Camila Martínez Perera
La escuela no obligatoria y el derecho de los niños a recibir educación: lo jurídico, su implementación y la postura de docentes y familias.
El jueves 21 de mayo el gobierno anunció el retorno paulatino a clases en todo el país, con la salvedad que es de forma “voluntaria” relegando uno de los principios básicos de la educación uruguaya: la obligatoriedad.
Si bien la situación se da en el marco de una emergencia sanitaria, poco se ha hablado de la implicancia de esta decisión. Su repercusión en la dinámica escolar y familiar, y sobre todo cómo se articula esta situación con el hecho de garantizar el derecho de todos los niños a la educación.
Desde que la reforma vareliana en 1876 situó a la educación como asunto público y responsabilidad del Estado (estableciendo la laicidad, gratuidad y obligatoriedad como pilares fundamentales) es la primera vez en la historia de nuestro país que el Estado no está alineado con este principio de la educación pública.
Analizado desde el punto de vista jurídico, la educación es uno de los derechos fundamentales establecidos en la Declaración del Hombre y el Ciudadano (1789) así como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) de la ONU. Allí se dispone que “toda persona tiene derecho a la educación”, y se agrega “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
En nuestro país estos principios se encuentran garantidos en la Ley de Educación No 18.437 y en la Constitución de la República (1967). La ley de educación en su Artículo 1 establece que “El Estado garantizará y promoverá una educación de calidad para todos sus habitantes…” y continúa en el Artículo 7 haciendo referencia a la obligatoriedad “Es obligatoria la educación inicial para los niños y niñas de cuatro y cinco años de edad, la educación primaria y la educación media básica y superior (…) Los padres, madres, o responsables legales de niños, niñas y adolescentes, tienen la obligación de inscribirlos en un centro de enseñanza y observar su asistencia y aprendizaje”.
Por su parte en el Artículo 70 de la Constitución de la República se ratifica la responsabilidad que tiene el Estado en cuanto a establecer la obligatoriedad de la enseñanza básica estableciendo que la ley debe promover “lo necesario para la efectividad de estas disposiciones”.
Más allá del aspecto jurídico el retorno “voluntario” ha generado un montón de preocupaciones, posturas, opiniones en las que tanto docentes como familias se han planteado múltiples interrogantes. Los centros educativos son las instituciones estatales con llegada directa a los niños, niñas y adolescentes, por lo que la necesidad de garantizar este derecho cae necesariamente bajo la
responsabilidad de maestras y profesores.
Claudia Lonchar directora de la escuela No 63 de Montevideo considera que “transmitirle a la población que no es obligatoria la escuela cuando fue uno de los principios que más nos costó y que nos cuesta, es sumamente complejo, porque en las escuelas con mayor vulnerabilidad social ha sido todo un recorrido que los niños y niñas vuelvan a las aulas y lo consideren un derecho”.
Además señala que según los datos los que quedan por fuera pertenecen a escuelas con quintiles más bajos y esto se explica a través de dos variables “una; la no obligatoriedad, y otra; el recorte horario: los niños y niñas están yendo en horarios no habituales, entonces ¿quiénes sostienen una escuela no obligatoria, recortada, pensada para unos pocos? Solo aquellas familias que tienen recursos como para hacerlo”.
Por otra parte Claudia señala que esto puede ser un antecedente bien complejo y teme que “se empiece a politizar esto de la asistencia a la escuela”.
A su vez se plantea las siguientes interrogantes “¿Qué es lo no obligatorio? ¿La presencia en la escuela o participar de la escuela? Esto deja a las maestras y maestros solos. Hoy en día en territorio no hay nadie que este garantizando la asistencia a la escuela más que los maestros y las maestras”
En relación a la implementación del trabajo en la escuela 63 Claudia contó que “tanto la virtualidad como la vuelta a la presencialidad se ha pensado mucho, hicimos grupos de planificación, asambleas virtuales, flexibilizamos horarios; nos paramos desde la posibilidad, por lo tanto no miramos los obstáculos, sino que miramos que cosas si podemos hacer”. Debido a que hay muchas familias que no se han comunicado Claudia entiende que “ahí esta le gran vacío, ni ir a la escuela, ni hacer las tareas por Crea. Por eso quizás lo que más cuestionamos es que lo obligatorio debería ser participar de la escuela de alguna forma. También ahí estamos en otra paradoja, somos representantes del Estado, sostenemos el sistema pero también somos críticos con él y no acordamos con esto de que la escuela no sea obligatoria”.
Carolina Álvarez es mamá de un estudiante de secundaria, tomó la decisión de que su hijo no retorne a clases presenciales “Lo que me hizo poner en la balanza es que soy mamá uniparental dependo de los abuelos para su cuidado, que son población de riesgo, no quería ponerlos riesgo” Carolina no considera que este vulnerando el derecho de su hijo al aprendizaje “creo que lo que estoy haciendo es brindándole un aprendizaje en domicilio” señala que este tiempo “él ha obteniendo otros aprendizajes como cocinar, el estar en contacto con adultos mayores que le dan un aprendizaje en valores, determinadas habilidades que le van a servir para un futuro”. Además señala que su decisión no implica de ninguna manera que su hijo se haya tomado vacaciones “él ha trabajado el mismo horario que tienen en el liceo, ya sea leyendo, estudiando, no ha perdido el hecho de hacer deporte, que lo hace por zoom”
Por otra parte manifestó su preocupación por que el centro educativo no lo contemple de la misma manera que los demás chicos “creo que las evaluaciones deberían de ser ecuánimes y que se debería valorar realmente los aprendizajes, ya sea en su hogar, en la escuela, creo que los niños no deberían ser tomados como rehenes, en una diferencia de opinión entre adultos, sé que a veces nos es factible para los docentes pero creo que se debería de tener en cuenta”
Además enfatizó que dentro de una emergencia sanitaria lo principal por parte del Estado es garantizar la salud, sin descuidar la educación pero que no tiene muy claro cómo sería la mejor manera “Ya hemos visto en países desarrollados, que es complicado, hay países que no han retomado la educación. Creo que la idea sería la obligatoriedad, pero dentro de una pandemia, si no les podes dar a los padres la garantía de salud como le vas a exigir la obligatoriedad”
Por último resaltó el trabajo y el esfuerzo que vienen haciendo los docentes “Yo la verdad que no tengo nada que decir, desde el momento que se declaró la pandemia, los profesores han estado en contacto, se han preocupado por sus alumnos, porque siguieran los cursos. La verdad no tengo una receta para no vulnerar las individualidades, creo que con la presencialidad se están vulnerando algunos que han decidido no asistir, y con la virtualidad también se tenía que cuidar que todos pudieran acceder, que estuvieran en contacto, creo que se ha tratado de hacer lo mejor”
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