Gabriela Cultelli
Más que “él”, “los” feminismos populares pueden encontrar sus raíces en este continente, visualizándose con el propio auge de las luchas de clase de los años 60´y 70 ‘. Por lo menos desde aquellos años comienzan a autorreconocerse, pero datan de mucho más atrás en el tiempo. Desde principios de siglo, cuando anarquistas y/o comunistas o socialistas, en definitiva, diferentes formas de movimientos de trabajadoras se organizaban o mantenían fuertes vínculos con movimientos feministas, levantando luchas anti patriarcales, conquistando derechos.
Por ejemplo, en Uruguay venimos haciendo historia por lo menos desde las lanceras de Artigas y antes. Atravesamos el siglo con luchas gremiales específicas, como las de obreras textiles; o como en aquella Sociedades de Resistencia de lavanderas, planchadoras, fosforeras y cigarreras de 1901, en cuya federación se crea en 1910 la Asociación Femenina de Oficios varios. En 1946 se conmemoró por vez primera el día internacional de la mujer en este país cuando se hace cargo de ello la Unión femenina del Uruguay.
Feminismos movimientos o colectivos de base territorial de mujeres mayormente (no exclusivamente sobre todo en la actualidad) que no necesariamente tienen conciencia de su impronta feminista, o al menos no siempre definen como tal su accionar, pero con emergentes demandas de despatriarcalización que ponen en cuestión las diversas jerarquías del propio movimiento social de dónde nacen y pertenecen. Hoy puede decirse que incluso cuestionan a buena parte del propio movimiento feminista internacional y académico. Se trata de feminismos con mayor o menor capacidad de incluir, diverso y con potencial propio.
Un aquelarre subterráneo
Más que “sustitutivo de la lucha de clases” como pretendieron algunes, más que “dejar de jerarquizar la lucha de clases” como pretendieron otres, el feminismo popular aparece una y otra vez desde las más humildes, como forma renovada de esas mismas luchas clasistas.
Aparece como respuesta y aunando en sus diferencias las distintas disidencias que se refuerzan mutuamente, de forma sistémica en una formación económica social que no pierde de vista la esencia de las relaciones sociales y de producción que la sustenta.
Hoy, como contrapartida de la ofensiva conservadora y de la crisis económica, sanitaria y social, reaparecen estos colectivos aquí y allá, defendiendo sus derechos, anticapitalistas, antisistema de dominios y opresiones, poniendo acentos en la sobrevivencia colectiva indispensable para los nuevos tiempos. Es ese “aquelarre subterráneo” que expresó la argentina Claudia Carol en la siguiente cita:
“A pesar de la ofensiva conservadora que conmueve este tiempo, arrasando conquistas de los pueblos, contagiando cólera y rabia en los corazones, hay un aquelarre subterráneo, un movimiento de conciencia histórica que crece, se «encuerpa» desde la memoria, y cambia – nos cambia– la vida cotidiana. Me refiero a la irrupción en la política de colectivas de acción, pensamiento, sentimientos, sueños, que asumimos el feminismo como una propuesta que desafía a las múltiples opresiones producidas por el capitalismo colonial y patriarcal. Feminismos indígenas, campesinos, barriales, de trabajadoras de doble y triple jornada. Feminismos de sujetas no sujetadas, que respondemos colectivamente a los desafíos de la sobrevivencia y vamos haciendo realidad la propuesta: «si tocan a una, tocan a todas” i
Estas formas de feminismos se levantaron con fuerza anti transnacional, desde sus territorios en toda la región y muy vinculados a la defensa del medio ambiente. Desde las bolivianas del proceso de cambio recientemente reestablecido, desde las venezolanas y cubanas con fuerte visión socialista, desde las campesinas de Chiapas, las argentinas y uruguayas de los 8M, desde los feminismos negros e indígenas, desde las comunidades, desde sus territorios.
Son transversales o sin jerarquías, cuestionan, se cuestionan, construyen y deconstruyen, pelean, MOLESTAN.
En tiempos de crisis están allí donde más se las necesitan, son pueblo que se solidariza consigo mismo. Este feminismo disidente contribuye a ampliar el sujeto y el objeto del propio feminismo. Es muy difícil conocer o teorizar sobre el feminismo popular, si no se milita desde adentro de sus agrupaciones y colectivos.
Las comunidades difieren. Estas pueden ser de clase, territoriales, ideológicas o de luchas, barriales, sexuales o del tipo que sean, pues son en definitiva grupos humanos que al construir comunidad buscan construir alternativas a la sociedad capitalista patriarcal (viii).
Ante todo, nos gusta llamarnos trabajadoras, ya sea de ayer, de hoy o de mañana, visibilizadas en la participación directa en el mercado de fuerza de trabajo o no, pero trabajadoras al fin, porque crecemos desde el pie. Estos feminismos populares son movimientos en movimiento:
“Feminismos compañeros para estos tiempos de desencanto y de garrote, que hacen de la esperanza no una ilusión mágica, sino una acción colectiva tendiente a revolucionar las subjetividades aplastadas por las derrotas.”ii
Así se muestra en los diferentes relatos que este Colectivo Violeta Feminista quiere visibilizar y pueden leerse en siguiente link que nos lleva al trabajo completo, presentado por ese Colectivo en las jornadas de Debate Feminista de Montevideo 2020 que organizó en la plaza de las pioneras Cotidiano Mujer junto a EFD (Encuentro de Feministas Diversas) el pasado 6 y 7 de noviembre. Las compañeras, relatan acciones que, en su mayoría, no presentaron conciencia clara de posicionamiento feminista. Esta conciencia se fue tomando después, en el momento de colectivizar dichos relatos. Es que el Feminismo Popular y Comunitario, lo entendemos también como una construcción permanente del día a día.
Es necesario fortalecerlo para construir patria para todas, todos y todes, para que las más infelices sean también las más privilegiadas. No tenemos las respuestas. Sí las preguntas que caminando se construyen, en una especie de círculos concéntricos de Colectivos que cada vez van buscando diferentes formas de unificarse aún (o precisamente) por sus diversidades.
Para descargar el artículo completo: El feminismo crece desde el pie
i Carol, Claudia “Feminismos populares. Las brujas necesarias en los tiempos de cólera” Revista Nueva Sociedad, Buenos Aires septiembre-octubre 2016 en consultado el 20/10/2020
ii Ídem anterior
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