El directorio de UTE, se puso en campaña para juzgar las acciones del gobierno anterior, lo hizo en plena pandemia, con 5 mil fallecidos y con un alarmante número de “muertes evitables” como señalaron algunas figuras públicas entre ellos médicos y científicos.
La empresa encargada de llevar energía a los hogares en vísperas de un largo invierno, resolvió auditar las acciones tomadas por el ente en relación a Gas Sayago, para ello contrató una consultora.
Finalizada la labor, la empresa contratada informó que no tenía una auditoría, sino un informe, bastante escueto y destacaron los interpelantes que había una membresía de piano, como es sabido no se trataban de clases de piano.
A esta situación, la representante de la oposición Fernanda Cardona planteó al directorio que no se debía abonar un informe como una auditoría.
Cabe preguntarse, ¿Por qué la UTE solicita una auditoría y no da la información que tiene en su poder para hacer la auditoría?
Los batallantes legisladores oficialistas ante la ridiculez de confundir PIANC con piano y la auditoría transformada en “informecito”, ya vestidos de bomberos a diario, salieron a pronunciar “olor a corrupción” de forma coral para hablar de Gas Sayago.
En una terrible crisis sanitaria y una crisis económica que se profundiza, muchas acciones de actores oficialistas parecen cortinas de humo que nada tienen que ver con los problemas que estamos viviendo los uruguayos y las uruguayas.
El hecho de contratar una auditoría y negarle la posibilidad de conocer documentos que tiene el propio contratante resulta insólito, pero aún si por esta maniobra se resuelve abonar 300.000 dólares, parece que se le fue la mano otra vez.
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