Colectivo «Las Chiruzas»
“Aquí no hay sino dos culpables:
tú, por oprimir a mi pueblo,
y yo por querer libertarlo”
José Gabriel Condorcanqui (1)
El discurso hegemónico del poder ha impuesto, hasta el día de hoy, diversas concepciones en el imaginario social con el objetivo de ocultar la memoria de los pueblos originarios. Ocultar el genocidio y el ultraje que sufrieron durante siglos los pueblos que habitaban América mucho antes de cualquier aventura conquistadora imperial. Por más nombres que le pongan al 12 de octubre, es y seguirá siendo una fecha conmemorativa de los pueblos en lucha y resistencia.
Ningún recibimiento
A 2 años del arribo de Cristóbal Colón, en 1494, el primero en rebelarse es el cacique Caonabo de la región de El Cibao. Tras ser apresado, quien continúa la lucha es su mujer: Anacaona, que muere quemada por los peninsulares no sin antes contribuir al afianzamiento de la confederación indígena.
En 1498 le toca a Enrique Guarocuya, en las montañas del Bahoruco (República Dominicana) lidera 14 años de rebeldía. Es 1511 y los indígenas de San Juan se agrupan alrededor de Agueybana II, que junto a los esclavos negros, atacan a los conquistadores en Puerto Rico. Una comunidad de indios taínos en Cuba, con Hatuey a la cabeza, repelen en 1512 la invasión española. Las flechas de Cemaco reciben a Vasco Núñez de Balboa en Panamá, corría el año 1513, y a el le sucederán: Secativá, Tubanavá, Bea, Guaturo y Corobari. En 1520 es el turno de Urraca en Panamá y en 1525 de Tecum-Uman en Guatemala.
Cuauhtemoc se rebeló en 1525 contra su suegro Moctezuma, por considerarlo muy servil a los extranjeros, y luego echó a los europeos de Tenochtitlán (México). Lempira hizo lo propio en 1531 y en Honduras, así como Rumiñahui contra Francisco Pizarro en Perú y en 1535. El reino de los Chibchas se levanta en 1536 en Colombia, acompañando al zipa de Bogotá: Tisquesuza. Alvar Núñez Cabeza de Vaca recibe el fuego de los hermanos Aracaré y Taberé en Asunción, en 1542, y la rebelión vuelve al Bahoruco con Sebastián Lemba en 1550.
En 1558 la tierra de Chile parece hundirse ante la furia de los Araucanos liderados por Lautaro, y en 1560 le toca a Guaicaipuro y sus Teques en la región de Caracas. También en Caracas, pero en 1569, los Yaracuyes acompañan a Yaracuy en su enfrentamiento con Mencio Vargas y sus tropas españolas. La selva ecuatoriana que durante miles de años protegió a los indios Quijos, ve como en 1578 Jumandi se alza contra los invasores; mientras que en 1666 Nicaroguan y sus indios nicaraguatecas enfrentan a González D’avila durante 9 años.
Zumbí levanta los quilombos de los Palmares brasileños en 1695 y en 1756 es Sepé Tiarajú en el sur del Brasil. Jacinto Canek, rey maya, se rebela en 1761 y Makandal en 1779, en Haití, también. (2)
Tupac Amaru II
John Fisher señala que hay autores que, en la búsqueda de señales de independencia nacional en las manifestaciones de resistencia al colonialismo ocurridas en el s.XVIII, hablan de una “primera coyuntura rebelde”:
1730/31- Las revisitas de las poblaciones indias y mestizas emprendidas por Castelfuerte con el fin de revisar los padrones de tributarios y reorganizar las cuotas de la mita, provocan la resistencia de los pobladores de Cochabamba y Cotabambas.
1737- Alborotos locales del curaca indígena Ignacio Torote en la región del río Pangoa.
1739- Juan Vélez de Córdova, el conspirador orureño se presenta como descendiente del inca Huáscar.
1742/56- Rebelión del mestizo Juan Santos Atahualpa en las montañas de Huánuco, Tarma y Jauja
1750- Levantamiento de los indígenas Antonio Cabo, Miguel Suríchac y Francisco Inca en Lima y Huarochíri.
1776- Juan de Dios Tupa Orcoguaranca por un lado, y Joseph Gran Quispe Tupa Inga por otro, fueron arrestados por divulgar rumores de que 1777 sería el año en el que podría cumplirse la profecía de santa Rosa de Lima sobre el fin del dominio español y la coronación de un nuevo rey inca. (3)
A partir de 1750 el imperio comienza a intentar recuperar su control de los recursos de América y evitar que se vaya en manos de extranjeros. Las “reformas borbónicas” llegan inspiradas en las nuevas ideas ilustradas que recorrían Europa, atravesadas por tópicos como: la centralización administrativa, la liberación del comercio entre España y los territorios ultramarinos, el desarrollo de la marina mercante y bélica y la formación de una mano de obra especializada al servicio de la nación. El objetivo era renovar el aparato estatal a través del control político, comercial y administrativo y socavar con eso, un proceso indoamericano de victorias con eje en la movilidad social y el desarrollo del comercio independiente.
Frente a esto, la población indígena, el eslabón más frágil del sistema económico, no va a encontrar otro camino para enfrentar la opresión que no sea con métodos violentos. Estos levantamientos buscarán un alivio a corto plazo, mas no un cambio político permanente. No conseguían un movimiento de independencia, les faltaban ideas, organización y recursos militares, le faltaba, según Lynch, el liderazgo criollo. (4)
José Gabriel Condorcanqui, cacique principiante y mestizo, inicia la mayor rebelión contra el imperialismo y la colonia que conoce el siglo XVIII al ejecutar públicamente en la plaza de Tungasuca a Antonio de Arriaga, corregidor de Canas y Canchis. El cacique confronta todas las ramificaciones de las reformas borbónicas: despreciaba los nuevos impuestos y las demandas laborales, sufría las limitaciones de poder aplicadas a los curacas, y desconfiaba del incipiente esfuerzo del Estado por controlar a la Iglesia. El exceso de los repartimientos, las mitas, los obrajes, el abuso de los diezmos y los cobradores fiscales, la infracción de los privilegios concedidos a los indios, sumados a la venerada memoria de los incas y a la esperanza que la lucha de Túpac Amaru sembró en la masa indígena, determinó que en 1783 se suprimiera a los corregidores y se estableciera un régimen de intendencias.
Las protestas también apuntaron a una mayor participación de los indios en la toma de decisiones, proponiendo como mínimo un alcalde de nación indiana por provincia y que se nombrasen indios como administradores de justicia y política. Mientras que también se exigía una Real Audiencia, con su respectivo Virrey como presidente, para que el poder y sus recursos fuesen más tangibles y/o cercanos. (5)
Los tupamaros
La rebelión de Tupac Amaru generó una profunda conmoción en Perú (también en Argentina, cuando Tupac Catari intenta retomar el camino iniciado por el inca), pero su legado ha resonado a lo largo de la historia en todo el continente.
Los tupamaros venezolanos, el propio Artigas considerado un tupamaro por el simple hecho de rebelarse. El último inca queda en el imaginario colectivo como símbolo de libertad, una libertad que tanto le costó su descuartizamiento como le costaron las vidas a quienes recurrieron a su nombre para continuar la revolución inconclusa de los pueblos de nuestro Continente.
Las historias de los pueblos nunca serán definidas por las palabras: derrota, conquista o descubrimiento. Se construyen, se acumulan, se aprenden y se contagian.
NOTAS
(1) De Ángelis, Pedro. Relación histórica de los sucesos de la rebelión de José Gabriel Tupac-Amaru, en las Provincias del Perú, el año de 1780; Buenos Aires; Imprenta del Estado; 1836; Pág. 142
(2) Lucas, Kintto. Rebeliones indígenas y negras en América Latina. Entre viento y fuego; Quito; Ediciones Abya-Yala; 1992.
(3) Fisher, John. El Perú borbónico. 1750-1824; Lima; IEP Instituto de Estudios Peruanos; 2000; Pág. 163.
(4) Lynch, John. Las revoluciones hispanoamericanas 1808-1826; Barcelona; Ariel; 1976; Pág. 186.
(5) Valcárcel, Daniel. La rebelión de Tupac Amaru; México; Fondo de Cultura Económica; 1975.
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