Los desafíos que enfrentamos para poner a la Argentina de Pie
Daniel Menéndez 1
En Argentina estamos saliendo de 4 años de macrismo, ejemplo paradigmático de la reinstalación de un esquema social neoliberal, que nos ha dejado una delicada situación social y económica, una deuda impagable cuyo fin real ha sido la especulación financiera, pocas perspectivas de crecimiento, más de un tercio de la población en situación de pobreza y la aparición del hambre como problemática trágica. Nos llevaban directo a un abismo, con riesgo grave de fractura social. Pero logramos construir en unidad una nueva propuesta política, que ganó con contundencia las elecciones del año 2019 y permitió la llegada de un nuevo gobierno popular.
Sin embargo, sabemos que bordeamos el precipicio al que nos condujo el gobierno anterior, pero tenemos por delante un camino difícil y desafiante. Venimos de un 2019 con un 53,8% de inflación acumulada, debemos enfrentar una deuda pública récord en monto y concentración temporal de vencimientos. Sólo en 2020 los vencimientos de capital representan 48.968 millones de dólares, más 14.838 millones de dólares en concepto de intereses. Se destruyeron 240.000 empleos privados entre 2015 y 2019; la desocupación alcanzó el 9,7 %, la industria registra un nivel de capacidad ociosa que roza el 40 %. Llevamos 19 meses consecutivos de caída de la actividad industrial. La mitad de nuestros niños, niñas y adolescentes están malnutridos y la pobreza alcanza al 40% de la población.
Nos encontramos con un Estado estallado y achicado, tenemos que resolver el gran problema de la deuda externa, pero con la firme decisión de priorizar y acompañar a los sectores más desprotegidos. Debemos ponernos la patria al hombro, cuidar a niños y niñas, a nuestros jubilados. Garantizar el acceso a los alimentos, porque la prioridad en Argentina hoy es eliminar el hambre, mientras se buscan modos de reactivar la economía, pasándola a un esquema productivo en lugar de un modelo de especulación financiera.
Ante este escenario, la decisión del presidente Alberto Fernández de comenzar por los que peor están, marca de algún modo, la salida posible. Se trata de acompañar con la mayor cantidad de medidas a los sectores más vulnerables mientras se batalla por una negociación de la deuda que nos permita crecer primero y pagar después. Tenemos claro que nuestras fortalezas son la contundencia de las elecciones y un creciente apoyo popular al nuevo gobierno, que asume el desafío de renegociar una deuda heredada en lugar de pagarla a costa de un empeoramiento de la situación del pueblo. Es por esto que, desde los movimientos populares tenemos claro nuestro rol. Si el Fondo o los acreedores externos exigen un ajuste que ponga al país en riesgo, saldremos a la calle. La sociedad tiene que expresarse y acompañar a Alberto en la negociación para fortalecerlo y que pueda batallar.
Nuestro gobierno se encuentra sólido y unificado, aún siendo una coalición. Nos unen las certezas sobre lo que es necesario hacer y qué priorizar. Mientras que la oposición, luego de su salida bastante rápida del poder -ya que no pudo sostener un segundo mandato consecutivo- no logra reordenarse y consolidarse, establecer con claridad un liderazgo y asumir un rol más activo en el escenario político.
Esa necesidad de pensar en quienes menos tienen implica que algunos sectores, fundamentalmente aquellos que más se han beneficiado en los años anteriores con ganancias extraordinarias, tendrán ahora que aportar al desarrollo del país y a la salida de tamaña crisis social. Las retenciones al campo son un elemento central de análisis. Un incremento en el impuesto a las exportaciones de soja, segmentado y progresivo, puso otra vez a este sector en pie de guerra. Sin embargo, a diferencia de momentos anteriores, en los cuales llevaron adelante duras protestas, que en algunos casos han significado perdidas de alimentos, leche licuada tirada al costado de las rutas, no parecen ser posibles ante el consenso mayoritario de la sociedad, que comprendió que el tema del hambre es la causa principal. No es claro tampoco que las entidades agrarias tengan hoy una posición unificada, sino todo lo contrario. De todos modos, no es algo que debamos subestimar, ya que son un sector poderoso, poco empático y solidario en relación a las necesidades de las mayorías de nuestro país y podrían convertirse en un espacio de reorientación de una oposición conservadora, con capacidad de generar movilización desde la derecha, como sucede en otros países latinoamericanos.
Por otra parte, padecemos desde siempre un gran problema relacionado con el acceso a la justicia, una justicia vergonzosa, empantanada en el chiquero que han generado los jueces que mayor poder detentan en un vínculo promiscuo con la política. El ejemplo paradigmático es el caso de la dirigente social, Milagro Sala, que es, sin lugar a dudas, una presa política. El Gobernador Gerardo Morales intervino directamente en la justicia provincial para encarcelarla. El Gobernador de Jujuy necesitaba desarticular a la Tupac Amaru, para construir un esquema de poder en la provincia. Para eso utilizó todas las herramientas del Estado, incluso del Poder Judicial. Se hace imprescindible, como anunció el Presidente Alberto Fernández, avanzar en una reforma judicial. Entendemos que asumir esto es una decisión histórica, necesitamos una justicia independiente, seria y capaz. Que deje de ser parcial y de aliarse con poderes de turno para jugar en la política y se encargue de hacer su trabajo que es hacer justicia, de modo independiente y respetando los principios básicos de la división de poderes, las garantías constitucionales y la igualdad ante la ley. Del mismo modo, replantear el rol de los servicios de inteligencia para que no tenga un rol represivo, persecutorio o compulsivo y dejen de ser una mafia al servicio de diferentes intereses espurios, es central para construir un país con más y mejor democracia, más y mejor justicia.
Otro gran logro es la firme decisión de avanzar hacia la legalización del aborto mediante el envío del poder ejecutivo de un proyecto al Congreso Nacional, que vuelve a generar esperanza en esa inmensa marea verde de mujeres empoderadas que lograron visibilizar la necesidad de ampliación de derechos, la denuncia permanente del derecho a una vida libre de violencias y a la potestad de decisión sobre sus propios cuerpos. El tema del aborto es, sin lugar a dudas, un eje central de una política sanitaria, de salud pública. Se trata de evitar muertes de mujeres y en Argentina, este año el Aborto Legal, Seguro y Gratuito SERÁ LEY.
Estamos convencidos y convencidas de que la unidad y el nuevo gobierno que inició hace apenas 3 meses, será de suma importancia para desequilibrar una hegemonía neoconservadora en la región y sacar a nuestro país a flote. Como movimientos populares vamos a ser parte activa del diseño y la implementación de políticas públicas que pongan a la Argentina de Pie, defiendan su soberanía y den inicio a una nueva etapa, sobre la base de la esperanza construida en estos meses, desde las elecciones a esta parte, esperanza que debemos ampliar con hechos, con acciones y con políticas efectivas. No será fácil, pero hemos pasado momentos peores y salimos adelante, con la fuerza de un pueblo que siempre da pelea y la unidad política necesaria del campo popular.
1 Coordinador Nacional del Movimiento Barrios de Pie y Subsecretario de Promoción de la Economía Social y el Desarrollo Local del Ministerio de Desarrollo Social
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