Prof: Andrés Vicente Bentancor Tejera
“ En política, nada ocurre por casualidad. Cada vez que un acontecimiento surge, se puede estar seguro que fue previsto para llevarse a cabo de esa manera” Franklin D. Roosevelt.
Construyendo el relato
Tomando como punto de partida la frase, se hace evidente que la educación pública en las últimas semanas ha estado muy presente en el debate. Difícil es olvidar los cuestionamientos por parte del ministro de la cartera y la senadora Graciela Bianchi a la alimentación escolar, tampoco pasaron desapercibidas las palabras del director de la Oficina Nacional de Servicio Civil ONSC Conrado Ramos que mintiendo flagrante mente dijo “dos mil maestros hace años no trabajaban”, más adelante en el tiempo el consejero del Codicen Gabito Zoboli ya más explícitamente dice “ hay que ajustar el presupuesto, suprimiendo cargos docentes”, esto motivo que los consejeros por el orden de los docentes tanto en primaria como en secundaria salieran a denunciar la situación. Primero fue el turno de Carlos Rivero de secundaria “dos mil profesores se quedarán sin horas por recortes “, luego Pablo Caggiani de inicial y primaria “habrá dos años de pérdida salarial y una definición de recortar todo lo posible”
Aquí es cuando llegando la fecha límite de presentación del presupuesto quinquenal aparece el encargado de manejar la motosierra, no es necesario hacer una descripción del director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie, para saber que estamos frente a un liberal ortodoxo. Y que ante la elección entre bajar el déficit fiscal o aumentar la pobreza, ya sabemos qué opción tomará. No es nuevo y desde que asumió la dirección sabíamos los uruguayos cuales eran sus prioridades.
Nuestras necesidades
Por lo tanto, vayamos a buscar argumentos que aclaren un poco el panorama de por qué las trabajadoras y los trabajadores de la educación, así como el estudiantado organizado decimos que no sólo es necesario, sino que también es imprescindible un presupuesto digno para la educación pública uruguaya de un 6% para Anep, Udelar y UTEC, más 1% para investigación, desarrollo e innovación.
Esta necesidad nace de reconocer a la educación como un derecho humano fundamental e inalienable para que sea disfrutado por todas y todos los habitantes, y por lo tanto es una inexcusable responsabilidad del Estado garantizar el ingreso, la permanencia y egreso en el sistema educativo público.
“No hay pueblos libres, sin sus habitantes educados“ y es en este sentido que se hace necesario el 1% para investigación, desarrollo e innovación porque de no hacerlo estamos poniendo en riesgo, promoviendo indirectamente la emigración y tal vez regalando a nuestros científicos y científicas, así como su trabajo, hipotecando nuestro futuro como República y profundizando nuestra dependencia tecnológica y científica de los grandes capitales y las multinacionales.
Del mismo modo es necesario el 6% del PIB para que las y los estudiantes sean el centro de nuestro mayor esfuerzo y desvelos, pudiendo acceder al conocimiento que les permita posicionarse en la sociedad como ciudadanos críticos participando de las decisiones que hacen a la vida pública del país.
Para que los y las docentes no trabajemos en grupos superpoblados, pauperizando los conocimientos y generando desvinculación del proceso de formación. Porque sin este piso presupuestal no hay posibilidad alguna de democratizar la educación, ya que esta no estará acompañada por equipos multidisciplinarios (Psicólogos, asistentes sociales, educadores sociales) para la atención integral del estudiantado.
Porque además, los más de tres mil centros educativos públicos del Uruguay no contarán con el personal suficiente para llevar adelante la tarea de la formación de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Será imposible sin presupuesto poder asumir el mantenimiento, así como la ampliación y menos aún la construcción de nuevos edificios que permitan mejorar la calidad educativa.
Sin embargo, hay que dejar en claro que existe de donde obtener este presupuesto, lo que parece no haber es voluntad política de hacerlo. Se podría en esta situación de pandemia elegir la quita de exoneraciones fiscales a las multinacionales y grandes superficies, así como a las zonas francas, también se podría aumentar la carga impositiva al patrimonio y al Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE).
Realizar una reforma de la ya insostenible caja militar y sacar del presupuesto de ANEP a las escuelas y liceos tanto policiales como militares, así como dejar de exonerar a los centros educativos privados y a las iglesias.
Por lo tanto frente al escenario descrito con anterioridad parece imprescindible que las organizaciones que se embanderan con la defensa de la educación pública y las transformaciones necesarias , pidan reflexión y diálogo al gobierno ante tamaño recorte.
Pero lamentablemente consideramos que nada de esto sucederá, sino que por el contrario se mutilará a la educación pública y así con ella al estudiantado, promoviendo una educación para ricos y otra para pobres, mientras el ministerio de defensa sale al mercado a comprar barcos y aviones de guerra.
Dime que urgencias tienes y te diré para quien gobiernas.
Viva la Educación Pública sin ella no hay futuro.
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