Susana Tesoro
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro se plantó ante el pueblo que representa para dictar las reglas en cuanto a expandir el uso de la cloroquina como fármaco eficaz contra la Covid-19. Se trata de un medicamento contra el paludismo promovido por el mandatario estadounidense Donald Trump, en pacientes con coronavirus, a pesar de la falta de evidencias clínicas sobre su eficacia.
Bolsonaro en su afán por seguir a pie juntillas lo que ordena su amo Donald Trump, ha estado promoviendo un medicamento, sin tener nociones como médico ni como científico, sin tener siquiera en sus manos el aval de algún profesional de la salud o de la ciencia que valide si propuesta.
Lo peor de todo esto es que a tan tamaña barbaridad solo harán caso las clases más desposeídas, que verán en un frasco de tabletas la cura o el impedimento de contagiarse, pues es este sector de la población el que no tiene acceso a consultas médicas, ni dinero para hacerse un PCR (pruebas para detectar el virus). Desde el punto de vista sicológico la gente se calma, pero la realidad dice cada día que la afirmación de Trump y Bolsonaro es falsa, pues Brasil ha confirmado más de 291 mil casos de coronavirus, la tercera mayor cantidad de infecciones a nivel mundial después de Estados Unidos y Rusia
El país ya utilizaba la cloroquina en pacientes con la Covid-19 hospitalizados en estado grave. “Aún no hay evidencia científica, pero se está monitoreando y utilizando en Brasil y el resto del mundo”, declaró Bolsonaro en su página de Facebook. El mandatario ha comparado al virus con una “gripita” y ha tenido diferencias con los gobiernos locales sobre sus medidas de confinamiento.
El anuncio de Bolsonaro se dio a conocer un día después de que la cifra diaria de muertos alcanzara un nuevo máximo histórico con más de mil 100 fallecidos.
Trump ha alentado a tratar la Covid-19 con hidroxicloroquina, un fármaco, según él, considerada menos tóxica y más efectiva que la cloroquina. El presidente estadounidense afirmó que estaba consumiendo el medicamento como medida preventiva, algo que sería bueno comprobar. No hay estudios sensatos que hayan descubierto que alguno de los dos fármacos sea seguro o eficaz para prevenir o curar la enfermedad. Tantos científicos que en el mundo investigan sobre vacunas y medicamentos no pueden estar equivocados.
Como es sabido, Bolsonaro es un ferviente admirador de Trump a quien considera su guía y mentor. Las nuevas directrices de Bolsonaro fueron avaladas por el ministro interino de Salud de Brasil, el general Eduardo Pazuello quien carecía de experiencia en el ramo antes de aceptar tamaña responsabilidad.
La designación de Pazuello ocurrió luego de que el entonces ministro, Luiz Henrique Mandetta, fuera despedido por expresar su apoyo a los gobernadores estatales que ordenaron el cierre de los negocios no esenciales e implementaron otras medidas para combatir al virus. Ya son varios especialistas los que han había tenido desacuerdos públicos con Bolsonaro sobre el uso de la cloroquina.
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