Américo Rocco
22 de marzo de 2020
Decía Goethe, que a veces el fenómeno se acerca mucho a la idea y llega a reflejarla casi exactamente. En lenguaje materialista diríamos que en ciertas circunstancias el fenómeno refleja muy claramente la esencia, o que el fenómeno muestra en superficie los elementos determinantes, que generalmente se presentan ocultos, mediados, escondidos entre otros elementos accesorios, coyunturales, episódicos, accidentales.
La circunstancia de la pandemia del coronavirus causante de la COVIP 19 ha hecho aparecer en primer plano, como fenómenos, algunas cuestiones de fondo, estructurales, esenciales del capitalismo, que en tiempos menos agitados pasan desapercibidas, ocultas, mediadas e incluso exitosamente disfrazadas por la ideología dominante.
Se viven momentos en que elementos esenciales del sistema se muestran tal cual son, sin adornos, sin disfraz, sin falsos reflejos.
Carmela Hontou es la clase dominante al desnudo. No hace falta hacer ningún esfuerzo de abstracción para sacar conclusiones.
Gente de la misma clase se comporta de igual modo en los Hamptons (barrios de super lujo de uso vacacional en Long Island, en las afueras de Nueva York) y hace indignar a los residentes permanentes, quienes están acostumbrados a atenderlos sin mayores contradicciones en temporada de vacaciones.
La ideología retardataria de los pentecostales, nuevo soporte superestructural del capitalismo de la época, se expresa de modo impactante, hiriendo todas las sensibilidades y el sentido común, en la irresponsable promoción del no acatamiento a medidas sanitarias, identificadas con “Satanás”.
Un ministro neoliberal francés considera posible la estatización de empresas con problemas financieros a causa de la paralización de la economía.
Los Estados dejan de lado la máxima neoliberal que proclama su “achique”, asumen nuevas responsabilidades y amplían su radio de acción.
Trump, que quiere comprar la vacuna que sea exclusiva para los EE.UU., muestra sin tapujos que el humanismo y el capitalismo no se llevan bien.
Cuba acepta recibir cruceristas del Reino Unido afectados por el virus, quienes habían sido rechazados por gobiernos capitalistas de la región y los devuelve a su país de origen por medio de una compleja operación logística y sanitaria.
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