Como desde 1830 hasta hoy, en su mayoría, el cargo de Presidente de la Cámara de Representantes se ha ido ejerciendo de manera rotativa. Cada año un representante nacional es electo para dicha posición por el resto de las y los representantes que conforman la mencionada Cámara.
“En su mayoría”, porque es necesario recordar que desde 1830 a 1835 la Presidencia le correspondió a un mismo representante, Francisco Antonio Vidal, y que desde 1903 a 1911 ocurrió lo propio con el representante colorado Antonio María Rodríguez. Y también es necesario mencionar las veces que dicho cargo estuvo vacante, como durante la Guerra Grande en 1846, el Golpe de Estado de Alfredo Baldomir en 1942 o la Dictadura cívico militar en 1973, más alguna vacante puntual en 1840, 1864 y 1877.
Pero desde la recuperación de la democracia hasta la fecha, 36 legisladores y legisladoras han asumido el cargo ininterrumpidamente. Este 1 de marzo le tocó el turno al número 37, un legislador frenteamplista del interior,Luis Alfredo Fratti, con quien Mate Amargo tuvo el gusto de reunirse e intercambiar algunas de sus ideas y propuestas para el ejercicio.
“…quizás es hora que el Parlamento vaya hacia la gente”
Fue el primer tema que conversamos, la preocupación del legislador porque el Parlamento esté presente en todo el territorio, cerca de los diferentes sectores sociales y productivos: “tomar el pulso al país a cada momento y estar abierto a conocer las distintas visiones y sensibilidades que sobre cada tema puedan expresarse, sobre todo en los pagos chicos”.
Haciendo hincapié en las prácticas políticas en su doble dimensión, como acto institucional y como vínculo entre las personas, preocupado por “la muerte lenta de las democracias, esa que comienza cuando las prácticas políticas erosionan progresivamente la convivencia”.
Como hijo de una familia rural -“rural de campo, no con campo”, como le gusta aclarar- siempre tiene algún dicho, alguna anécdota para ejemplificar sus posiciones, y así nos contó de “el brasilero”, un amigo suyo que solía decir “che, todos juntos podemos; y desparramados, ¿qué hacemos?”. No solo para rescatar un valor de quienes están en política con vocación de servicio y piensan en Artigas como un gran aglutinador de gente con distintas ideas pero con la misma necesidad de salir adelante, sino también para no sentir más eso de que “cuando llego a mi Departamento parece que anduve por una calle paralela a los sentimientos de mis conciudadanos”.
“Artigas tenía claro que lo que nos separan son las desigualdades, y lo que nos puede unir no es otra cosa que la construcción de la igualdad”
Fratti recuerda a sus padres, que solo cursaron hasta tercero de Escuela, porque en aquellos tiempos la Escuela Rural llegaba solo hasta tercer grado. Recuerda los baños en un latón, con agua calentada en una cocina a leña “y eso no porque fuéramos pobres, sino porque no existían los servicios de los que se gozaba en las ciudades”. Recuerda también pertenecer al 3% de hijos de padres no profesionales que tenían la suerte de ingresar a Facultad.
Porque de esa realidad se partió para llegar hoy a un 50% de hijos de padres no profesionales que ingresan a Facultad y a un 90% del total de recibidos de UTEC que son la primera generación de universitarios en sus respectivas familias. Y de esa realidad también se partió para “en la última década, avanzar tremendamente en electrificación rural en aquellos departamentos alejados de la capital del país, al punto de que hoy no quedan escuelas rurales sin luz eléctrica y donde antes no había siquiera una máquina de fotos ahora tienen una computadora”
Las constantes menciones a José Artigas no son para adornar un discurso porque cuando dice que “los uruguayos debemos ocupar todo nuestro territorio”, y uno piensa en lo estratégico que para el artiguismo era el poblamiento de la campaña, habla también de la voluntad de llegar -junto a la Escuela de Gobierno- a los distintos Departamentos para trabajar “problemáticas puntuales que no tienen trascendencia nacional, pero que son de extrema importancia para esos pobladores”. Como, por ejemplo, la salud, sobre todo en los lugares donde la presencia de profesionales de la medicina es escasa. Impulsando en forma coordinada con cada Comisión la presencia física, como una alternativa de acercamiento, involucrando a los actores departamentales y municipales.
Y el tema del territorio también en su dimensión de frontera, de relaciones internacionales, que devienen en procesos de aculturación cuando no de trabajo y comercio: “los pueblos necesitamos seguir dialogando, intercambiando, ayudándonos en el desarrollo, acercando culturas, acercando los saberes de la ciencia, del arte en todas sus expresiones. Reconocernos herederos del pensamiento artiguista en su brega por la Patria Grande Latinoamericana, abrazando al resto de las naciones”.
Entre la cortesía parlamentaria y el reconocimiento
Quienes hemos seguido las distintas instancias de cambios de Presidencia sabemos que son raras las alocuciones que den cuenta de alguna diferencia fuerte, en cuanto a lo actuado por el representante saliente o las posibilidades de que lo mismo ocurra con el representante entrante. Pero también sabemos, mejor dicho, identificamos cuando las cualidades resaltadas son sinceras, son fruto de un trabajo demostrado.
El Frente Amplio, desde la legislatura que coincidió con el primer triunfo nacional (2005), ha trabajado porque una de sus 2 presidencias la ocupe un legislador del interior. En esa oportunidad el compromiso lo asumió el maestro Roque Arregui, de Mercedes y del Partido Socialista. Y eso continuó en las legislaturas que le sucedieron, con el representante por Rocha Anibal Pereyra (2014) y la representante por Paysandú Cecilia Bottino (2019), que al igual que al actual representante frenteamplista por Cerro Largo, pertenecen al Espacio 609.
Solo que hoy, en un contexto en que el Frente Amplio es oposición al gobierno nacional, teniendo presente que fue en el interior del país en donde más adhesiones frenteamplistas se perdieron en el pasado ciclo electoral y cuyos primeros análisis dan cuenta de una desconexión entre la fuerza política y la sociedad, la posibilidad de un rol tan importante como el de la Presidencia de Cámara con una clara intención de mirar hacia el interior, y el interior profundo, abren la esperanza hacia el renacer de un nuevo empuje progresista.
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