Sebastián Vazquez*
Por estos días había un titular donde se mencionaba que se habían detectado 140 fiestas clandestinas en un día,creo que debería decir:
140 fiestas clandestinas sustituyen a los bares y pubs.
Parece que el cerrar a las 00:00 los comercios gastronómicos lo único que provocó fue el aumento explosivo de las fiestas clandestinas, casas y lugares que se proveen previamente. No tienen control ni personal a quienes exigirle un protocolo. También podemos decir que tampoco funcionaron las multas y procesamientos ya que no han desincentivado las fiestas en todo el año. Pero sería lo único destacable, si no tomamos en cuenta como se está abandonando a naufragar en la crisis a miles de trabajadores del rubro y a tantos otros en comercios del mismo porte.
La pandemia ha frenado un montón de economías en el mundo pero no todas, las empresas de servicios electrónicos y comercio electrónico han aumentado sus ganancias en detrimento de las empresas que no se pueden adaptar o que simplemente perdieron a los consumidores.
Esto pasa a todas las escalas frente a la crisis y la pandemia, se generan nuevas condiciones para la economía, por ejemplo la restricción de la atención al público, los cambios de horario, el gasto sanitario para mantener las condiciones laborales, el aumento de casos sospechosos y la cuarentena para trabajadores.
Esta catástrofe económica genera nuevas dificultades a las viejas desigualdades.
La primera dificultad será para quienes no tengan capacidad logística u organizativa previa para subsanar estas dificultades laborales, van a poner bajo stress el comercio, empresa o emprendimiento que estén llevando adelante.
Una segunda dificultad tal vez la más notoria en general es la económica. La pandemia lisa y llana con las mismas reglas de siempre, obliga a gastar en adaptación y a enfrentar las pérdidas que se generen por el menor consumo. Sin una espalda económica fuerte, los números se vuelven cuesta arriba. Peor aún si se paga alquiler o si se trata de una inversión reciente donde todo el capital está apostado al funcionamiento.
Una tercera dificultad es la creencia del supuesto libre albedrío de la movilidad cotidiana de las personas. Probablemente en un barrio residencial o en una ciudad dormitorio, los comercios locales y bares con capacidad de delivery tengan momentáneamente más público y volumen de ventas, las capas asalariadas que fueron convidadas con el teletrabajo pasan a gastar lo que habitualmente gastan en su entorno laboral en las cercanías del hogar. Es fácil cometer el error de pensar que algunos trabajadores compensarán a otros y decir que este fenómeno no es significativo, pero esto sería desconocer que el suelo urbano tiende a diferenciarse en usos por su propia dinámica de renta y otros factores (uso de vivienda, uso comercial, uso de oficinas, uso industrial), y que hay zonas que tienden a concentrar servicios. Pongamos un caso notorio, ¿cuantos comercios, cafés y bares viven de la concentración de servicios de la Universidad de la República en el centro de Montevideo? Recordemos que la Universidad está cerrada desde el comienzo de la pandemia y se mantuvo para todo este año las clases virtuales.
Hasta aquí se mencionan tres nuevas dificultades que tienen los bares, los comercios de atención al público, pero no mencionamos las que ya enfrentan cotidianamente como lo son la presencia de cadenas multinacionales, grandes superficies, campañas de marketing y publicidad monstruosas que naturalmente tienden a concentrar el capital y los servicios, en las transnacionales y en los sectores de poder. Estos gigantes juegan a invertir y acaparar el mercado en mil mercados de forma simultánea, administrando las perdidas y las ganancias para mantenerse competitivo en todos lados.
¿Y que pasa con “el escudo de los débiles”? El Estado Uruguayo no ha tomado medidas que traten aunque sea de subsanar alguna de las nuevas dificultades que enfrentan los débiles del sector económico. Para poner un caso: según el Directorio de Entidades Jurídicas del INE, en Uruguay el ramo alimentos y bebidas que comprende principalmente a los bares registró un total de 6.989 establecimientos para el 2019, que emplearon a 30.479 trabajadores, de los cuales 10.011 son contratados por empresas que operan en un rango de 1 a 4 trabajadores. Por su dimensión son comercios y bares que no atenderán en un día el personal que diariamente trabaja en una gran superficie, las cuales comienzan a expandir sus horarios en tiempos festivos y tal vez pasen miles de personas diariamente.
La economía uruguaya no ha sido exenta a los fenómenos mundiales de crisis sanitaria conllevando problemas económicos, la concentración en los fuertes parece ser un regla mundial, Amazon Facebook etc registraron un aumento de sus ganancias muy por encima de lo esperado. De lo que si Uruguay faltó a la cita es de las políticas del Estado que traten de mitigar la profundización de la desigualdad económica entre los gigantes y los comercios y bares locales, no ha habido política para quienes pagan alquiler, las políticas respecto a deuda han sido insignificantes para los afectados y la protección de los pequeños emprendimientos no ha aparecido ni en las intenciones.
Esto se podría haber escrito en noviembre y sería igual, pero las simbólicas medidas sanitarias de diciembre solo impactan en bares que viven del día a día y sus proveedores (que no entran en grandes cadenas). En los débiles.
Las grandes superficies y sus grandes distribuidores lograrán concentrar ese margen clausurado como proveedores de encuentros en hogares y fiestas clandestinas. Todo redondo.
Recientemente Francia prohibió a las grandes superficies vender libros porque las librerías barriales están al borde del colapso entre el comercio electrónico y la imposibilidad de abrir al público.
Recientemente Uruguay le levantó el cepo a farmashop y otras cadenas para que sigan acaparando las farmacias en una competencia desigual y con características desleales, veremos irse esa ganancia que residía en farmacéuticos de barrio o de pueblo a una cuenta en Argentina.
¿Queremos barrios sin comercios, ni bares? ¿Una sociedad de shoppings y grandes superficies con gran estacionamiento? Es una discusión un tanto más profunda, mientras tanto la pandemia económica ha sido una gran oportunidad para las grandes empresas que no aparecen como focos de contagio en el discurso oficial, sin restricciones acaparan mayores volúmenes de ganancia mientras del otro lado en el bando de los débiles, se vuelve una catástrofe sin apoyo y con restricción de trabajo.
*Geógrafo en los tiempos libres.
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