Ania Terrero
Más de 338 mil niños fueron confirmados como casos positivos a la COVID-19 en Estados Unidos hasta el 31 de julio. Así lo recogieron dos informes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), que contaron con el aporte de la Academia Estadounidense de Pediatría.
Mientras, Donald Trump insistió durante la última semana en una supuesta casi inmunidad de los niños frente al nuevo coronavirus. Una vez más, sus sentencias van por un lado y las evidencias médicas por otro. Las consecuencias de su actitud impactan directamente en la subestimación de los efectos de la enfermedad y en la falta de decisiones para proteger a este grupo poblacional tan sensible.
Los datos recogidos en ambos informes demostraron que la cifra de infantes enfermos en Estados Unidos representa alrededor del 8% de los casi 5 millones de casos reportados hasta ahora en ese país.
Además, reflejaron que, en ese contexto, los niños afroamericanos e hispanos se ven afectados de manera desproporcionada por la COVID-19. Ellos tienen muchas más probabilidades de requerir hospitalización por avanzar hacia fases más graves de la enfermedad.
Según las investigaciones realizadas, aproximadamente un tercio de esos niños estaban lo suficientemente enfermos como para ser admitidos en la unidad de cuidados intensivos de un hospital.
Llama la atención el hecho de que sea una cifra similar a la proporción de adultos con COVID-19 que han requerido cuidados intensivos cuando, según han demostrado las evidencias en otras regiones, los niños en general tienen menos probabilidades de verse afectados por el virus de forma tan grave como los mayores.
Más peligroso aún, los casos pediátricos parecen mostrar un incremento paulatino en la medida que aumentan los contagios en todo el país. De hecho, según uno de los estudios de los CDC, entre el 21 de marzo y el 25 de julio, «las tasas de hospitalización semanal aumentaron constantemente entre los niños».
Otro dato que resaltó en los informes presentados fue que el 42% de los 208 niños analizados por los CDC tenían al menos una condición subyacente, generalmente obesidad. «La obesidad infantil afecta a casi 1 de cada 5 niños de Estados Unidos. Y esto prevalece más en los niños negros e hispanos», escribieron los autores.
Según el doctor Josh Denson, experto en medicina pulmonar y cuidados intensivos en el Centro Médico Tulane en Nueva Orleans, «hay algo sobre la obesidad que causa un estado inflamatorio subyacente del que no entendemos mucho».
El médico especializado en atender a pacientes adultos con COVID-19 que avanzas hacia fases de gravedad publicó recientemente una investigación sobre el vínculo entre el coronavirus y la obesidad en la población afroamericana.
Ante esta compleja situación, los Institutos Nacionales de Salud anunciaron que están lanzando un proyecto llamado PreVAIL Kids que tiene como objetivo identificar qué niños podrían estar en mayor riesgo de sufrir complicaciones por la COVID-19. Lamentablemente la iniciativa podría no ser suficiente en un país donde las cifras de casos confirmados ante el nuevo coronavirus continúan en ascenso y aún no se articula una respuesta eficiente desde el gobierno.
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