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El titulo cataloga al actual estilo de la Sra. Arbeleche, Ministra de Economía y Finanzas, de un ministerio que parece haber dejado de lado su labor económica para dedicarse como mucho solo a la finanzas. La política económica no puede ser festejar ciertos objetivos que ellos mismos se pusieron y de forma relativa, sin mirar el desastre del todo. Para la Sra. todo pasa por sus propios objetivos no marcados por el desarrollo y el bienestar mínimo de la población, sino por porcentajes del gasto y de los ingresos públicos, del déficit fiscal propiamente dicho, pudiendo dar la impresión de que es la única variable de su interés según la última conferencia de prensa, quedando sintetizado en el último cuadrito de su presentación.
¿Cuáles son las obsesiones de este gobierno?
Pudiera pensarse que es demasiado llamarlas “economía” pues se trata solo de bajar el déficit fiscal, y para ello bajar el gasto público, endeudamiento e inflación festejada por ser un poquito menor al 10%, en un mundo, región y país que se cae a pedazos.
Obviamente que en una economía tan deprimida hasta los precios se deprimen, pero no por acción de este gobierno que hizo todo lo posible por subirlos a través de los tarifazos, y la subida impetuosa del dólar al principio. La inflación rondó el 10% y no más, porque existe una depresión internacional de precios en un mundo en el que nadie compra, más la política de la reserva federal yanqui tendiendo a la baja de la tasa de interés (y con ello a la baja del precio del dólar y de nuestras importaciones), sumado a un mercado interno también ahogado por la crisis en muchas de sus ramas.
Es asombrosa la ironía de la presentación cuando a contra pelo del mundo, esa Sra. festeja la restricción del gasto público, y por tanto del endeudamiento. Y esto parece ser “toda la economía” que presentó la Sra. Ministra en la última conferencia de prensa, y como dicen algunos por ahí “para eso no hay que estudiar economía”, pues bastaría con llevar una simple cuenta (no decimos de almacenero por no faltar el respeto a esos trabajadores del comercio), digamos que con unos asientos diarios de contabilidad sería suficiente.
A los graves problemas que afectan el país hoy, se le agrega la conducción económica.
Cuando Arbeleche intenta introducir alguna variable económica más, que debió estimar ajena a su voluntad, con cierto rigor científico de acuerdo al comportamiento del conjunto de la economía, y disculpando la expresión, “le erraron como las peras”. Se trata de que el crecimiento económico (PBI) sobre el cual levantaron todo un presupuesto es un grave error. Ese error no solo se da para el 2020, sino cuando estimaron el PBI del 2021 refiriendo a una recuperación total de la crisis (en “V”). Manifestaron que la producción iba a alcanzar los niveles anteriores a la caída del 2020, o sea los niveles de épocas del gobierno frenteamplista en 2019. Se les cayó la estantería.
La Sra y su ministerio supusieron que el PBI caería un -3,5% para el 2020 y resultó que va a descender casi un -6%, como ya dijimos en anteriores artículos. Lo mismo sucedió con la desastrosa proyección al 2021 de crecimiento en un 4,3%, y si llega realmente al 3% podríamos “tirar cuetes”, por tanto, de recuperar el saldo negativo de la crisis nada aún.
Se trata de que en un par de años habría una producción menor al que se estimó equivalente a 2 mil millones de dólares o más, y como se sabe, de ello depende la recaudación, entre otras muchas cosas que se conforman finalmente en el circulo macabro de las crisis económicas.
De hecho, el Presupuesto que ellos votaron en diciembre pasado está desfinanciado. En los marcos de la política o recetas neo-liberales arcaicas significa más y más ajuste. Fue un presupuesto ajustado ya, cosa que causó horror en tiempos de pandemia, sin embargo, el ajuste será peor, y permanente. Este es, y será sin duda alguna, el gobierno del ajuste permanente.
¿Cómo se ajustará de nuevo?
El ajuste salarial de los trabajadores públicos ya fue en enero del 4.41%, o sea por debajo de la inflación en 5 puntos porcentuales. Para los trabajadores privados a mediados de año se había previsto que el ajuste salarial incluyera un descuento a la inflación por caída del PBI, y ya en aquel momento explicábamos la rebaja en términos reales que ello significaría. Ahora será peor ante una caída mayor del PBI a la proyectada entonces. Con ello la caída de las jubilaciones y pensiones. La caída salarial y de pasividades se incrementó para todos aquellos que pagan IRPF e IAS, por una aportación mayor al ajustar la BPC por Índice Medio de Salario en vez de hacerlo por IPC, cosa que afectó también otros ingresos relativos a prestaciones sociales (seguro de desempleo, por enfermedad, asignaciones familiares, prima por edad).
Pero los ajustes mayores de la masa salarial podrían venir más por la cantidad de horas trabajadas que por el propio ajuste negativo del salario real que mencionamos. Aún no tenemos datos, pero ya sabemos de los recortes en horas docentes de la ANEP, y seguramente lo sabrán los alumnos y padres cuando comiencen las clases. Lo mismo con el recorte de múltiples contratos públicos de todo tipo, incluso del sector salud y de limpieza en plena pandemia. Miles de trabajadoras/es que ven disminuidos brutalmente sus ingresos familiares.
La política económica del no hacer es hacer, pero en favor de los que más tienen, de los poderosos del mercado.
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