Raúl «Bebe» Sendic. “En el corazón del pueblo”

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@mateamargouy

Estamos en abril, un mes que nos mueve, que nos lleva a los recuerdos y nos devuelve al presente.

Mes en que recordamos a Norma, Nicolás, Ivette, Luis, Jorge, Armando, Gabriel, Horacio, caídos en combate y asesinados un 14 de abril allá por 1972.

Mes en que recordamos a Diana, Laura y Silvia, caídas en un combate por demás desigual un 21 de abril allá por 1974.

Mes en que recordamos la partida del “Bebe”, un 28 de abril de 1989.

Pero el recuerdo es presente, porque todos los compañeros lucharon por un porvenir, entregaron su tiempo y su vida a una construcción colectiva que nunca alcanzarían a ver, le pusieron cuerpo y pienso a otra forma de existir, de relacionarse.

Los hombres y las mujeres pasamos, las ideas quedan. Y hoy queremos hablar de esas ideas, habladas o escritas por el “Bebe”, peleadas por tantos y tantas, ayer y hoy.

Reforma Constitucional

En un papel escrito a mano alzada por el propio Sendic, podemos identificar el sentido de dicha Reforma que -claramente- se dirigía a darle un carácter colectivo a los derechos de los habitantes y los recursos de nuestro suelo.

Sendic recoge las ideas artiguistas de tierra productiva para el beneficio de la sociedad y recoge la práctica de limitar las extensiones. Las 30.000 obscenas hectáreas de Silva y Rosas, en contraste con los rancheríos repletos de hambre, lastimaban la visión de cualquier luchador con ideales de justicia y hasta de cualquier trabajador con criterios de productividad.

Pero la Reforma también tenía que tocar la plata constante y sonante, los ahorros, los préstamos, toda la banca debía ser propiedad del Estado. Un Estado que no tuviera la responsabilidad de sus propios dineros era un Estado títere que poco podría hacer por generar las fuentes de trabajo o las inversiones necesarias para un bienestar social general.

De la misma manera, con el mismo sentido, Uruguay no debía hacerse cargo de deudas contraídas por gobiernos inconstitucionales que -por si fuera poco- se favorecieron a sí mismos, aumentando sus cuentas en el exterior. Gobiernos inconstitucionales que recurrieron al FMI y a otros organismos financieros internacionales, alimentando un aparato militar que arrasó contra el que se rebelara y un sistema que condenó al hambre y al exilio a millares de uruguayos.

Reforma Agraria

Uno de los principales temas de los que habló Sendic en muchos de sus artículos, reunidos en el libro “La Tierra, la Banca y la Deuda Externa”, fue la tierra. Nuestro principal recurso económico, concentrado y produciendo para beneficio del sistema financiero: local y extranjero.

El Bebe hablaba de “expropiar a los expropiadores”, latifundistas, industriales, comerciantes y banqueros, que habían sido los únicos en beneficiarse por la rebaja salarial durante la dictadura. La Deuda Interna de los productores con la banca nacional se había incrementado por efecto de su dolarización, el gran salvataje de la banca que la Dictadura realizó en 1984 determinó el traspaso de cuentas incobrables (que en su mayoría provenían del agro) de la banca privada al Banco Central del Uruguay: el respaldo a la deuda “comprada” alcanzaba las 500.000 hectáreas, casi las mismas hectáreas que el Instituto Nacional de Colonización ya poseía.

Pero esas tierras jamás pasaron al erario público, así como la estatización de los bancos Pan de Azúcar, Italiano, La Caja Obrera, y el Comercial -que se mandó Sanguinetti-, los que una vez saneados volvieron a la banca privada.

Para cuando el Bebe escribía sobre estos temas, solo el 25% de las tierras productivas eran ocupadas por un 85% de establecimientos familiares, mientras que apenas un 15% de productores acaparaban el 75% de tierra restante. Y en el espacio de 10 años, casi un tercio de la población rural había emigrado.

200 años atrás, el artiguismo articulaba un Reglamento Provisorio para el fomento de su campaña y la Seguridad de sus hacendados, buscando que los bienes estuvieran al servicio de la producción, destinada a quienes la trabajaran.

200 años adelante, dictadura mediante, los números seguían mostrando la necesidad de tierra pal’ que la trabaja.

Frente Grande

Para referirnos al Frente Grande del que hablaba Raúl Sendic, es necesario remontarse al contexto de reapertura democrática. Un país y un pueblo azotado por la política económica de la dictadura cívico militar, con un nivel de extranjerización de la tierra cada vez más grande, con una deuda externa altísima que embargaba al país y a su gente.

En un contexto en el que años antes muchas organizaciones políticas y sociales habían alcanzado un gran acuerdo nacional, la “Concertación Nacional Programática”, que daba salida política a la dictadura pero que no alcanzaba para darle solución a las penurias del pueblo. El Frente Amplio se rearmaba, salía de la clandestinidad y buscaba alianzas que lo hicieran más fuerte, pero -como decía el Bebe- no alcanzaba.

En este contexto Sendic plantea la idea de un FRENTE GRANDE, la generación de una alianza muy grande que amplíe la concepción y el marco de alianzas de las fuerzas sociales del cambio, en defensa del interés nacional y popular.

En el acto del MLN-T de 1987, en el Franzini, el Bebe decía: “El hecho de que estamos buscándolo por el lado de las cúpulas políticas, no nos impide buscarlo así mismo por abajo, en la unidad del pueblo, en sindicatos, grupos sociales, cooperativas, etc. Es el trabajo de hormigas que tenemos que hacer en los barrios, en el campo, donde conviven enfrentando problemas comunes, hombres y mujeres de distintas tendencias, que ya están formando un Frente Grande para contrarrestar sus problemas.”

Decía también: “Frente a este panorama tenemos que construir la unidad desde abajo.[…] lo lograremos trabajando desde abajo, pacientemente, codo a codo, con hombres y mujeres de distintas tendencias.”

Es decir, se trata de la conformación de un Frente Grande que trascienda las alianzas de cúpulas políticas, que llegue a las capas más bajas de la sociedad, a los hombres y mujeres de a pie; un frente grande que diera soluciones para la tierra, la banca, la deuda externa y el salario a la gente. Un frente grande que enfrente la extranjerización del Uruguay y el no pago de la deuda externa contraída por la dictadura uruguaya.

En definitiva el Bebe nos planteaba esa idea revolucionaria y vigente de  “Volver a la unión del pueblo por abajo y profundizar esa conciencia solidaria y socialista que permitió salir colectivamente de la dictadura y de la miseria que nos trajo: “Construir en los hombres millones de columnas donde se pueda asentar una sociedad socialista.”

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