Susana Andrade
Una prueba para la sociedad uruguaya que salvamos con éxito en medio de la pandemia covid. Se ofrendó con cuidados de no fomentar contagios no promoviendo aglomeraciones en las playas como sucede en cada fiesta de la Orixá africana, se sigue ofrendando cuando la espiritualidad lo requiere, y se ayudó a las Ollas Populares con mucha armonía y sensibilidad presente en la jornada que dimos en llamar Iemanjá Solidaria.
No descuidamos lo práctico que requiere de la voluntad humana para concretarse; me refiero a los cuidados sanitarios obligatorios; y también organizadamente y como comunidad, muchos de nosotros nos dedicamos a la colaboración con merenderos y ollas populares que florecen regados por las dificultades económicas, en todos los barrios de la capital y de interior del país.
Ya sabemos que los templos siempre son refugios para las penas humanas, así no sea con ayudas materiales. Individualmente muchas personas afroumbandistas brindan su cobijo en alimentos, abrigo, cubriendo carencias materiales además de aquello que nutre los espíritus.
La novedad esta vez fue que la comunidad devota de Iemanjá que seguramente trasciende la religiosa para ser parte de los fieles de dos de febrero, supieron hacerse cargo de la grandeza de un festejo que es siempre multitudinario y sin embargo esta vez, dio ejemplo de sensibilidad espiritual y comunitaria.
Vienen otras celebraciones, vienen otras fiestas y la peste aún no se va. Hacemos votos para que continúe la comprensión colectiva de la situación en la que cada cual puede asumir su cuota de compromiso y responsabilidad, y que sea como en Iemanjá, para bien de toda la población. Todavía es febrero y Ella reina todo el año y siempre nos espera en las aguas naturales. Sus bendiciones con el Pueblo. ¡Gracias!
|