Orlando Oramas León
Cuando Estados Unidos despotrica contra la cooperación médica internacional de Cuba, brigadas sanitarias de la mayor de las Antillas prestan servicios en tiempos de Covid-19 a ciudadanos de países cuyos gobiernos son tradicionales aliados de Washington.
Así ocurre hoy en Martinica, territorio francés de ultramar, donde 15 profesionales cubanos de la salud recibieron una calidad acogida por parte de las autoridades locales.
Los galenos llegaron a Fort de France en un vuelo especial de Air Antilles Express y fueron recibidos por el presidente del Consejo Ejecutivo de Martinica, Alfred Marie-Jeanne, y otros altos funcionarios.
Acogen con honores a médicos cubanos, tituló en su portada digital el diario France-Antilles, que destacó el respaldo que prestarán en especialidades bajo tensión en la isla, en el Centro Hospitalario Universitario y la clínica Saint-Paul.
La brigada la integran expertos en neumología, infectología, radiología y urgencias, quienes en el actual contexto podrían apoyar en la lucha contra el padecimiento provocado por el nuevo coronavirus.
Medios martiniquenses señalan que los profesionales de la salud eran esperados desde abril, en la primera misión cubana de este tipo en territorio francés, pero la llegada se dilató por trámites de visado.
Diversas voces en Martinica abogaron en los últimos meses por la cooperación médica de Cuba, entre ellas la de la senadora Catherine Conconne, quien resaltó la formación de los galenos cubanos.
Francia aprobó el decreto 2020-377, del 31 de marzo, que permite a las agencias regionales de salud de Guadalupe, Guayana, Martinica, San Martín y San Bartolomé contratar a galenos y otros expertos en salud en países fuera de la Unión Europea.
Mientras esto ocurría en Martinica, una brigada sanitaria cubana viajó a Ánguila, al este de Puerto Rico, y territorio bajo soberanía del Reino Unido.
Otro contingente cubano está en las islas de Turcos y Caicos, también territorio de ultramar británico, apoyando en el enfrentamiento a la pandemia.
Ya es bien conocido el aporte de la salud cubana en el norte de Italia, en las regiones de Lombardía y Piamonte. Los caribeños, embajadores de batas blancas, llegaron a esa nación europea en el momento más cruento de la enfermedad.
Antes, desde La Habana, llegó un grupo de médicos y personal de enfermería al Principado de Andorra.
Son realidades contra las que se estrellan los intentos de Estados Unidos por enlodar el tradicional aporte de la pequeña Cuba al mundo en materia de salud.
Aporte que en 2005 Fidel Castro ofreció a la potencia norteña cuando miles de personas sufrían las secuelas destructoras del huracán Katrina.
Fue entonces que nació el contingente Henry Reeve contra epidemias y situaciones de desastres naturales, una idea del líder histórico de la Revolución Cubana cuya valía se comprueba hoy en distintos rincones del planeta.
Ante ello el gobierno de Estados Unidos luce ridículamente solo.
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