EconomíaPolítica.uy – Junio de 2021
En 1932, el periodista y humorista norteamericano Will Rogers, en el marco del triunfo del candidato demócrata Franklin Roosevelt sobre el candidato republicano Herbert Hoover y en plena crisis económica iniciada en 1929, expresó:
“Esta elección se perdió hace cuatro y seis años, no este año. Ellos [los republicanos]no empezaron a pensar en el común hasta que comenzaron la gira electoral. Todo el dinero se asignó a la parte superior con la esperanza de que derramara hacia los necesitados. El Sr. Hoover era ingeniero. Sabía que el agua gotea. Colócalo cuesta arriba y déjalo ir y llegará al pequeño lugar más seco. Pero no sabía que el dinero fluye hacia arriba. Dáselo a la gente de abajo y la gente de arriba lo tendrá antes de la noche, de todos modos. Pero al menos habrá pasado por las manos de los pobres. Salvaron los grandes bancos, pero los pequeños se fueron por el cañón.” (subrayado nuestro, fuente https://wiredpen.com/2015/01/30/will-rogers-trickle-economics/).
De allí surgió la denominación de “derrame” para el experimento económico que llevaron a cabo Ronald Reagan en EE.UU. y Margaret Thatcher en Inglaterra en los años 80 del siglo pasado, mediante el cual exoneraron de impuestos a las corporaciones y al empresariado más rico con la idea de que estos re-invirtieran la consecuente super-ganancia creando más empleos y mejor remunerados. El resultado fue muy diferente: la gente rica “capturó” estos beneficios y sencillamente se hizo más rica, aumentando la desigualdad e inequidad en la distribución del ingreso.
Por Uruguay S.XXI, ¿Cómo andamos?
El Presidente Lacalle Pou, el 8 de abril de 2020, interrogado acerca del financiamiento del Fondo Coronavirus expresó:
«El capital es el que hará fuerza al salir de esta crisis, por eso no vamos a gravarlo» (https://www.elpais.com.uy/informacion/politica/vivo-gobierno-realiza-anuncios-acerca-brote-coronavirus-uruguay.html).
Es una clara alusión a la promoción del “derrame” como instrumento para superar la crisis. Al mes siguiente, en una entrevista por TV afirmó que:
“El Poder Ejecutivo está dispuesto a una renuncia fiscal para reactivar la economía. Premiar al que pone un peso, dos pesos, un millón de pesos, al que contrata gente”, (https://www.uypress.net/Politica/Lacalle-Pou-descarta-subir-impuestos-y-esta-dispuesto-a-una-renuncia-fiscal-para-estimular-economia-uc104646).
Dejaba claro que el ajuste fiscal sobre el gasto público financiaría esa renuncia a recaudar impuestos para premiar supuestas voluntades de reinversión y generación de empleo. Esto se extendió además a los salarios gerenciales y empresariales privados, cuando los únicos que aportaron al Fondo Covid fueron los asalariados públicos a partir de 80.000 pesos nominales.
Con una ironía particular, el New York Times en 2007 manifestaba:
“Cuando se le preguntó por qué robaba bancos, Willie Sutton respondió: ´Porque ahí es donde está el dinero´. La misma lógica explica el llamado de John Edwards, el candidato presidencial demócrata, de impuestos más altos a los que más ganan para respaldar su propuesta de cobertura universal de salud” (https://web.archive.org/web/20201112022156/https:/www.nytimes.com/2007/04/12/business/12scene.html).
La misma lógica podríamos aplicar también cuando se buscan recursos para nada menos que los afectados por la pandemia Covid en Uruguay, tan siquiera en forma transitoria. Pero no fue así, y parece que no lo será, porque el gobierno se muestra decidido a limar la estructura tributaria progresiva instalada por el Frente Amplio, que a su juicio dificulta el crecimiento económico, y con ello comienza a recortar los recursos con que se nutren los servicios públicos esenciales.
Los Resultados
La evidencia empírica, los porfiados datos de la realidad, muestran que la propuesta nunca ha logrado alcanzar los objetivos buscados. Regresando a las experiencias iniciales de la propuesta, hay un sinnúmero de investigaciones y escritos sobre dicho fracaso, de los cuales, y a modo de ejemplo, elegimos el siguiente:
“La economía de goteo dice que los recortes de impuestos de Reagan y Bush deberían haber ayudado a personas de todos los niveles de ingresos. En cambio, ocurrió lo contrario. La desigualdad de ingresos se agravó. Entre 1979 y 2005, los ingresos de los hogares después de impuestos aumentaron un 6% para la quinta parte inferior. Eso suena genial hasta que veas lo que sucedió con el quinto superior. Sus ingresos aumentaron en un 80%. El 1% superior vio triplicarse sus ingresos. En lugar de fluir hacia abajo, parece que la prosperidad fluyó hacia arriba. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también rechaza la teoría del goteo. En su informe escrito por cinco economistas, argumenta que «… aumentar la participación en los ingresos de los pobres y la clase media en realidad aumenta el crecimiento, mientras que una participación creciente en los ingresos del 20% superior da como resultado un menor crecimiento, es decir, cuando los ricos se hacen más ricos, los beneficios no se filtran”. El ingreso adicional para los ricos, resultante de los recortes de impuestos, simplemente aumentará la creciente desigualdad de ingresos.” (Amadeo, Kimberly (April 29, 2017). «Why Trickle Down Economic Works in Theory But Not in Fact»).
José Pepe Mujica captó este desenlace ya en la actual coyuntura, y con su habilidad de comunicar ideas expresó en una larga entrevista a La Diaria:
“por lo menos una parte de la coalición está embebida en la doctrina de no castigar en lo impositivo a los sectores poderosos, que son los que pueden invertir. Porque si invierten, después van a derramar; la teoría del “derrame” para arreglar el progreso social. Los más lúcidos están convencidos de eso. Entonces, a nosotros nos colocan en el rubro “populismo”, (los derrochadores) (Pero) … ¿cómo explicar que con plena pandemia hay cuatro mil y pico de millones de depósitos que se perdieron en 2020 hacia el exterior, de plata de uruguayos? ¿Cómo explicar que en plena pandemia hay 2.800 millones de nuevos depósitos en la banca? Hay un enorme Uruguay al que le va mal, pero no a todo el Uruguay le fue mal ni le va mal. En este último cuatrimestre, las exportaciones aumentaron por lo menos 12% en términos de valor con respecto a lo que era el cuatrimestre de 2019, no estoy comparando con 2020. A pesar de eso, los salarios de los peones rurales quedaron democráticamente abajo”. (https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2021/5/para-mujica-lacalle-pou-esta-enamorado-de-si-mismo-y-orsi-es-un-gobernante-que-precisa-el-pais/).
Ni más ni menos, ¿dónde está el derroche? Porque si el sacrificio fiscal que implica que parte de lo que antes se recaudaba quede en los bolsillos de los más ricos, y ese ingreso ganado simplemente por el hecho de ser rico y tal vez, tal vez, se reinvirtiera, en realidad termina en los bancos, en el extranjero, muy lejos, lejísimo, de los salarios de los peones rurales, ¿eso como se define? ¿NO ES DERROCHE?
Los indicadores del Mate
La distribución entre trabajadores asalariados (salarios), capitalistas (plusvalía), y demás agentes económicos (cuentapropistas y de ingresos mixtos, y el estado) que hemos publicado en Mate Amargo recientemente (8/4/2021), dan cuenta al cierre del año 2020 de un aumento de la desigualdad en la distribución del valor producido anualmente en el año 2019. En efecto, de acuerdo a nuestra estimación (no hay cifras oficiales al respecto) mientras la participación de los sueldos y salarios se habría reducido de 33,7% en 2019 a 33,3% en 2020, estimamos que la participación de los beneficios capitalistas en el PIB habría aumentado de 34,6% a 35,7% respectivamente. Sin duda un aumento de la desigualdad que se manifiesta en una mayor tasa de plusvalía (relación entre beneficios y salarios), que pasó de 103 a 107 en 2020 (MateAmargo 12/4/2021).
La recaudación de la DGI nos brinda pistas adicionales, que se pueden observar en el cuadro al final del artículo. La recaudación del IRPF II, que grava los ingresos por trabajo, descendió un 7% con respecto a la recaudación de 2019 por el mismo concepto. Esto significa que la masa de salarios gravada por el impuesto descendió en un porcentaje similar, en tanto que no hubo cambios en la concepción del impuesto. Si ahora calculamos la variación en la recaudación del IRAE, el impuesto que grava las ganancias empresariales, ésta se redujo en 3%, menos de la mitad de la reducción del IRPF, un resultado coherente con nuestra estimación anterior.
Ahora bien, la DGI informa la recaudación hasta abril 2021, de tal forma que podemos comparar que sucedió en el primer cuatrimestre del año en curso con respecto a 2020. Las perspectivas para 2021 empeoran, dado que la recaudación del IRAE aumentó en 7%, insinuando un aumento importante en la masa de ganancias obtenidas en el correr de 2021 (en el agro el IMEBA aumentó 8%), mientras que por el IRPF II se recaudó un -6%, dando cuenta de una gran disminución en la masa de salarios. Los aumentos registrados en la recaudación del IRPF I (ganancias del capital) y del IRNR (impuesto a la renta de No Residentes), muy superiores al resto, dan la razón a los números manejados por Mujica. La concentración en la distribución de la riqueza resulta pavorosa en medio de una brutal crisis económica y sanitaria. El derrame, se trastoca en derroche.
La desigualdad está instalada y empeorando. El derroche también.
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