Jorge Firpo
Young, ciudad agropecuaria del litoral oeste de nuestro país, amanecía hoy con una neblina que los rayos de sol pacientemente comenzaban a horadar, dejando entrever –paulatinamente– un jardín de margaritas parcialmente deshojadas, salpicado por imágenes de rostros en blanco y negro, que escrutaban el paso de sus ciudadanos que desfilaban ante ellos con un dejo de asombro e interrogación.
Es que cada vez son más los vecinos y vecinas de distintas edades, que se suman al clamor de gran parte del pueblo uruguayo por verdad y justicia. Por ende, crece año a año la presencia en sus calles de los símbolos que los familiares de detenidos desaparecidos han elegido como emblema para su reclamo.
Fue particularmente grato ver acercarse a lo largo de todo el día, a decenas de jóvenes que rondaban curiosamente estas expresiones, a preguntar “¿de qué se trataba todo eso?”, y ver de manera especial, a muchas compañeras y compañeros que pacientemente -y haciendo gala de una didáctica que solo la convicción de su lucha saca a relucir- explicar y dar detalles del significado de esta jornada.
Es que sin prisa, pero también sin pausa, se continuará el derrotero hasta obtener justicia y saber el paradero de nuestros desaparecidos, y parece ser que Young no será una excepción ni estará dispuesto solo a verlo tangencialmente, sino a involucrarse de lleno en este proceso.
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