Entrevista a Federico Trigo: “No hay un convencimiento honesto sobre la importancia de la ciencia independientemente de las promesas pre electorales”

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@mateamargouy

Gimena Morales

Federico Trigo es investigador en el Instituto de Investigación Clemente Estable (IIBCE) y se desempeña en el departamento de Neurofisiología celular y molecular.

Este año recibió el premio Paul F. Cranefield Award por parte de la Sociedad de Fisiólogos Generales y la revista Journal of General Physiology. Se trata de un premio que es otorgado cada año a investigadores cuyo trabajo publicado en esta revista es considerado el más significativo del año. Trigo es el primer latinoamericano en obtener este reconocimiento.

Desde la llegada de la pandemia, la ciencia adquirió un rol fundamental en Uruguay y en el mundo. Federico Trigo habló con Mate Amargo sobre la importancia de seguir invirtiendo en esa área, las dificultades que hoy se encuentran para poder profesionalizarse en el país y vivir de la ciencia y las características de la investigación que lo llevó a ser el primer latinoamericano en recibir ese premio.

¿Qué implica para usted, como joven científico, ser reconocido por un premio tan prestigioso?

Yo siempre digo que para nosotros los reconocimientos de los pares son la semillita que nos da la fuerza para seguir, porque obviamente a la gente en general le cuesta mucho entender lo que es la investigación fundamental y la importancia que tiene.

Obviamente hablo del reconocimiento por los pares no solamente por el artículo publicado sino porque también esa investigación se consideró fundamental en algunos aspectos y es una señal de que estás en el buen camino.

Por supuesto igual esto es colectivo. Participé junto a otras personas que en ese momento trabajaban conmigo y además llegó en un momento interesante, porque permite hablar de ciencia en el país.

-¿De qué trata la investigación que lo llevó a obtener ese premio y cuánto tiempo estuvo trabajando en ella?

Yo hago neurofisiología básica. La fisiología es la ciencia que estudia los mecanismos normales del funcionamiento de los seres vivos y la neurofisiología estudia esos mecanismos en el sistema nervioso.

A mi me interesan los mecanismos que gobiernan al funcionamiento de las neuronas. Empiezo siempre desde lo más grande y voy reduciendo. Lo que estudiamos en ese artículo son los contactos sinápticos. Las neuronas mandan información a otras neuronas a través de los contactos sinápticos. Lo que estamos haciendo es estudiar los mecanismos de funcionamiento de esas sinapsis.

Nosotros asumimos una aproximación bastante reduccionista, para entender cómo funciona la sinapsis en general, tengo que entender cómo funciona una sola sinapsis. Eso es lo que mostramos en los resultados publicados.

Llevamos desde el 2009 trabajando en esta investigación. Mis primeros apuntes son de ese año. Es un proceso de elaboración que lleva por lo menos 10 años, por eso cuando veo ahora que dicen que se van a financiar sólo los proyectos de “alto valor agregado” se me ponen los pelos de punta.

Es imposible estimar el valor agregado de un proyecto que todavía no se ejecutó. El valor puede aparecer a los 50 años de investigación. ¿Quién iba a sospechar el valor agregado de la Arpanet? que es el precursor del internet que conocemos hoy, por ejemplo.

-¿Qué tipo de tareas desarrolla comúnmente en el Instituto Clemente Estable?

Yo trabajo en el departamento de Neurofisiología Molecular y Celular. Tengo una línea de investigación que es básicamente lo mismo que estaba haciendo en el laboratorio de París. Consiste justamente en estudiar las sinapsis del sistema Nervioso, y ahora estoy desarrollando otra línea en colaboración con el jefe del departamento, Raúl Russo, que implica estudiar una neurona de la médula espinal.

Es un laboratorio que también se ha especializado en el estudio de la regeneración a nivel de la médula espinal cuando hay lesiones medulares.

-Me contó que usted trabajó en París muchos años. ¿Cómo fue el proceso que lo llevó a esa ciudad y por qué decidió volver?

Yo estudié medicina en la UdelaR y después se me dio la oportunidad de hacer el doctorado en París en 2004. Ahí trabajé como docente hasta el 2019 y finalmente decidí volver. A uno cuando va creciendo le empiezan a tirar los afectos, por eso fue que volví.

¿Cree que en el Uruguay están dadas las herramientas y condiciones necesarias para los jóvenes que opten por estudiar e investigar temas científicos?

Yo creo que es realmente complicado, siendo absolutamente honesto, que una persona joven hoy en día en Uruguay pueda dedicarse a la ciencia y vivir de ella.

Creo que la mayoría de los gurises que quieren hacer investigación científica en algún momento se tienen que ir para afuera, y es ahí donde el país pierde mucho.

No es que el sistema científico no esté preparado para recibir a la persona en el laboratorio, lo que pasa es que no se les puede pagar. Es sano que los gurises se vayan para afuera a estudiar, pero lo importante es que después vuelvan. El problema es que no van a volver si no tenemos nada mejor que ofrecerle acá.

Todos los que volvemos a Uruguay es porque logramos de distintas formas conseguir un cargo, generar colaboraciones que nos van a permitir subsistir durante algunos años, pero somos todos investigadores bastante maduros los que volvemos. Si tenes a un chiquilín que se fue a hacer un doctorado que termina a los 27 años, tenes que generar herramientas para que esa persona vuelva, y esas herramientas no existen ahora.

Igualmente, más allá de las carencias, el sistema educativo uruguayo público sigue formando gente muy capaz.

-En el 2020, con la llegada de la pandemia, la ciencia tuvo un rol fundamental en nuestro país, principalmente gracias a la creación de los kits de test diagnóstico para el Covid19. ¿Qué opinión le merece el recorte de presupuesto con respecto al de 2019 que se hará a la ciencia este año según la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII)?

Lo que pasa es que yo creo que el problema que tenemos en Uruguay y en el resto del mundo es que no hay un convencimiento genuino y honesto sobre la importancia de la ciencia independientemente de compromisos y promesas pre electorales.

Si la clase política no está convencida de la importancia de la ciencia evidentemente no habrá algo que dure en el tiempo. Para crear un equipo científico competitivo tiene que haber una inversión que se mantenga. Eso tiene que ser una política de estado. Cuando se entienda eso vamos a tener un sistema científico fuerte.

Debo admitir que a veces los investigadores tenemos cierta culpa porque no somos buenos divulgando la importancia de lo que hacemos. Por eso la pandemia fue algo positivo en ese aspecto, porque las personas entienden la importancia de luchar contra un virus que está matando gente.

Nosotros tenemos que hacer el esfuerzo de explicar y hacer entender al sistema político lo fundamental de la ciencia.

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