Preso de sus palabras

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@mateamargouy

Prof. Andrés Vicente Bentancor Tejera

El relato

El profesor e integrante de la think tank Eduy21, Robert Silva, aunque perciba su salario como director de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea), es hoy el Presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (Codicen), y al parecer, dentro de sus principales cometidos está el de generar contenidos para las redes sociales, en particular Twitter. Ahí el profesor, el día 28 de octubre del 2020 escribía: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todos el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”, frase del histórico presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln.

Entonces, uno como profesor de secundaria, comprometido con la Educación Pública, se ve en la obligación de correr el telón, hacer foco y de esta manera tratar de poner luz sobre la frase y su validez.

El dato

Me pregunto y por transitiva le pregunto a las autoridades responsables: ¿Qué criterios pedagógicos utilizó el Codicen de la Anep y sus subsistemas –Consejo de Eduación Secundaria (CES) y Consejo de Eduación Inicial y Primaria (CETP)- para promover entre secundaria y las escuelas técnicas la pérdida de 300 grupos para el año 2021, en medio de una crisis sanitaria generada por el Covid19 y cuyo fin aún no se avizora?

Sin lugar a dudas esta decisión va en desmedro de una educación de calidad, generando como primera consecuencia directa la conformación de grupos con superpoblación de estudiantes, y así la inevitable subdivisión de estos por causa de la pandemia, si es que el próximo año se sigue respetando el protocolo sanitario promovido por el Ministerio de Salud Pública. Pero además, de esta manera se generará también la pérdida del 50% de días de clases para los estudiantes de los centros de educación pública en Uruguay.

Por otra parte, hay una fuerte pérdida de horas de coordinación docente así como de tutorías, espacios ambos donde se realiza un trabajo abocado al seguimiento particular de cada estudiante y de sus progresos académicos. También se pierden horas de los profesores orientadores pedagógicos, cuya tarea es hacer el nexo entre el docente y el estudiante para mantener el vínculo pedagógico con la asignatura en el mejor de los casos o con la institución, en la mayoría de ellos: este espacio que además brinda alimentación y ropa así cómo útiles es un soporte que brinda un adulto referente para los estudiantes de ciclo básico. Pero esto no es todo, como no alcanza con éstas pérdidas Uruguay se da el lujo de desincentivar la formación en el área artística y en particular en el área musical, destruyendo y llevando a la mínima expresión los coros, que son espacios no sólo de aprendizaje sino también de socialización y encuentro más allá del aula.

Considero que estos datos no son menores porque son fiel reflejo de un gobierno que prioriza “ahorrar” frente a la formación académica, el aprendizaje y la salud.

Como si afectar a los estudiantes no fuera suficiente, en lo que respecta a los docentes estas decisiones que ha tomado de forma inconsulta la administración, generará que cerca de 2500 profesoras y profesores queden sin trabajo, o en el mejor de los casos queden sin la cantidad de horas que equivalen a la unidad docente. A este dato debemos agregar que ocho de cada diez docentes son mujeres, y a su vez, el 50% de esas docentes son jefas de hogar; es decir, un millar de profesoras se queden sin horas de trabajo y a su vez sin asistencia médica para ellas y sus hijos. Mientras, aquellos docentes que tengan la posibilidad de conseguir horas van a padecer como contrapartida año a año hasta el 2025, una continua rebaja salarial, dado que el aumento será siempre por debajo de la inflación anual.

También hay que resaltar que ha sido muy complejo y poco fructífero el diálogo entre la administración y los trabajadores, incluso en algunos casos no ha sido posible, tal vez por impericia o desconocimiento por parte de las autoridades de la Ley 18.508, de negociación colectiva en el ámbito público.

El silencio cómplice

Este panorama creado y promocionado por Pablo Da Silveira, Adriana Aristimuño, Héctor Bouzon, y el propio presidente de la Anep, entre otros integrantes de Eduy21, se va tornando poco alentador de cara al quinquenio venidero, dado que va a generar al final de este período de Gobierno, que la educación pública pierda cerca del 1% del PIB con el que cuenta hoy, pasando del 5,1% actual al 4,3% del PIB en 2025.

Al final el relato no resiste el dato y podemos decir sin temor a equivocarnos, aunque las autoridades se enojen, que el recorte es recorte.

No puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”

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