Lolo
Ahora sí contado los últimos votos. Los análisis de los resultados, y sus conclusiones son parte de todas nuestras conversaciones. Las elecciones en nuestro país se encuentran en un nivel parecido al fútbol. En todos los ámbitos del Uruguay se están sacando cuentas, buscando aciertos y errores, la causa de la victoria, de la derrota.
A través del relato en ese ir y venir se va generando el siguiente (nuevo) escenario político nacional. Este está formado a la vez por la realidad nacional y lo que está pasando en las cercanías de la gente, el barrio, pueblo, ciudad, departamento. En todas ellas hay actores políticos en sus respectivos partidos, con sus estructuras políticas y sociales.
El carácter más territorializado de la pasada elección profundiza la cuestión de la cercanía, tiene mayor peso la lógica del trabajo. Porque es en ambientes cercanos a la gente que el trabajo se ve más. Lo que pasa en la Torre Ejecutiva, con su presidente lo sabemos por verlo en las noticias principalmente, lo que hace o no hace un alcalde, una comisión social, un presidente de junta, un grupo de fomento, hasta un edil o diputado, tiene su ruido en el lugar de acción. Esas relaciones entre los seres políticos y la gente es una relación personal, prácticamente cotidiana, de cercanía.
A la hora de las elecciones nacionales esto cuenta, pero como dijimos a medida que achicamos cuenta mucho más. El tema, problema, es cuando hay ausencia de esto. Las debilidades y los problemas de la izquierda se volvieron a ver, no son nuevos, los mismos que en octubre pasado. Donde hay organización y trabajo el Partido Nacional no pudo, como lo planificó, llevarse puesto al Frente.
Para el Partido Nacional esta era su primer elección en la Presidencia, el despliegue mediático y de figuras del gobierno en los departamentos fue notable, tanto que hicieron calentar hasta los colorados con Sanguinetti incluido. El Gobierno a menos de 6 meses de asumir estaba en campaña.
Se consolidó en general la estrategia a la interna de la coalición liderada por el Partido Nacional.
Al frente no le fue tan mal, como la derecha trató de mostrar, perdió tres intendencias por un ajustado margen contra el PN capitalizando los votos de toda la coalición, el gobierno y los medios.
Además retuvo 3 intendencias, Montevideo, Canelones y Salto, de las 4 más pobladas y de forma contundente.
El Partido Nacional, más sus apoyos puntuales, termina siendo parte de la mitad del escenario político, donde la otra mitad, mal le pese a algunos sigue siendo el Frente Amplio. Noviembre y ahora Setiembre mostraron que hay una base movilizadora que si se siente representada se mueve y mucho. Con una visión progresista el desafío básico de las organizaciones políticas del FA es mantenerse.
Los municipios, departamentos, lo que pasó en el Montevideo departamental y de los municipios, otra vez remarcan la necesidad de la presencia, organizada en los lugares, es decir el valor del militante. Un candidato muy difícilmente gana de la noche a la mañana, sólo Pepe puede hacer en 6 meses lo que cuesta muchos más, incluso años. En lo local, el candidato y su equipo para esperar tener chances reales, generalmente viene de un proceso de trabajo, vínculo con la gente y sus problemáticas que dura años. Está claro que para ganar electoralmente y sostenerlo la izquierda debe de mantener y fortalecer siempre sus estructuras sociales, culturales y políticas en cada uno de sus territorios.
Parte de la realidad que marcó durante el gobierno frenteamplista fue el vaciamiento de los territorios por cumplir tareas de gobierno nacional. Hoy ese desafío es un problema del Partido Nacional, mientras el Frente Amplio deberá tener un reflujo parecido a un repliegue táctico a sus bases y territorios.
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