De la guerrilla y del tablero: Che Guevara.

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@mateamargouy

David Graña

Iniciamos este espacio, al que decidimos llamar pateando el tablero, ya que, intentaremos no solamente acercarlos al juego ciencia, sino también desmitificar prejuicios que giran en torno al mismo.

¿Es un juego difícil? ¿es un juego para intelectuales? ¿es aburrido?

Iremos develando la respuestas a estas preguntas, a al vez que acercaremos a figuras que, sin ser ajedrecistas profesionales tomaron a este juego como compañero de vida para los momentos de ocio… y no tanto.

Compartimos con ustedes una anécdota de de Ernesto Guevara, quien fuera no solamente un muy buen jugador sino también, un propulsor y difusor del juego, y que lo pinta de cuerpo entero respecto a su magnética personalidad y su afán de hacer del ajedrez un emblema de la revolución.

Entre su multifacético accionar el Che promueve el desarrollo del ajedrez en Cuba y Latinoamérica por lo que fue incluido en el Libro de Oro de la FIDE y nombrado caballero de la FIDE.

El primer Gran Maestro cubano Silvino García, nos cuenta lo siguiente:

» En 1961 tuvo lugar el torneo entre entidades estatales, una propuesta del Che con el fin de promover la masificación del ajedrez entre los trabajadores, evento que cedió espacio además a los escasos clubes ajedrecísticos que entonces había en La Habana. En aquel entonces yo no pertenecía a ningún club ni era un trabajador como tal, solo jugaba en una peña ajedrecística que se formó en los portales del entronque de Cuatro Caminos, donde sin pedir permiso a nadie, me había plantado con una carretilla a vender naranjas a los transeúntes que iban de paso. Conociendo la convocatoria de ese evento alguien tomó la iniciativa de ofrecernos para representar una fumigadora cercana, y así tuve la oportunidad de participar en mi primer evento ajedrecístico que el Che inauguró y visitaba con frecuencia siguiendo el curso de los resultados.Un día me vio jugando partidas rápidas con un juvenil muy talentoso, José Carlos Menéndez, que me las gano todas. ¿Cuándo nos volvimos a encontrar ese día me pregunto?: ¿ganaste alguna? ¡ninguna! le respondí. Esa misma tarde, cuando lo escuchaba hablando con los allí presentes, me di cuenta que estaba en presencia de un ser muy singular, que hablaba en un lenguaje extraño para los que sufrimos las miserias que antecede al triunfo de la Revolución, un ser que se preocupaba por ayudar a los demás, que subrayaba importancia de la solidaridad y la cooperación y la insistencia en el nosotros, como concepto superior de las relaciones entre los seres humanos. A partir de entonces comencé a tomar en serio el Ajedrez preparándome para las competencias y progresando muy rápidamente. Yo era un muchacho de muy escaso nivel de instrucción sin demasiados horizontes en la vida y el ajedrez se me presentaba como una oportunidad de hacer algo prometedor. En 1964 fui ganando todas las competencias clasificatorias hasta llegar a la final nacional en la que comencé ganando todas las partidas. El Che iba a ver las rondas casi a diario y se detenía a ver mis partidas como puede verse en las fotos de aquel evento. Cuando al final del torneo cumplí el porcentaje que se exigía para el título de Maestro Nacional y me encontraba en el primer piso del hotel Habana Libre con mi madre, el Che entró por una de las puertas del lobby y alzando la vista como si hubiera venido a encontrarme, subió corriendo las escaleras para darme un fuerte abrazo y me decía lleno de júbilo: te felicito, te felicito. Pero yo seguía sin trabajo y con muy escasa instrucción para pretender hacer algo que no fuera el trabajo físico. Entonces sin que yo lo supiera hasta muchos años después, el Che hizo un espacio para que pudiera trabajar en el ministerio de industrias, el que vino a ofrecerme como si fuera iniciativa propia, un ajedrecista amigo que allí trabajaba en un departamento integrado por personal muy calificado en cuestiones económicas y de mercado que me ayudaron muchísimo. Un trabajo de verdad, con responsabilidades, tareas, exigencia y sobre todo, la obligación de estudiar y superarme.»

Les dejamos una partida de Ernesto Che Guevara con Miguel Najdorf , un gran maestro que hizo historia en Argentina y en América Latina.

El che contra Miguel Najdorf

 

 

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