó cargado de una atmósfera represiva; para la anual marcha del 8 de marzo, las organizaciones feministas debieron prever protocolos de seguridad ante las posibles medidas policiales.
De lo que si debemos cuidarnos, es de los exagerados o falsos testimonios.
No se trata de restar credibilidad a la función policial, sino encauzarla contra la delincuencia.
Te espero con Mate
Sino fuera un hecho tan patético seria gracioso; el 10 de Marzo el ministro Jorge Larrañaga anunció con bombos y platillos, en una estrategia mediática de la Seguridad, que para el 11 de marzo se llevaría a cabo un operativo de alto impacto, contra las bocas de paste base.
Recordaba a aquel sindicato que anunciaba con 24 horas de anticipación, los paros sorpresivos.
La euforia de la victoria, las notorias dificultades para instalar los equipos de trabajo, el tiempo perdido en las purgas contra las viejas plantillas de autoridades en los ministerios, tal vez sea la causa de éste método artesanal de gestión.
En los primeros diez días de gobierno, las nuevas autoridades actúan como el “niño de ojos vendados” que no atina a pegarle a la piñata.
Hasta ahora no han podido cumplir con sus promesas de campaña en tiempo y forma; la Seguridad Pública ofrecida, no ha generado aquel temor en los delincuentes, que proponía Lacalle Pou; varios ministerios y entes siguen sin nombrarse sus directores; la LUC no llega al parlamento y las tarifas publica son suben; en realidad, lo de Larrañaga es una perla más del mismo bochorno.
Por si acaso.
Además de “andar derecho”, conviene no andar solos y tener algunos números de teléfono a mano; 1948 es el del Instituto Nacional de Derechos Humanos; las denuncias por abuso de funciones de parte de funcionarios policiales se deben realizar en la Fiscalía, o en cualquier organismo que legalmente pueda acceder a la misma. Avisa siempre a tu familia de tus salidas y horarios de llegada.
El recreo era para jugar.
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