En el día de ayer se fue a los 86 años David Chichí Cámpora, integrante histórico del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros.
Compartimos las sentidas palabras que llegan de los compañeros,
Falleció el compañero del MLN David Cámpora de larga actuación en el Movimiento, estuvo identificado con actos de alto compromiso cívico y de su vida en los momentos más algidos en la historia del movimiento y del país. De natural afable, sereno y metódico, apoyó con su formación académica en tareas de logística y análisis de la información
trbajó incansabblemente en el archivo de la historia del movimiento y colaboró generosamente rescatando en forma importante la información y sumando documentos orales y escritos sobre hechos y pensamientos.
Donó a la UDELAR el fruto de su trabajo y fue fuente mundial para investigadores periodistas y literatos, hoy como siempre repetimos: ¡yunques sonad, enmudecer campanas!
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Adios, Chichí
La vida nos puso muchas veces, demasiadas, un nudo en la garganta, un golpe en el estómago al enterarnos de que un compañero se había ido porque no quería seguir viviendo. Se va y te deja con la peor pregunta, con la que jamás tendrá respuesta:
– ¿Qué hicimos, qué dejamos de hacer para que hubiera decidido dejar este mundo, dejarnos?
Hoy se fue David Cámpora y siento pena, la que todos sentimos cuando un querido compañero se va. Pero no me deja preguntas. Sólo pena porque la vida se termina.
Creo que no conozco a nadie más previsor, más planificado, con mayor capacidad de ordenar su cabeza, su entorno y sus acciones que el Chichí.
Me quedo con la pena pero con el consuelo, con la certeza, de que si él consideró que ya era suficiente por estos pagos entonces tomó la mejor decisión.
Vaya mi tremendo respeto para vos, queridísimo compañero!!!
Abrazo
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Cuando el dolor apreta fuerte aparecen los Porqué, porqué, porqué???? Desde el Cuartel al hoy… Revivo la seguridad que me dabas, revivo tu aporte, revivo la confianza que generaba. Hasta siempre compa.
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Duelo de todos. Duelo de la barra. Pasarás a la historia como el archivista de nuestra identidad
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Con las manos en el fuego, se marchó Chichí Cámpora
Anoche, y por su propia voluntad, se fue Chichí Cámpora. Minutos antes, había mandado un mensaje de voz que resultó ser una despedida. “En este atardecer precioso de otoño que estamos tratando de terminar…” mandaba un abrazo fuerte a un grupo de viejos compañeros del MLN, a los que consideraba “la excelencia tupamara”.
Lo grabó a las 19.34, seguramente admirando la enorme luna llena que todos vimos brillando a pleno en el crepúsculo. Su voz sonaba alegre, serena y optimista, como siempre. En realidad era una despedida y no nos dimos cuenta. Dejó todo organizado, de acuerdo a lo que fue su característica más saliente, llevar método a todo lo que hacía, tal vez de acuerdo a su naturaleza de contador, la que no desmintió en ninguno de sus actos y, menos aún, en el último.
David Cámpora pasó por la cárcel de Punta Carretas, participó en la fuga de 1971, fue recapturado en un berretín en la calle Amazonas, luego que asesinaran al matrimonio Martirena y luego de las padecer el rigor del Batallón Florida, tuvo como destino el penal de Libertad.
Salió hacia Alemania y allí escribió el libro “Las manos en el fuego”, que sería la primera denuncia pública pormenorizada de las torturas masivas en los cuarteles, de las condiciones de vida en el penal y consecuente con su atención a lo personal, a lo humano, mencionó a casi todos sus compañeros de cautiverio, dando vida a sus características y su peripecia personal, como parte de una resistencia colectiva que estaban protagonizando. Fue, además y sobre todo, un riguroso organizador de la historia tupamara, articulando lo que denominamos el “archivo Cámpora”, donado a la Udelar.
En los últimos años se transformó en un porfiado aglutinador de compañeros, a los que reunía a menudo en su casa, no sólo para intercambiar recuerdos, sino para debatir sobre el pasado, el presente y el futuro con el fervor de una juventud que había quedado atrás.
Era un provocador del intercambio de ideas y un incitador permanente a la alegría de vivir y estar juntos. Sólo él sabrá porqué anoche firmó la despedida y qué proceso interno lo llevó a dejarnos ese críptico adiós que no alcanzamos a inteligir.
Chau Chichí querido. Algo en nosotros falló para que eligieras ese destino. Te fuiste con la luna llena, pero tu vida estuvo marcada por una estrella.