Javier Umpierrez (1)
Los Servicios de Orientación, Consulta y Articulación Territorial (SOCAT) preceden al propio MIDES, ya que este fue creado en el año 2005, y los Socat comenzaron a trabajar en el 2004. Desde ese año y en adelante, emergiendo de una profunda crisis, lograron desplegar su dispositivo en todo el territorio nacional, con anclaje en las zonas de mayor vulnerabilidad socioeconómica.
Los SOCAT buscan impulsar el desarrollo social y comunitario, fomentan la participación ciudadana, tejen redes de articulación entre todos los actores de la sociedad, acercan los recursos a la población más alejada, buscan garantizar los derechos de todas las personas, trabajan de manera cercana y sistemática con las situaciones que revisten mayor gravedad, son creativos, son cercanos y son trabajadores incansables.
Su trabajo en territorio, siendo la cara del MIDES para los vecinos, significó una pieza clave en el proceso de erradicación de la indigencia y en lo que resultó la salida de tantos miles y miles de uruguayos y uruguayas de la situación de pobreza.
Las crisis socioeconómicas duran más tiempo de lo que parece, sus efectos colaterales se siguen sucediendo en la periferia aunque las gráficas centrales ya adviertan el fin de la crisis. Es por esto que la presencia del Estado y de los equipos técnicos en las zonas vulnerabilizadas, resulta sumamente esencial.
Nuevamente nos encontramos transitando una situación extremadamente crítica, con pérdida de empleos, cierre de empresas, desvinculación educativa,100.000 nuevas personas en el área de la pobreza y un gran aumento de las situaciones de indigencia. Este escenario exige más que nunca la presencia del Estado, sobre todo en los lugares donde la pandemia pega más fuerte.
Pero no, tenemos un gobierno ferozmente neoliberal, que no sólo no aumenta la inversión pública, sino que retira el apoyo que el Estado ya venía realizando, en términos económicos y en términos de recursos humanos. Llega la triste noticia de que en julio de este año cierran todos los Socat.
Esta decisión política del gobierno encierra una doble vulneración, por un lado, desampara aún más a los rezagados, que con la ausencia de los equipos en el territorio, quedarán más solos que nunca. Pero por otro lado, también hay una vulneración a los trabajadores de los equipos técnicos (y a las organizaciones sociales que representan), quienes perderán su trabajo. Lamentablemente esta ya es una práctica habitual del nuevo Ministerio de Desarrollo Social, que por ejemplo desmanteló la secretaría de Inmujeres y cerró el programa ETAF de acompañamiento familiar.
Desde nuestro equipo alertamos sobre la gravedad que significa la decisión tomada por el gobierno nacional sobre el cierre de los SOCAT y reiteramos la enorme importancia de la inversión pública y del trabajo en cercanía con la población, especialmente con quienes más lo necesitan.
(1) Representante Nacional
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