La educación pública en disputa. El conservadurismo metido a educador.

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@mateamargouy

Colectivo Mate

En la última sesión de la Cámara de Representantes y mientras el Parlamento Uruguayo tiene poco más de un mes para discutir 500 artículos que modifican sustancialmente lo que se construyó en los últimos 15 años, asistimos a una intervención en la media hora previa del diputado de Cabildo Abierto Sebastián Cal, que nos llama poderosamente la atención.

El video que hoy circula por las redes a modo de chiste, muestra al diputado pretendiendo analizar a partir de quejas que le hacen llegar sus conocidos, contenidos de libros escolares y acusando a los anteriores gobiernos de violar la laicidad y promover la rebeldía ante los padres.

Más allá del papelón, la mala acción desnuda la intención.

No es el primer intento de la derecha en Uruguay de denunciar intenciones ideológicas en propuestas educativas,haciéndolo a partir de  sus prejuicios, también ideológicos por cierto.Sin fundamentos pedagógicos ni didácticos u otro tipo de  conocimiento sobre el tema del que se muestran indignados, intentan instalar permanentemente discursos de odio y discriminación sobre un currículum escolar que pone a los derechos de niñas y niños como centro.

“A mis hijos los educo yo” y otras movilizaciones para la eliminación de la educación sexual no han llegado a buen puerto en el Uruguay Republicano. En parte por la tradición uruguaya batllista y la importancia de la educación laica como principio vareliano precedente,ninguna doctrina religiosa ha sido capaz de determinarnos una moralidad en particular.

Justamente, el “problema” de la laicidad para el diputado en cuestión lo moviliza hasta el punto de nublarle la vista y  en una página que dice literalmente que se trata de un cuento y un mito,señala que falta la aclaración de ser un cuento y un mito. Dejando entrever que las anteriores autoridades que posibilitaron la existencia del libro, así como sus autores, hayan tenido la intención de que niños y niñas creyeran que la historia de la civilización la va a explicar un chamán guaraní. Y ya de la nada el diputado, aprovecha para señalar que si se hubiese tratado de cristianismo hubiese sido cuestionado. Queremos contarle que hay libros aprobados en el período progresista que tiene transcriptas partes enteras del Génesis, se las acercamos si desea informarse más de lo que se ha hecho.

La laicidad molesta, porque nos pone en pie de igualdad a todos y desnuda supuestos muy fuertes para algunos sectores. O eso parece.

En el Parlamento la “media hora previa” es utilizada para denunciar, difundir, o validar información que sirva para lograr modificar algo: posturas, conductas, decisiones políticas de diversos organismos. Claro que quien no vea la viñeta del caricaturista argentino o la nota de el diario El País de Madrid a la que hace referencia el libro, le puede parecer que lo planteado es serio y preocupante, y por tanto era pertinente la alocución.

Lo realmente preocupante es que las falaces palabras disfrazadas de argumentación vertidas por este Representante Nacional son un grano más de arena de todo una construcción discursiva de Cabildo Abierto y sectores neoevangélicos vinculados al Partido Nacional que buscan promover una educación del Siglo XIX: enciclopedista y desconocedora de las infancias.

 Nada muy autóctono, pero sí muy similar a la ministra de educación de Bolsonaro o a las campañas de la ultraderecha española -VOX- donde buscan aparentes “puntos débiles” de la educación para infundir el miedo en las familias, del “riesgo” a que el Estado les pudra el futuro a sus hijos e hijas.

Más allá de los envases importados y de campañas imitadas, la utilización de la estrategia del espanto o del enemigo interno no es nueva -lamentablemente- bajo el sol de la Banda Oriental.

Para finalizar y pensar en clave de Educación, además de llevar agua para su molino  y de la falta de conocimiento técnico, esta pequeña intervención en la casa de las leyes ha sido: una apología al pensamiento lineal, un berrinche contra el desarrollo del pensamiento abstracto, y la utilización de contenidos escolares elaborados por el Estado (y no por editoriales extranjeras) para sacar un rédito político que no se sostiene con argumentos coherentes.

La “preocupación” por  los  libros hechos por equipos de profesionales de la educación, mayoritariamente  con doble titulación y méritos de sobra para producir esos textos,  que además se enmarcan en el Programa Escolar que en 2008 recibió el aporte de miles de docentes, carece absolutamente de seriedad.

La educación está en riesgo.  Desde la Ley de Urgente Consideración, hasta estos planteos que hoy toman lugar en el gobierno de derecha.

Por ahora al diputado sólo podemos decirle que si esta “crítica pedagógica” fuera parte de un examen de cualquier instituto de formación docente, lo hubiera perdido con la nota mínima.

Puede y debe rendir más. Estudie para la próxima.

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