Martin Nessi
En la Fenomenología del espíritu Hegel desarrolla la conocida dialéctica del amo y el esclavo, expresa las relaciones referente a la dependencia y el poder entre los seres humanos. Pensar cómo se construyen esas relaciones es de por si acción concreta y un desafío desde el punto de vista analítico que determinara nuestra praxis, de hecho la forma en que analizamos es una práctica y una acción concreta que determinara nuestras acciones futuras.
El carácter finito del ser humano ha marcado sin dudas estas relaciones, de no morir, las relaciones entre los seres humanos serian totalmente diferentes. Hay quienes sostienen que, el carácter finito del ser humano fue entre otras razones lo que llevo a este a dar cobertura a los elementos materiales que pudieran sustentar y garantizar su existencia, que pudieran prolongarla y hacerla más satisfactoria .La filosofía está atada a la historia humana, la filosofía lejos de ser abstracta es más que nada terrenal forma parte y depende de un tiempo y un contexto, es parte de la evolución o involución de los pueblos y hoy la precisamos fuertemente para ser capaces de tomar buenas decisiones.
El ser humano, filosofía en tiempo de pandemia y también después
Ahora bien volvamos al amo y al esclavo, en este momento en la relación parece haber un amo que rompe con la dialéctica y se sitúa por encima de todos: el COVID 19, nos hacen creer que él manda y ahí otra vez la cuestión del poder, el dolor y la muerte aparecen. Sin embargo sin cuerpo no hay virus.
Es cierto además que el virus no distingue clases sociales y puede atacar a pobres y ricos por igual, tan cierto como que hay personas que pueden cumplir con el aislamiento por tener espalda desde el punto de vista económico, psicológico y social para hacerlo como que hay una gran cantidad de personas que no puede cumplir con ese aislamiento de forma voluntaria sobre todo en tiempo prolongado si no tiene respaldos por parte de la sociedad y el estado. De hacerlo así, sin respaldos, tiene en forma probable el mismo destino en un horizonte más cercano que el esperado que con algún virus, este que nos ataca hoy o incluso otros más fuertes, sin respaldo y sin ingresos la desidia, el olvido, la enfermedad (física y mental) el hambre y la muerte están ahí nomás. Es necesario entonces pensar en medidas de aislamiento que eviten que la gente muera en manos de un virus a la vez que se evite también la muerte por desnutrición o depresiones. El mundo del capital y un auge de gobiernos neoliberales amplían estos problemas y nos pone en estas encrucijadas, liberalismo, neoliberalismo y el capital tienen su forma económica, su forma política y por supuesto que también han tenido y tienen sus pensadores capaces de justificar lo injustificable.
Algunas preguntas en tiempos de aislamiento.
¿Acaso debemos resignarnos a pensar con una postura totalmente cínica que los recursos para evitar tratar esta y otras enfermedades cuando sea necesario no están? o ¿tenemos que sincerarnos y decir: los recursos están pero están acumulados en pocas manos y debemos de encontrar los mecanismos para que los que tienen la mosca la larguen y los recursos y la riqueza se desconcentren? Otra pregunta podría ser la siguiente ¿para que generamos riqueza y para que objetivos el sistema las acumula? ¿Es lógico que haya que definir entre uno u otro para usar un respirador o para tener atención médica adecuada como si no hubiera recursos para que esto no suceda? ¿Hay que naturalizar lo anterior y aceptarlo como una condición impuesta por el destino? ¿Vale destrozar el planeta y derrochar nuestros bienes naturales para utilizarlo en cosas sin sentido más que el de hacer millonarios y darles el poder a un puñado de viejos y sus hijos? Hubo de llegar una pandemia para ver que le metimos mucho tiempo y recursos a sofisticar los celulares y nos olvidamos de las cosas que realmente importan.
Esto no es nuevo, el sistema que actualmente gobierna el mundo se dedica a acumular capital en pocas manos y entre otra cosas ha condenado desde hace rato a un continente entero a vivir de pandemia en pandemia pero como la cosa se quedaba ahí no había problema. Ahora vemos nosotros lo que a otros les toca.
Somos capaces de reforestar las tierras más áridas y limpiar los ríos si queremos pero nos empecinamos en clavar los bosques de pico y contaminar toda agua limpia que ande en la vuelta para terminar consumiendo estupideces.
Terminamos otorgando el ejercicio de poder de definición de cuestiones fundamentales como la vida y la muerte a un puñado de personas consumiendo cosas que al cabo al día de hoy ni extrañamos, capaz que haya alguno ya atrofiado del todo que este extrañando y precisando en su vida algo material e inerte antes que el beso de una sobrina, de una hija, el abrazo de un padre o una madre y la charla con un amigo. Probablemente que sí, que haya de esos pero probablemente muchos otros y otras nos estemos dando cuenta que en realidad por estos días andamos precisando otras cosas.
El miedo como norma y la cultura como respuesta.
El miedo al igual que el virus necesita cuerpos donde alojarse, transmitirse y someter. Informarse sin entrar en pánico es tarea fundamental por estos días, para eso es necesario que definamos canales de información como válidos y dejemos por fuera al resto. Tanto la información como los contenidos que consumimos son importantes en esto. Tenemos una posibilidad hoy de acercarnos más a nuestra cultura y contenidos, hay opciones varias para ver a artistas y producciones nacionales y latinoamericanas, sin embargo la película más visto hasta ahora por uruguayos y uruguayas fue la hollywoodense Contagio. Esto también debe cuestionarnos porque desde el confinamiento incluso seguimos alimentando a los mismos de siempre y a partir de allí, de ese poder que damos ponen el marco del “lamentablemente los sistemas de salud colapsan y no hay recursos” como algo natural y de aceptada referencia.
Cuestionemos y cuestionemos fuerte lo que nos está pasando porque ya hace rato que el capitalismo demuestra que lo que menos interesa es el ser humano y que hemos generado un sistema donde no hay mundo feliz posible salvo uno exclusivo, elitista, programado, donde solo existan pobres para servir a los ricos y se los haga sentir tan felices que ni se cuestionen la condición de su existencia.
¿Filosofía para qué?
Para la acción siempre.*
En próximos artículos hablaremos del papel de la política, las movidas solidarias que se vienen generando y desarrollando en los distintos barrios, el rol del estado, el gobierno nacional y más concretamente de algunas políticas que viene llevando adelante la IM (algunas ya las hemos informado por otros medios) y otras que entendemos deberán ser atendidas y entendidas en un corto plazo. ¿Cómo se llevan adelante políticas tendientes a evitar que el desangre y aporte económico ante la eminente crisis caiga solamente en algunos sectores? ¿cómo vamos a actuar por ejemplo en cosas bien concretas?, ¿qué va a pasar cuando (por ejemplo) en nombre del dios mercado y la propiedad privada se empiece a querer expulsar de los lugares donde hoy viven aquellas personas que no puedan seguir pagando un alquiler? y algunas otras políticas concretas que nos parece deberemos atender en el corto y mediano plazo serán parte de nuestra comunicación en el futuro inmediato. A decir verdad, esa era la intención inicial de este artículo pero al comenzar a escribir surgió la necesidad como antesala a esos próximos artículos compartir con ustedes algunas reflexiones e ideas que condicionan la manera en la cual tomamos nuestras definiciones y las maneras como en el departamento y en el país se toman las definiciones sociales y políticas.
* Importante insistir en referencia a que el pensamiento es también una acción concreta que condicionara las acciones siguientes.
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