Carlos Pereira Das Neves
El pasado fin de semana las redes nos advirtieron de un enfrentamiento suscitado entre efectivos policiales y vecinos del Barrio Boix & Merino, videos y declaraciones que sacudieron nuestro encierro.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué hubo antes y después del enfrentamiento? ¿Qué es lo que tendría que haber?
Intentar responder algunas de esas preguntas es un sano ejercicio para ir más allá de una realidad cronometrada que se presta para indignaciones sinceras y forzadas, para poder ver el problema en todas sus dimensiones, las responsabilidades y cuidar entre todos el objetivo máximo de una convivencia con garantías.
La manija
Venimos de una elección cuyo resultado terminó cediendo al bombardeo mediático constante de la idea de una sociedad fracturada y -encima- co-gobernada por los amigos de lo ajeno. Un ELLOS y un NOSOTROS, 2 entelequias que se construyen a partir de la diferencia y ubicando -siempre- a un otro como contrario, contrario y culpable.
Ese “ellos” fue tomando las formas de todo lo que alterase nuestra normalidad, nuestra comodidad, todo lo que se interpusiera entre la realidad que busco y la realidad que tengo. Un ellos-colectivo sin posibilidad de defenderse, que también ve como un “ellos” a ese “nosotros”, al que podemos describir de memoria su atuendo, su barrio y sus costumbres. Y no solo hablo de quienes identifican la otredad-culpabilidad en los pobres, en el “cante”, también hablo de quienes identifican la otredad en los policías, en los funcionarios que cumplen un deber para el que fueron formados y con el que se ganan su diario vivir. Muchos de los cuales desarrollan su diario vivir en el propio “cante”.
De vivos y de bobos, fuimos partícipes de la bola que llegó a vestirse de arrestos ciudadanos y linchamientos, que se vistió de necesidad de partidos políticos cuya única plataforma fue hablar del delito y que -coincidentemente- confluyeron en una coalición que hoy nos gobierna, que hoy propone determinadas “libertades” en los procedimientos policiales que pueden llevar a muchos “desbordes”.
Los hechos
El sábado empezó a gestarse el malestar cuando la policía entró al barrio persiguiendo una moto robada, la lluvia de piedras cayó sobre el móvil y los efectivos policiales que subían la moto al patrullero. Procedimientos y respuestas que suelen suceder, presencia policial que se nota y que no genera mayores inconvenientes.
El domingo, muchos jóvenes se encontraban jugando al fútbol en la plaza que está en el centro del barrio. Y acá un parate. Y acá hablemos de los dobles y triples mensajes de este gobierno, que no quiere cuarentena obligatoria pero exhorta a la gente que sea consciente, que exhorta consciencia pero no brinda herramientas, que no brinda herramientas pero manda a la policía. La policía indicó a los jóvenes que no debían aglomerarse y nuevamente la danza de piedras, balas de goma y balas de verdad, de ambos lados. Los videos, que por suerte existen y a partir de ellos se pueden realizar las investigaciones correspondientes, mostraron a los policías disparar -repudiablemente- sobre las viviendas con niños en ellas y juntar la evidencia, pero no dieron cuenta de que un policía también fue alcanzado por balas que salieron de las viviendas.
El lunes trajo consigo un mega operativo en el que se rodeó el barrio y coches blindados, cual estado de guerra, ingresaron en las calles vecinales y llegaron hasta las inmediaciones de la Olla Popular que alimenta a los más necesitados en esta situación de pandemia y aislamiento social. Los organizadores de la Olla permanecieron en el lugar definido para la tarea, sin querer en el medio entre la policía y quienes la enfrentaron utilizando a la Olla como un escudo.
Intentemos no resbalar
Es difícil opinar sin estar, debería ser aún más difícil utilizar los acontecimientos para marcar perfil. Los vecinos no quieren estos enfrentamientos y menos quieren que nosotros nos saquemos cartel con los mismos, sobretodo cuando lo hacemos sin tener en cuenta que avivando el fuego los únicos quemados serán los vecinos a quien “pretendíamos” defender, por quienes “pretendíamos” hablar.
No es tiempo de sacar partido, mirando a 20 metros. Es tiempo de organizarnos, organizarnos y ayudar a organizar, porque los problemas surgieron por la pandemia y la incapacidad de este gobierno, y se seguirán profundizando con la aplicación de la Ley de Urgente Consideración. La única manera de salir adelante, hasta tanto el gobierno no empiece a gobernar para todos (difícil pa’ Sagitario), es con el pueblo y entre el pueblo.
Compartimos con otras expresiones de la izquierda la necesidad de resolver los problemas estructurales de este sistema y lo hacemos completamente alejados de quienes llevan adelante las prácticas del “cuanto peor, mejor”, entendiendo que somos trabajadores quienes vivimos en los barrios y trabajadores son también quienes utilizan un uniforme.
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