Ahora todo está claro

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@mateamargouy

Rodrigo Barbano

En ámbitos de relaciones internacionales se usa el término ‘forum shifting’ para referirse a un país que siendo parte de una organización (por ej. OMC), comienza a tener resistencia a sus políticas o iniciativas y mueve los temas de negociación a otros espacios más proclives a aceptarlos.

Estados Unidos es experto en esta práctica, creando espacios funcionales a su política exterior y luego descartándolos, cambiandolos o desacreditándolos cuando la dirección del viento cambia. Es así cómo EEUU creó la OEA en 1948 y logró la expulsión de Cuba en 1962 ante la opción cubana hacia el socialismo, lo cual a juicio de la mayoría de los países miembros, ‘rompía la unidad y solidaridad continental’. Esto inauguraba una serie de ataques políticos, militares y económicos contra la Isla, continuados por la invasión fallida, la ley de endurecimiento del bloqueo económico facturada por los legisladores del país del norte Jesse Helms y Dan Burton y tantas otras.

Y hablando del bloqueo y ámbitos internacionales, en el 2019 EEUU tuvo un nuevo revés en la votación anual de las Naciones Unidas, en la cual 187 se declararon contra el embargo y sólo 3 favor, que incluyeron además de EEUU, al Israel de Netanyahu y al Brasil de Bolsonaro. No obstante esta cifra abrumadora, el país del norte elige qué espacios sacraliza como la voz del mundo civilizado y cuales ataca desacreditando su integración, o desconociendo su jurisdicción.

Y hablando de desconocer jurisdicciones, en las últimas horas se conoció la resolución presidencial del mencionado país, por la cual se va a sancionar a funcionarios de la Corte Penal Internacional (y a sus familiares) que investiguen o enjuicien soldados por sus acciones en Afganistán. También extiende la protección a los aliados estadounidenses que puedan haber cometido crímenes, entre los que mencionó explícitamente a las tropas israelies.

Es decir, se perseguirá a quienes inicien investigaciones sobre las torturas y asesinatos por parte de las fuerzas militares estadounidenses en las prisiones militares de Afganistan, las violaciones a civiles y masacres ocurridas por todo el país durante la ocupación, demás crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos.

Porque claro, la Corte Penal Internacional es un espacio no reconocido por los EEUU, que lo consideran violatorio de su soberanía, tal cual lo afirmaba uno de los más fervientes opositores a la ratificación del Tratado de Roma que creó la Corte Penal Internacional, el senador por Carolina del Norte, Jesse Helms ¿les suena?.

Los pacificadores mundiales no sólo rechazan ser juzgados por sus crímenes de guerra, si no que declaran con impunidad y sin atisbo de disimulo, que perseguirán con las herramientas a su alcance a funcionarios, jueces e investigadores que osen acusar a sus soldados.

Por estas latitudes Mario Benedetti afirmaba, ‘quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será’. Es claro que la iniciativa de la Corte no aspira a tanto, si no al menos a juzgar los crímenes más atroces que el ejército de ocupación en Afganistán cometió, y que están profusamente documentados y probados.

Pero hablando de Benedetti, el gobierno de Lacalle ha aprovechado la crisis sanitaria ha cambiado el tema del Día de Patrimonio planificado como un homenaje a Mario Benedetti e Idea Vilariño, para sustituirlo por un homenaje a la medicina y a los médicos uruguayos (no al personal no médico, no al personal de limpieza de los sanatorios y hospitales), en la figura del diputado blanco y médico Manuel Quintela. Otros de los cargos ocupados por Quintela fueron la presidencia del Jockey Club de Montevideo y de la Asociación Rural del Uruguay.

Es claro que la crisis de la pandemia no solo ha permitido acallar la protesta social, bajar salarios, subir el iva y votar una ley quilométrica que desestructura el estado de bienestar, debilita las empresas públicas y legaliza el asesinato para defender la propiedad, si no que de paso, -bomba de humo mediante- avanza sobre los símbolos culturales uruguayos que son nacionales, pero que puedan estar asociados a la izquierda.

Y hablando de bombas de humo y coronavirus, la medida sobre la CPI de Trump, nacionalista y tribunera, parece ser una cuenta mas del rosario de distracciones y fanfarronerías destinadas a quitar el foco del peor manejo de una crísis sanitaria en el país del norte que se acerca a los 2 millones de infectados y 120mil muertos, en una calamidad que está lejos de ser controlada.

Dentro de las primeras medidas del gobierno no estuvo el mejorar el acceso a la salud a las poblaciones más vulnerables y que son las que mueren apiladas, si no, criticar a la Organización Mundial de la Salud, quitándole recursos y acusandola de ocultar información relacionada a la pandemia. Otra de las iniciativas publicitadas públicamente por el presidente, fue plantear que debía investigarse la posibilidad de ‘inyectar desinfectante’ en las personas contagiadas, ante la mirada atónita de la Ministra de Salud estadounidense. Una actitud que de tan infantil daría risa si no diera miedo, solo comparable a la actitud de Bolsonaro, que se refirió al Covid como una gripezinha mientras llamaba a sus seguidores a concentrarse en su apoyo.

Parece que Bolsonario y Trump no solo muestran su afinidad en ámbitos internacionales, si no que comparten también sus ejemplares manejos de la crisis sanitaria, la cual ha dejado entre los dos países cerca de 150mil muertes.

Pero volviendo a la CPI, curiosa forma de funcionar tienen los ámbitos internacionales de persecución de crímenes de guerra y violaciones a los DDHH, que una potencia que los ha usado para justificar invasiones, sanciones y todo tipo de políticas exteriores agresivas puedan decidir desconocer su jurisdicción y perseguir a sus miembros y funcionarios. Es evidente que los organismos de Derechos Humanos para algunos sirven solo para justificar sus políticas imperiales. Al decir de Mario “parece evidente que en ese caso derecho no significa facultad o atributo o libre albedrío, sino diestro o antizurdo o flanco opuesto al corazón, lado derecho en fin”, y finalizaba con un genial ¿no sería hora de que iniciáramos una amplia campaña internacional por los izquierdos humanos?.

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