Rolando W. Sasso
Anoche soñé que todos los clubes de futbol de nuestro país se sumaban a la campaña por Verdad y Justicia que iniciaron el Club S. y Deportivo Villa Española y el Racing Club de Montevideo. El ejemplo se repicaba por todos lados y una gran columna marchaba una vez más por los desaparecidos.
Lo cierto es que hace 26 años marchamos en silencio, cada 20 de mayo. Un silencio atronador que se escucha y retumba donde haya un uruguayo por el mundo.
Hace 45 años que asesinaron en Buenos Aires a Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz, Rosario Barredo, William Whitelaw y desaparecieron a Manuel Liberoff.
Era el día del cumpleaños Nº 52 de Zelmar y el terror campeaba en las dos orillas del Río de la Plata. Las bandas de los Gavazzo y los Gordon asolaban las calles montados en grandes Ford Falcon, irrumpían impunemente en los domicilios particulares sembrando muerte, destrucción y terror. Secuestraban al barrer militantes populares, amigos o familiares que se encontraban en el lugar y momento equivocado. Los enterraderos clandestinos como Automotores Orletti sirvieron de centros de tortura y asesinatos.
Los desaparecidos (vale decirlo una vez más) siguen estando secuestrados, no han aparecido y por eso mismo el delito (de lesa humanidad) se sigue cometiendo día tras día.
Por esa misma época aparecían cuerpos descompuestos e irreconocibles en las costas uruguayas, eran los vuelos de la muerte desde los cuales los militares uruguayos y argentinos arrojaban a los sentenciados al mar.
El mismo terror fue instalado en nuestro Uruguay. Casi 200 desaparecidos, los niños secuestrados, miles de torturados, cantidad de asesinados como las tres muchachas de abril (Silvia Reyes, Diana Maidanic, Laura Raggio) o los fusilados de Soca (Graciela Estefanel, Héctor Brum, María de los Ángeles Corbo, Floreal García, Mirtha Hernández).
Porque no podemos olvidar tanto dolor.
Porque tenemos memoria.
Seguiremos marchando para que nunca más sucedan estas cosas.
Por todo eso y mucho más seguimos marchando en silencio por Verdad y Justicia, porque sigue faltándole un pétalo a la flor de la margatita. El pétalo que solamente regresará a ocupar su lugar cuando políticos y militares digan dónde están, quienes fueron, cómo lo hicieron. Que los responsables se hagan cargo.
|