Ec. Gabriela Cultelli1 y Ec. Héctor Tajam2
EconomiaPolítica.uy
(Publicado en Trama al Sur- Canal Social Latinoamericano 31/3/2021)
Es claro que esta no es una crisis con magnitudes comunes y que su diseminación mundial es solo comparable con aquella conocida como “La Gran Depresión” (1929-1933), cuando en América Latina el Producto Bruto Interno (PBI) se desplomaba en -5,3%. En el año 2020 la caída de nuestra región fue superior, un -7,7% (CEPAL, s.f.).
Para los países del primer mundo la caída fue muy aguda, pero diferente en volumen a la acaecida en aquella famosa crisis. Hoy por ejemplo EEUU cayó en un 5%, cuando entre 1929 y 1933 perdía casi la mitad de lo producido, acumulando una caída anual 3 veces mayor a la actual. En Inglaterra la caída en términos de volumen del PIB no distó tanto, pues acumuló algo más de un 12% al año entre 1929 y 1933, mientras que en el 2020 fue de un 10%. En Francia aquellos años acumularon anualmente una pérdida del 5,7% con resultado, el año pasado, bastante mayor (-9%) y de España ya sabemos la trágica historia que desembocó en la guerra civil del 36 al 39.
¿Con lo dicho estamos afirmando que la historia se repite? No, estamos muy lejos de esa afirmación, salvo algunas generalidades desde el punto de vista de la Economía Política. En primer lugar, que ambas se dieron y no por casualidad, después de una etapa de globalización financiera, dónde el capital de ese sector marca las pautas del padrón de acumulación y deviene en modelos económicos que a la larga o a la corta, siempre con excepciones, se terminan adecuando a esas formas subterráneas de dominio, tras procesos más o menos violentos, más o menos agresivos. En segundo lugar, una ley objetiva del desarrollo sistémico capitalista, es que éste se desenvuelve en ciclos, provenientes de las formas típicas de reproducción del Capital.
Es que la crisis de hoy, según hemos demostrado en otros artículos (Cultelli & Tajam, 2020), no es una crisis provocada por la pandemia del Covid-19. Es una crisis sistémica que ya venía gestándose y que se instaura para 2019, un año antes de que golpeara la pandemia. Encontramos en ello la explicación de los desbordes sociales que todes recordaremos como los Chalecos Amarillos de Francia, o las rebeliones populares en Ecuador y Chile del año antes pasado, todas manifestaciones del fenómeno global que se venía sucediendo. La pandemia agravó muchísimo la crisis, pero también tapó sus efectos propios. Esta no es una o dos, o cuatro crisis cómo esquemáticamente se planteó a fines del siglo pasado y principios de este, haciendo alusión a la situación crítica climática, energética, poblacional y finalmente general. Esta es una de las crisis mayores de la historia, que aún no llega a su fin y que es difícil vislumbrar sus alcances fehacientemente
No se trata de una disquisición epistolar, se trata de que observar las causas básicas de una crisis largamente anunciada, da pautas para pensar en su salida, en la fase siguiente del ciclo económico, la recuperación, ¿Cómo será? y ¿Qué tan pronto vendrá una nueva fase de auge o crecimiento?
Las previsiones
Generalmente, punto más punto menos, la mayor parte de las estimaciones concuerdan en que la recuperación se dará hacia el año próximo. Así por ejemplo resumimos en el siguiente cuadro las estimaciones del FMI
PBI |
2020 |
2021 |
2022 |
PBI MUNDO |
-3,5 |
5,5 |
4,2 |
Economías avanzadas |
-4,9 |
4,3 |
3,1 |
Estados Unidos |
-3,4 |
5,1 |
2,5 |
Zona Euro |
-7,2 |
4,2 |
3,6 |
Japón |
-5,1 |
3,1 |
2,4 |
Canadá |
-5,5 |
3,6 |
4,1 |
Economías Emergentes |
-2,4 |
6,3 |
5 |
China |
2,3 |
8,1 |
5,6 |
Am. Latina y Caribe |
-7,4 |
4,1 |
2,9 |
Fuente: FMI |
Más allá que las estimaciones pudieran revisarse a la baja, vinculadas ahora sí a los rebrotes de la pandemia, es difícil pensar en recuperaciones rápidas cuando el daño en varios sectores de la producción ya se produjo. Lo expuesto a pesar de los estímulos al despegue realizados en varias economías importantes como la de EEUU, que impulsó cheques de estímulo al gasto de los hogares por U$S600, aumentando los ingresos de los mismos en 2 billones de dólares a la par que el consumo lo hacía solo en 341 millones3, previéndose allí la recuperación más rápida o una de las más rápidas. Parte de estos montos fueron a atender necesidades locales a través de partidas entregadas a los gobiernos de cercanías. Téngase presente que en el año pasado se perdieron en el gigante del norte la espeluznante cifra de 9,37 millones de empleos, pues no se trata de una Oda al imperio, solo trata de salvarse.
El principal lastre no está en lo tardía de la recuperación, aunque detengámonos algo más en ella, porque también llama la atención lo diferenciada que aparece en el mundo, incluso en las llamadas economías avanzadas, dónde la zona euro con suerte recién hacia el 2022 podrá cubrir la fase cíclica de la recuperación. Así podrá verse Alemania y Francia, con menor fuerza en España e Italia que tendrán que esperar otro año más para volver a niveles precrisis, como es el caso de América Latina y el Caribe también, con China que, aunque leve (2,3%) mantuvo el crecimiento en el 2020, motivo por el cual se espera un crecimiento importante para este y el próximo año en ese país asiático.
El Lastre mayor: la desigualdad
El economista Daniel Olesker (Olesker, 2021) calificaba la recuperación (también cíclica) como TDI, tardía, desigual e injusta. Efectivamente, toda crisis es una destrucción y centralización de capital fijo, con cambios estructurales más o menos importantes de acuerdo al nivel de la misma y esta ha sido de las mayores. No todos cayeron, ni todos los sectores de la producción y la comercialización de bienes y servicios, algunos capitales migraron y otros crecieron sustantivamente en sus mismos sectores de origen.
Por ejemplo, en EEUU antes referíamos a 2 billones de dólares gastados en millones de personas, pues los multimillonarios (657) del imperio vieron crecer sus fortunas en 1.3 billones con promedio de alza de 45%, aunque “Las 15 mayores fortunas del país ganaron 563 mil millones de dólares, aumentando su patrimonio en un 82%” (Anon., 2021). En el siguiente cuadro se observan algunos de ellos, se trata de una decena de individuos mayormente vinculados al mundo digital que vieron crecer sus fortunas en más de un 300%, mientras que otros 19 aumentaron en un 200% y otros 48 duplicaron su riqueza según la fuente citada.
Al mismo tiempo que se multiplicaban algunas pocas fortunas, en nuestra América Latina y el Caribe se multiplicaban las personas en situación de pobreza, que aumentaron en el 2020 en 30 millones para llegar a totalizar 210 millones de personas pobres. Se está gestando toda una reestructura de la producción y los servicios, se está gestando la forma más regresiva de distribución de la riqueza hasta hoy conocida. Luego del último período de globalización financiera y durante el mismo (década de los 90´del siglo pasado) los ciclos se hicieron cada vez más cortos, las crisis cada vez más seguidas. Esa es la pandemia del Capital.
Uruguay en un nuevo ciclo
En 1998, punto máximo del ciclo anterior (1981-1998), comenzó el ciclo económico que terminó en 2019, una vez conocida la caída de la actividad económica en 2020 del orden de -5,9% del Producto Interno Bruto (PIB)4.
A principios de los años 80 del siglo XX, la dictadura cívico militar que ejerció el poder desde 1973 dejó como herencia más de un millón de personas pobres y un salario real promedio reducido a la mitad del nivel alcanzado en 1970. Dos décadas más tarde, en 2004, luego de una sucesión de gobiernos del Partido Colorado y del Partido Nacional, la izquierda aglutinada en el Frente Amplio (FA) asumió el gobierno heredando nuevamente un millón de uruguayos y uruguayas sumergidas en la indigencia y la pobreza.
Desde 1981 a 1998 la economía uruguaya medida por la evolución del PIB creció 43% mientras los salarios redujeron su poder de compra en -4%, el desempleo aumentó en 70.000 personas y la pobreza solo descendió entre 1991 y 1994 cuando las jubilaciones se desvincularon de los ajustes fiscales mediante la modificación constitucional por referéndum popular. En 1999 se dio la primera caída del PIB y el inicio de la recesión que desembocó en la debacle 2002-2003.
A partir de 2004-2005 se comenzó a recorrer la fase de recuperación económica y desde 2006/7 hasta 2019 se sucedió un período ininterrumpido de crecimiento de la producción, del empleo y de los ingresos. Esa interacción inclusiva entre crecimiento y distribución permitió un aumento del PIB de 80% en 15 años, 300.000 nuevos empleos, un aumento del salario real del orden del 63% y una disminución de la pobreza en 750.000 personas (se disminuyó de 32% en 2004 a 9% en 2019).
El siguiente grafico refleja los ciclos mencionados.
El nuevo ciclo 2019: Incertidumbre y malos augurios.
Comenzamos a recorrer un nuevo ciclo económico en nuestro país, cuyo punto de partida integra tres componentes que se retroalimentan para presentarnos un panorama a futuro muy complicado: por un lado la propia crisis del capitalismo global y regional, como lo vimos más arriba, las consecuencias de la crisis sanitaria desatada por la pandemia Covid19, a lo que se suma un gobierno de coalición derechista con políticas de cuño neoliberal, cuyo principal objetivo es transferir recursos públicos y de los trabajadores hacia la inversión privada, nacional y extranjera, que reforzará las tendencias concentradoras que se dan en toda salida de una recesión capitalista, reduciendo la demanda interna que actuará como fuerza procíclica.
Esta simbiosis ya tuvo trágicas consecuencias para el pueblo uruguayo. El predominio del enfoque liberal e individualista, trasladado a la visión con que se enfrenta la crisis sanitaria (la “libertad responsable”) aleja cada vez más a la política de las soluciones reales, y deposita las responsabilidades en la conducta de los ciudadanos. El resultado: la pandemia descontrolada y la población más vulnerable indefensa hasta en sus necesidades más elementales.
La conjunción además del mantenimiento del ajuste fiscal en plena pandemia ha desprotegido a aquellos sectores económicos y sociales más golpeados por la inamovilidad y el cierre de fronteras, como lo son el transporte, el turismo, el comercio, y a las mujeres que trabajan predominantemente en esos sectores, así como en la educación y los cuidados, y como trabajadoras por cuenta propia que no cuentan siquiera con un seguro de desempleo. Por ello no fue una sorpresa cuando el INE reconoció finalmente que durante el año 2020 cien mil personas ingresaron a los niveles de pobreza y 7.000 más a la indigencia, esto es, que ni siquiera pueden afrontar el gasto de alimentación. Durante todo el año han funcionado cientos de ollas populares, fruto de la solidaridad del propio pueblo desguarnecido, que han suturado en parte esta carencia.
Por otra parte, como siempre sucede, en las crisis hay quien se benefician, y ellos coinciden con el alto empresariado exportador. Mientras el PIB global se redujo, como indicamos antes, en -5,9% en 2020, la actividad económica en el sector agropecuario, predominantemente exportador, permaneció casi incambiada (cayó -0,4%), mientras el dólar aumentaba 19% (ya había aumentado 15% en 2019), y los precios implícitos para el sector subieron 21% (habían crecido 20% en 2019), muy por encima del resto de la economía. Ello justifica que a diciembre de 2020, el indicador IEBU (Índice del Excedente Bruto de la Industria Exportadora) que estima el BCU, como una aproximación al nivel de rentabilidad del sector exportador, fuese un 9% superior a diciembre 2020. Mientras tanto el gobierno recurre nuevamente a gravar los altos ingresos de los funcionarios públicos para financiar el Fondo Coronavirus que debe solventar las transferencias sociales, dejando explícitamente de lado el aporte de este enriquecimiento en plena crisis.
La política económica, como un todo integral (macroeconomía, sectorial, planificación y apuestas a inversiones con futuro) ha estado totalmente ausente. Un día sí y otro también, solo se habla de los equilibrios fiscales, la deuda pública y la inflación. Todo el año 2020 estuvo dominado por la discusión parlamentaria de la Ley de Urgente Consideración (LUC) y la Ley de Presupuesto quinquenal, casi 1.000 artículos entre ambos con absoluta carencia de la urgencia socioeconómica y sanitaria.
Por lo tanto, hay solamente medidas, a veces inconexas, orientadas exclusivamente a recuperar la rentabilidad del sector privado (el ajuste privado) y a equilibrar las cuentas públicas (el ajuste público), con graves consecuencias para las perspectivas futuras, pues al fin de cuentas ni el sector público ni el sector privado están tomando decisiones de inversión con orientación estratégica. Se trata del liberalismo al máximo. Las principales medidas de política económica, fuera del contexto que ha significado la emergencia del Covid19, así lo demuestran, estas fueron y entre otras:
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Aumento de tarifas públicas, y del IVA en compras con tarjetas de débito
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Aumento de las rebajas impositivas a inversores nacionales y extranjeros con contrapartidas mucho más flexibles
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Rebaja del salario real. Ya descendió casi 2% en 2020, y en 2021 la caída será superior (3% de aumento en enero, por debajo de la inflación, y en junio inflación menos el 5,9% de caída del PIB).
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Para los promotores de la construcción y alquiler de viviendas, derogación del precio máximo de viviendas promovidas (antes de Interés Social), de un cupo para arrendamiento, desalojo express en el marco de la LUC (arrendamiento de viviendas sin garantías)
Hasta la CEPAL ha concluido que el gasto público implementado en este gobierno es insuficiente. Si el ajuste fiscal adquiere visado permanente ante el desajuste de las proyecciones presupuestales y la real evolución económica, si la estrategia hacia el sector privado también es de ajuste en salarios, condiciones de trabajo y empleo, entonces las perspectivas para la fase de recuperación para este ciclo que recién comienza no son nada halagüeñas. No habrá un “rebote” del crecimiento en 2021, y las remuneraciones difícilmente recuperen el poder adquisitivo de 2019, con suerte lo harán hacia el final del quinquenio. En suma, un quinquenio perdido, no solo en los registros estadísticos, sino en el bienestar de su gente.
Bibliografía
Anon., 2021. forbes staff. [En línea] Available at: https://bit.ly/3fuoJuy [Último acceso: 28 marzo 2021].
CEPAL, s.f. Panorama Social 2020. p. https://bit.ly/38S3cYP consultado 17/3/2021.
Cultelli, G. & Tajam, H., 2020. Crónica de una crisis anunciada. Economía y Desarrollo, 2(165).
D’Albora, A. & Thul, J., 2009. Comparación entre las crisis de 1929 y 2008:caracterización, medidas internacionales y medidas uruguayas, consecuencias.. Premio Academia Nacional de Economía , p. https://bit.ly/3ddgaSm.
Haro, J. L. d., 2021. EEUU acelera su crecimiento hasta un 10% y orquesta su recuperación más rápida desde la década de los 50. elEconomista, p. https://bit.ly/2QIn4r3.
Olesker, D., 2021. Reactivación Económica Tardía, Débil, e Injusta (TDI) VS Temprana, Potente y Justa. [En línea] Available at: https://bit.ly/39oet3o [Último acceso: 28 marzo 2021].
1 Licenciada en Economía Política, Universidad de La Habana (1988), Magister en Historia Económica (2005), fue docente universitaria (1992-2006), Asesora Sindical (1996-2005), Directora Sectorial de Planificación y Presupuesto (2007-2011), tiene varias publicaciones entre ellas “El mundo de la globalización: apuntes para un análisis” (1996); “El sistema Educativo Público en Uruguay. Análisis económico de la década de los 90’” (2001): “La mercantilización de la fuerza de trabajo de las mujeres. Una visión desde la Economía Política” (2018). Ha incurrido en el periodismo económico desde varios medios de prensa, siendo hoy columnista de MateAmargo. Actualmente es Coordinadora del Programa de asesoría, docencia e investigación EconomiaPolitica.uy, y es miembro del secretariado ejecutivo de la REDH.
2 Magister en Economía del Sector Público, CIDE Mexico (1981), fue docente universitario (1987-1995) e investigador del IECON (1986-2005) y de PRIES- CS (1986-1995), asesor sindical (1996-2005), Diputado (2005-2010), Senador (2010-2015), tiene varias publicaciones, entre ellas: “¿A quién sirven las privatizaciones?” (1989), “El PBI del Uruguay 1900-1955” (1999), “Progresismo y después” (2020). Ha incurrido en el periodismo económico desde varios medios de prensa, siendo hoy columnista de MateAmargo. Actualmente es Director del Programa de asesoría, docencia e investigación EconomiaPolitica.uy
3 El Economista (Haro, 2021)
4 Medimos el ciclo económico como el período de tiempo transcurrido entre los dos picos o máxima de crecimiento, el primero marca el inicio de la recesión económica y el segundo el final del crecimiento. Las economías capitalistas se desarrollan a través de ciclos, el final de cada uno es un escalón superior al anterior.
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