Pedro Irigoin
En una negociación hay que pedir más para que te den menos. Leyenda urbana, idiosincrasia, viveza criolla….
Las Intendencias nucleadas en el congreso de Intendentes como corresponde y se ha hecho costumbre, resolvieron una hoja de ruta para la negociación presupuestal. Esta hoja fue un difícil acuerdo, no falto discusión, idas y vueltas, ánimos caldeados y fuertes diferencias. Pero se logró una hoja de ruta entre todos los intendentes. Lo que hizo que esto se alcanzara fue la premisa, la idea de no pedir fuera de los límites de lo posible, no ir por un NO del gobierno como chicana política, nada que perjudique al país, todo para que los gobiernos departamentales puedan atender las históricas y también coyunturales necesidades de todos los uruguayos.
La primer respuesta de OPP está demasiado lejos de lo que se esperaba, plantear dentro los objetivos de gestión reducciones en el gasto de sueldos y aumento en la recaudación (objetivos que se exigen cumplir para recibir las transferencias económicas anuales) no estaba en la imaginación de nadie, ni en propios ni ajenos, en el momento que vivimos «premiar» a las Intendencias con el total de la partida por despedir funcionarios y recaudar más no parece lógico.
Luego de la presentación de esta propuesta la postura unánime de los Intendentes fue de rechazo, los gobernantes departamentales del partido nacional no fueron la excepción, marcaron su sorpresa y desacuerdo con una propuesta al menos insuficiente por no decir algo más fuerte.
Este lunes se vuelven a juntar las partes, también el martes y jueves seguramente. El diálogo está en muy buenos términos, pero también muy distante en sus contenidos. La intención de las dos partes es liquidar este proceso antes de tener que llevarlo a Diputados. El Poder ejecutivo no ve con buenos ojos llegar sin acuerdos al parlamento y sobre con los suyos. En el oficialismo no se vieron coincidencias, ni en la coalición multicolor y ni siquiera dentro del partido nacional. Eso sólo será posible si la OPP mejora sustancialmente los números, si el congreso convence al Ejecutivo de la importancia de contar con gobiernos departamentales sólidos en sus finanzas para los tiempos que se vienen. Hay que se claros no se pretende más que acordar que las transferencias tienen que tener como único sentido el de mejorar la vida de los uruguayos y evitar caer en favoritismos o especulaciones de carácter electoral, (favoreciendo, perjudicando o pagando favores) algo que parecía superado en la relación gobierno nacional – intendencias.
Varias autoridades del Poder Ejecutivo plantearon en comisiones del legislativo que parte de sus políticas sociales se desarrollarían en los territorio a través de las Intendencias, si el presupuesto es menor y las responsabilidades de atención social son mayores peligra obviamente hasta sus propias políticas. Lo que no parece apropiado para un Uruguay pos pandemia. Todo lo contrario de lo prometido en campaña electoral.
Al parecer el gobierno fue a la negociación sabiendo que era «mano» y a ofrecer poco, esperando la segunda ronda para mostrarse flexible y bondadoso. Ahora habrá que esperar los resultados de la primer negociación presupuestal de este gobierno. Esperemos que no sea una muestra de las verdaderas prioridades de un Ejecutivo, que desde el día cero hasta el momento vió a los Gobiernos Departamentales y Municipales poner todos sus recursos para llevar adelante el combate a la pandemia, sin medir – o esperar- que unos meses después los dejen colgados del pincel.
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