¡Qué cara tiene/está la ciencia! – Entrevista a Nicolás Rubido (Segunda Parte)

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@mateamargouy

Continuamos conversando con el salteño, Ph.D. en física, Nicolás Rubido. Profundizando en su visión sobre la relación ciencia-política-soberanía

Habíamos quedado en que el desarrollo de tecnología muchas veces viene de la mano de las empresas que lo necesitan e impulsan. Me gustaría que profundizaras en esto de “lo vendible”, como pasa con el arte, ¿cuánto hay de libertad y cuánto de necesidad al momento de desarrollar una investigación?

Había mencionado que la publicación de los resultados de una investigación es la única forma por la que los científicos pueden certificar sus investigaciones (tanto a nivel nacional como internacional), esto permite que otros científicos contrasten sus experimentos y teorías, verificando o no las conclusiones alcanzadas. En particular los resultados reportados pueden abarcar diferentes aspectos, pueden ser el desarrollo de una teoría que explique ciertos datos observados (como la teoría de la gravitación, que explica cómo interactúan distintos objetos masivos), la presentación de experimentos que revelan nuevos fenómenos (como los experimentos realizados por colisionadores de partículas), el desarrollo de algoritmos o metodologías para la resolución de problemas (como el desarrollo del AlphaGo de Google: un algoritmo en el área de investigación de la inteligencia artificial), o el desarrollo de nuevas tecnologías (como puede ser el desarrollo de una nueva forma no invasiva de medir la actividad cerebral: electroencefalogramas y magneto-resonancias). Cualquiera de estos resultados comienzan porque existen preguntas sobre observaciones de algún sistema que no se habían podido contestar. Las respuestas a estas preguntas no solo permiten entender al sistema-sujeto de estudio, sino que usualmente permiten también realizar predicciones.

¿Predicciones? ¿Las tiradas de carta, por ejemplo?

Las predicciones son parte del gran éxito de las Ciencias en comparación a otros enfoques no científicos, los cuales pueden intentar explicar algún tipo de observación, pero no consiguen realizar predicciones exitosas. O, al menos, no lo logran de manera consistente. Por ejemplo, con la numerología se pueden ajustar muchos hechos del pasado a una cierta relación matemática que aparentemente los explica a todos ellos, y que además permite realizar una predicción. Sin embargo, estas predicciones carecen de consistencia y no son reproducibles en otras situaciones.

Y las explicaciones científicas si lo logran.

El planeta Neptuno fue predicho en 1845 por Urbain Le Verrier (prácticamente en simultáneo con John Couch Adams) gracias a la teoría de gravitación de Newton, antes de que finalmente fuera observado en 1846. Es decir, Le Verrier predijo que existía un planeta y que el mismo se podría ver en un punto del cielo, lo que permitió que astrónomos apuntaran sus telescopios, corroborando dicha predicción. En perspectiva, este logro podría considerarse como encontrar un aguja en un pajar. La teoría de la gravitación, desde su comienzo, ha permitido explicar un sin número de observaciones y experimentos. Hoy en día, en conjunto con la teoría de la relatividad, se utiliza para encontrar exoplanetas (planetas fuera del sistema solar).

Y así con otras teorías y otras ramas de la Ciencia

Las teorías se corroboran una y otra vez por investigaciones independientes, por experimentos y observaciones diferentes, y en distintos tiempos. Cada avance es un logro que transforma nuestra sociedad, y muchos logros han determinado una gran mejora en nuestra calidad de vida.

¿Eso tira abajo la idea de que la actividad de investigación científica está principalmente alimentada por la curiosidad, o la refuerza?

Es un ejercicio constante de preguntarse y replantearse axiomas, suposiciones, teorías y observaciones. Buscando no solo explicar los fenómenos observados por medio de un marco lógico formal y reproducible, sino también establecer predicciones globalizantes. Este ejercicio de preguntas y respuestas, que generan más preguntas, es la razón de que durante siglos la investigación científica se haya vinculado con la Filosofía. De hecho, aún hoy en día el título de Doctor en la mayoría de las Ciencias es un Ph.D. (Philosophy Doctor = Doctor en Filosofía).

¿Cuál es el límite?

Quizás la diferencia principal con la Filosofía es que los científicos se restringen a estudiar aquellas preguntas que pueden ser cuantificables y sus respuestas replicables. Por lo tanto, en su génesis más pura, se podría decir que la investigación científica se justifica como una actividad humana natural, una forma de saciar nuestra curiosidad e incrementar nuestro conocimiento sobre nosotros mismos y el universo.

Intuyo un “pero”

Acá vuelvo a tu pregunta inicial sobre la libertad de investigar y la necesidad. La curiosidad que empuja a las Ciencias es también hija del contexto, por lo que las preguntas que dirigen cualquier tipo de investigación científica están inevitablemente ligadas a la situación de la sociedad contemporánea. Es cierto que existen algunas preguntas atemporales y de carácter universal (como en la Física lo es la teoría de la gran unificación de las fuerzas), pero la gran mayoría de las incursiones científicas son dirigidas por la contemporaneidad. El contexto implica que en ningún momento de la historia existe una única persona trabajando en un tema específico, sino que generalmente hay distintos grupos alrededor del mundo que se abocan a intentar contestar las mismas preguntas. Las preguntas que motivan la investigación científica están afectadas por el sistema, por las necesidades del sistema que las enmarca. Hoy en día, la investigación científica a nivel mundial está cada vez más enmarcada dentro de un modelo que es reflejo del mercado y las empresas. En dicho modelo, los investigadores son evaluados en función al volumen de su producción, el impacto de la misma, la cantidad de dinero que pueden atraer por medio de fondos concursantes y la proyección a futuro de sus proyectos de investigación.

¿Cuál es el impacto?

Esto genera que muchos investigadores se vuelquen a preguntas cuyos resultados puedan ser alcanzados en tiempos cortos y que generen réditos prácticos inmediatos, dejando de lado las preguntas que realmente podrían generar grandes cambios en el conocimiento universal. En este modelo, las universidades y centros académicos se dirigen como empresas, que -principalmente- buscan réditos monetarios y la mejora de sus índices de calidad (medidos por niveles de producción y satisfacción estudiantil), los investigadores son organizados de manera vertical y por distintos niveles de gerenciamiento, mientras que la formación de científicos y la docencia pasan a un segundo plano. La educación en general pasa a ser un bien transable, en el que los estudiantes son los consumidores (tanto por el aporte de matrículas como por la búsqueda de un título que valide la carrera elegida) y los docentes/investigadores son los empleados que buscan dar una experiencia motivadora y satisfactoria a sus clientes, además de generar proyectos de investigación con resultados prácticos, tangibles y/o con beneficios monetarios directos.

¿Y en Uruguay, qué?

En este contexto mundial, la Universidad de la República se mantiene afortunadamente como una gran isla, manteniendo la formación de estudiantes con énfasis en los contenidos de las disciplinas y en el conocimiento adquirido, fomentando la investigación para el avance del conocimiento científico -independientemente de los niveles de producción y de los beneficios financieros-. Con un régimen de cogobierno que genera una interacción horizontal (y sinergia constante) entre estudiantes, graduados y docentes. De esta manera, la UdelaR aún mantiene a la investigación científica como en esa versión ideal y orgánica de avance del conocimiento al servicio de la sociedad.

¿Recibiste algún aporte del Estado uruguayo alguna vez? ¿actualmente recibís algún aporte o patrocinio del Estado?

Sí. Directa e indirectamente, siempre recibí un aporte del Estado. Primero que nada, porque me formé gracias a la Educación Pública, desde la escuela hasta mis estudios terciarios. En particular, cuando realicé mi maestría en Física (2009-2011), recibí una beca de la ANII que financió mi segundo año de posgrado. Antes de esa beca, había sido ayudante (grado 1) del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias (IFFC) realizando tareas docentes, en varias ocasiones (desde 2007 a 2010), y en el 2010 gané una posición como asistente (grado 2) del IFFC. También gané una beca de iniciación a la investigación de la ANII, realizando investigaciones sobre simulaciones de fluidos, en paralelo a mis investigaciones de maestría. Retorné al país en diciembre 2014 (luego de mi doctorado) gracias a un programa de CSIC para repatriar investigadores del exterior, gracias al cual obtuve una posición de Profesor Adjunto (grado 3) en el IFFC con Dedicación Total. Este es un cargo docente de la UdelaR, por lo que también corresponde a fondos públicos que constituyen el apoyo fundamental y necesario para que continúe investigando. De no ser por ese programa de retorno, tendría que haber considerado tomar alguna de las ofertas de posdoctorados que tenía en Europa en ese momento.

¿Qué horizonte le ves a las posibilidades de seguir profundizando en investigaciones teniendo en cuenta que la inversión en posdoctorados baja de casi $485.000 a un poco más de $75.000? ¿Cómo afectaría este recorte a la formación de científicos y científicas? ¿y cómo afectaría en la calidad?

Aunque la UdelaR disponga del marco para que los investigadores puedan desarrollar sus preguntas y respuestas sin restricciones, el apoyo financiero sigue siendo vital. Por un lado, para poder comprar los insumos y equipos fundamentales, requeridos en los distintos laboratorios. Y por otro, ya que permite la formación de nuevos científicos, que son la verdadera mano de obra en la producción de nuevo conocimiento. En particular, la formación de científicos viene de la mano de los posgrados, pero para que un estudiante pueda aspirar a un posgrado, es necesario que dicho estudiante tenga un subsidio. Un posgrado, en general, implica un trabajo de tiempo completo y con alta dedicación (que en general, requiere de trabajar fines de semana, realizando muchas horas extras sin compensación, más que la de posiblemente conseguir responder la pregunta que guía su proyecto).

¿y de mientras, qué come?

Un posgrado en Ciencias no es compatible con otro trabajo. Además, si el posgrado requiere de la realización de experimentos o salidas de campo para registrar mediciones, es necesario tener financiación que cubra los costos de los equipos y traslados, o de lo contrario, es imposible realizar tal investigación. De esta manera, cuando la financiación de la UdelaR es recortada, los programas de becas de la ANII reducidos, y los fondos concursables diezmados (como los Fondos Sectoriales, Clemente Estable y similares), la formación de científicos se detiene y la investigación se estanca, recayendo pura y exclusivamente en los científicos ya formados (y posiblemente en los investigadores que se consigan formar en el exterior y puedan retornar al país).

En tu caso

El tiempo que puedo dedicarle a la investigación es siempre finito, como el de cualquier otro investigador. A ese tiempo le tengo que descontar las horas docentes (el dictado de cursos de posgrado muchas veces ni siquiera cuenta como tarea docente) y las horas que le dedico al cogobierno. En general, tengo alrededor de 10 proyectos en los que trabajo simultáneamente, pero todo gracias a que tengo estudiantes y colaboradores que me ayudan a avanzar en las distintas áreas. La mayoría de ellos son especialistas en la experimentación: son los investigadores que realizan las medidas y poseen los datos que eventualmente yo ayudo a analizar. Los recortes financieros los afectan directamente, ya que la compra de los insumos y equipos necesarios para llevar a cabo los experimentos se detiene (o enlentece), y es ahí que me veo afectado indirectamente.

Un desastre en cadena

Si, el recorte de fondos afecta directamente a los estudiantes de posgrado que -junto a mis colaboradores- podemos formar. Y con ello, nuevamente, los recortes terminan afectando nuestra capacidad de llevar a cabo algunos proyectos de investigación. Por ejemplo, en la actualidad me encuentro supervisando 2 tesis de maestría y 3 de doctorado. La mayoría de estos estudiantes no podrían avanzar en sus tesis si no tuvieran una beca (2 poseen una beca de la ANII que comenzó en el 2019 y los restantes poseen becas CAP de la UdelaR), por lo tanto, estas líneas de investigación quedarían detenidas hasta que pudiera contar con otros investigadores. Aunque en años anteriores la investigación había recibido una mejora en cuanto a los fondos disponibles, la misma no era suficiente, apenas un 0,3% del PIB nacional para I+D, muy por debajo de lo que se destina en otros países.

Es decir

Es decir que los recientes recortes no hacen más que agravar una situación que, aun con aumentos, ya era precaria. Son becas de posgrado que no se darán y proyectos de investigación que no se financiaran…en plena era del conocimiento y con el ejemplo que veíamos en la primera parte de la entrevista, de como -con magros recursos- pudimos igual generar test para la detección del COVID 19. ¿Cuánta $ se ahorró en la compra de tests? ¿alguien hizo la cuenta? Imagináte lo que podríamos hacer con un presupuesto acorde.

Gracias Nicolás, tus respuestas generan más preguntas, pero sobre todo interpelan al Sistema Político entero y a la sociedad que no se acostumbra a mirar hacia la ciencia para interpretar los acontecimientos…ni siquiera en tiempos de pandemia.

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