Franco Aguirre*
El primer día de julio, el mate se hizo un poco mas amargo. Nos despertamos con noticias que no son para nada alentadoras. Un hombre muere de hipotermia en la calle por falta de asistencia. Otra muerte más en manos del patriarcado, esta vez se llevó a una adolescente de 14 años frente a los ojos de su hermano. Un allanamiento fallido, un proceder violento que desemboca en una familia inocente. Y un gobierno que tiende a ser cada vez más presente en los medios, y más ausente en los hechos.
Día a día, luego de cuatro meses del cambio de autoridades seguimos recibiendo un bombardeo de la buena gestión del nuevo gobierno. Mientras se presentan frecuentemente en los medios televisivos y prensa escrita una ejemplar gestión de la pandemia por parte del gobierno de turno, suceden hechos paralelos que no reciben otra respuestas qué: «Nos haremos responsables». En la madrugada muere de frío un hombre después de serle negada acogida en un hogar para personas en situación de calle del Ministerio de Desarrollo Social. En una de las, hasta ahora, noches más frías del año e incluso con una alerta meteorológica vigente. El hombre golpea la puerta del refugio, no había lugar para él, se enoja y lo saca la policía a la fuerza. Se acomoda bajo un techo de un comercio y es encontrado sin vida por el dueño de éste.
En Rivera una adolescente es asesinada a acuchilladas por un hombre de 33 años de edad frente a su hermano de 10 años. Éste ultimo intentó defenderla y resultó con heridas que debió ser tratado posteriormente. Los servicios de emergencia médica no dieron respuestas, fué llevada en un patrullero a un hospital para recibir la noticia de su muerte. El agresor parece qué la acosaba previamente por las redes sociales. Otro femicidio qué se suma a los tantos del 2020.
Mientras tanto un Ministro del Interior triunfante por la gestión qué lleva a cabo, logró bajar las abigeatos en el Norte del País. Las autoridades de cada dependencia se hacen presente en televisión, para expresar conmoción por los hechos ocurridos. El presidente se siente responsable, tomará acciones. No nos termina de quedar muy claro que tipo de acciones. Por un lado explicita compasión, tristeza y sensibilidad social por los hechos ocurridos, por el otro desmantela lentamente los servicios del MIDES y no toma medidas para combatir la violencia basada en género.
El pasar del tiempo le ha demostrado a la región, principalmente al Uruguay, qué es la presencia y no la ausencia del Estado lo qué ha logrado cambios sustantivos en materia de Justicia e igualdad social. Sin embargo, la matriz de protección social, las políticas sociales y los programas universalistas corren un gran riesgo de desaparecer desde la asunción de la Coalición Multicolor al gobierno.
Al mismo tiempo qué es votada la Ley de Urgente Consideración instituyéndose para generar modificaciones sustantivas en la institucionalidad Uruguaya, se derrumban los cimientos de un Ministerio qué supo ser una excelente herramienta en la lucha contra la crisis económica del 2002 y para disminuir la brecha de clase. Todo en simultaneo, y de forma sigilosa. Cuatro meses de gestión de un nuevo gobierno, y ya no se sabe qué le deparará al MIDES. Tiembla el suelo cuando sus autoridades hablan sobre pobreza, marginalidad y exclusión social.
La conmoción y gran angustia por los hechos aberrantes sucedidos a diario no son suficientes, lo qué hoy nos queda es luchar y resistir contra: un presidente con la tijera del “recorte” en las manos, autoridades de un Ministerio de Desarrollo Social sin sensibilidad social, el parlamento lleno de hombres hijos de la tradición, y una vicepresidenta “feminista” (así se autoproclamaba en campaña electoral) qué aún no ha tomado acciones en la lucha contra la violencia machista. ¿Qué instituciones nos quedarán como población? ¿Con qué herramientas contaremos cómo futuros profesionales de la asistencia, luego de cinco años con ésta gestión?
*Estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social
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