Martin Nessi
En tiempo de “pandemias” y avance de políticas neoliberales el “quédate en casa” pasa a ser una realidad para pocos. La utilización del plural para el termino pandemia no es un error gramatical, hay una pandemia y a su vez millones de pandemias, casi tantas personas. Habitamos todes un mismo mundo con infinidad de realidades. La pandemia de uno, no es la del otro, y la del otro no es la de aquel. Disminuir el número de pandemias es en estos momentos un acto de revolución, un planteamiento ético, un posicionamiento moral y una construcción de nuevo sentido.
Las pandemias no llegan solas, el COVID 19 en cuanto hecho sanitario es consecuencia de un modelo civilizatorio que beneficia el desarrollo de tales males. El virus viene acompañando y cómo consecuencia de un modelo económico, cultural y civilizatorio.
Las sindemias* son la conjunción de dos o más epidemias o enfermedades secuenciales y de masas. Estas enfermedades se concentran e interactúan entre sí en conjunto con las Enfermedades no Trasmisibles (ENT).
La desigualdad, el desequilibrio sanitario, la mercantilización del sistema de salud, la pobreza, la nueva división internacional del trabajo, los efectos generados por la precariedad laboral y el estrés que esta provoca, las consecuencias que la organización social tiene sobre las personas y su salud física y mental, la inseguridad alimentaria, la malnutrición, los efectos del cambio climático, las desigualdades de origen provocadora de grandes corrientes migratorias en poblaciones altamente vulnerables, la estructura y el ordenamiento material de nuestras ciudades, la alta concentración y la falta de infraestructura sanitaria (sobre todo en las periferias) en síntesis: las desigualdades generadas por el capitalismo y su sistema social y económico donde el mercado lo es todo y el Estado se reduce a la mínima expresión, son aliadas incondicionales de estas enfermedades que hoy nos azotan.
Esto no se dice desde una posición radical y revolucionaria o desde espacios anticapitalistas, sino que, es parte de las conclusiones a las que arriban un número no menor de científicos provenientes de la sociedad liberal y anglosajona. Un ejemplo de esto es lo expresado por Richard Horton, médico británico, redactor en jefe de la revista The Lancet, integrante del Real Colegio de Médicos y Academia de Ciencias Médicas británica, profesor en la Universidad de Oslo y profesor honorario de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres.
En un artículo para la revista The Lancet publicado el 26 de setiembre de 2020 y titulado “Fuera de línea: El COVID-19 no es una pandemia”** sostiene que “Hay dos categorías de enfermedades que interactúan dentro de poblaciones específicas: la infección por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y una serie de enfermedades no transmisibles (ENT). Estas condiciones se están agrupando dentro de grupos sociales de acuerdo con patrones de desigualdad profundamente arraigados en nuestras sociedades. La agregación de estas enfermedades en un contexto de disparidad social y económica exacerba los efectos adversos de cada enfermedad por separado. COVID-19 no es una pandemia. Es una sindemia.
La naturaleza sinémica de la amenaza que enfrentamos significa que se necesita un enfoque más matizado si queremos proteger la salud de nuestras comunidades.” más adelante agrega “Las sindemias se caracterizan por interacciones biológicas y sociales entre condiciones y estados, interacciones que aumentan la susceptibilidad de una persona a sufrir daños o empeoran sus resultados de salud” sobre las Enfermedades No Transmisibles agrega que se deberá tener mayor atención porque “atacar las ENT será un requisito previo para una contención exitosa” y aclara que ”Las ENT también son una causa desatendida de mala salud en los países más pobres.” Finalmente agrega que “La consecuencia más importante de ver a COVID-19 como una sindemia es subrayar sus orígenes sociales.
La vulnerabilidad de los ciudadanos mayores; Comunidades étnicas negras, asiáticas y minoritarias; y los trabajadores clave a quienes comúnmente se les paga mal con menos protecciones sociales apuntan a una verdad hasta ahora apenas reconocida”…” la búsqueda de una solución puramente biomédica para COVID-19 fracasará. A menos que los gobiernos diseñen políticas y programas para revertir las profundas disparidades, nuestras sociedades nunca estarán verdaderamente seguras contra el COVID-19” agrega la necesidad de tratar estos temas con un enfoque distinto al exclusivamente farmacológico y agrega que “Nuestras sociedades necesitan esperanza.
La crisis económica que avanza hacia nosotros no se resolverá con un fármaco ni con una vacuna. Se necesita nada menos que un avivamiento nacional. Acercarse a COVID-19 como una sindemia invitará a una visión más amplia, que abarque educación, empleo, vivienda, alimentación y medio ambiente.”
¿Cómo aparece esto en nuestras vidas cotidianas?
Diariamente vemos el estrés qué la situación económica y social provoca. El modelo civilizatorio construido por la sociedad del capital es insano y no da para más. El desempleo y la precariedad laboral es cada día mayor, la imposibilidad de las grandes mayorías a tener una calidad de vida y una salud al menos aceptable es cada vez más notoria, dentro y fuera de fronteras. En nuestro país el número de pobres aumento en 100.000 personas en un año y pasan a ser 410.000 en total, la indigencia paso de 7.000 a 14.000 personas, hay 39.000 personas comiendo en ollas populares, el desempleo supera los 10 puntos (sin contar a las personas en seguro de paro), el salario real de quienes tienen la posibilidad de mantener su empleo disminuye, la capacidad de consumo de las familias se ve altamente perjudicada y las brechas culturales y educativas se amplían sin que el gobierno haga nada.
Por otra parte, la calidad del trabajo es cada día peor, las políticas del triunfante “capitalismo de plataformas” se imponen. El avance tecnológico se convierte en retroceso y todo se subleva ante la deslumbrante aparición de las infraestructuras digitales (Uber, airbnb, empresas dedicadas a los servicios de deliverys y sus patrocinantes redes sociales) que son máquinas infernales de producción de capital, enfermedades e infelicidad que marcan los valores culturales y hacen ver la deslocalización y la precariedad laboral como emprendedurismo con posibilidades de crecimiento a futuro.
Hoy es sábado y llueve en Montevideo, las motitos y las bicicletas conducidas por seres humanos con cajas en la espalda andan como locas llevando pedidos para quienes pueden pedirlos presas de un perverso sistema de ranking interno de estas empresas donde, la velocidad de entrega no les da beneficio económico directo alguno pero les otorga mejores zonas y horarios de reparto. Otros y otras comen en las ollas o buscan alimento en los tachos de basura.
De los primeros, solo en Montevideo hay unos 6.000 según números del sinurep (Sindicato único de repartidores) de ese número no todos trabajan para aplicaciones, pero si la gran mayoría y de estos menos del 10% son trabajadores y trabajadoras dependientes. En la comida a dos clicks que muchas veces utilizamos hay un sistema global montado de millonarias ganancias y un montón de trabajadores y trabajadoras que no tienen ni un lugar de descanso, ni un baño, ni seguridad social, ni licencias, ni aguinaldos, ni un mísero techo para protegerse de la lluvia y que si en el apuro de hacer más pedidos para “engordar” un poco sus magros ingresos por cantidad de repartos y obtención de mejores lugares y horarios de reparto patinan bajo la lluvia, en el mejor de los casos, deberán pagar los arreglos de su vehículo y los analgésicos o tratamientos que les sean necesarios para sanar su cuerpo y otras cuestiones. Cuando los o las recibas cuida, cuídate y acordate del todo.
Es hora de que las realidades sean colectivas. Cuidarse es no perder el sentido de la solidaridad y acordarnos de donde vienen todos estos males que hoy nos aquejan para cambiar la realidad y que no sigan ganando quienes se fortalecen de las sin o pan demias.
* El termino sindemia es un neologismo generado por el Antropólogo Medico, profesor de antorpologia y de medicina comunitaria estadounidense Merrill Singer a mediados de los años 90 desarrollado en su libro Introduction to syndemics de 2009
** https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)32000-6/fulltext#%20
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