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El ciclo económico iniciado en 1998 finalizó en 2019 cuando el nivel de actividad económica en 2020, medido por la variación del PIB (Producto Interno Bruto) cayó en -5,9%, un registro solo superado en la “historia reciente” por los sucedidos en las crisis de 1982 y de 2002 (-9,4% y -7,8% respectivamente). Recuperar la caída de 1982 llevó cuatro años, volver al nivel del PIB anterior a 2002 tardó también un cuatrienio.
El descenso abrupto del año 2020 no fue tan fuerte como aquellos, y se entremezcló con las consecuencias de la llegada al país de la pandemia, en una economía muy diferente a la de los ciclos anteriores, con otras fortalezas, pero con medidas restrictivas que en este primer año de gobierno de todas maneras hubieran hecho estragos. En función de ello ¿podríamos confiar en un “rebote” de la actividad económica de tal magnitud que en el curso de 2021 ya se habría superado el derrumbe de 2020? Fue lo que el Ministerio de Economía proyectó como sustento del Presupuesto Nacional 2021-2025. El desempeño económico actual es contradictorio con tanto optimismo.
Como podemos apreciar en la Gráfica 1, conocidos los datos sobre la actividad económica al primer trimestre de 2021, el PIB continúa en bajada. Si miramos su evolución por 12 meses en cada trimestre (anualizada), se acumuló un descenso de -6,1%, superior al observado al finalizar el año pasado. El empleo se va ajustando al nivel de actividad económica, a la dinámica de producción, por lo cual también acusa un intenso declive que se traduce en la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo en el primer año de gobierno de la coalición autodenominada multicolor. Sin duda que la proyección de lo graficado no se ajusta para nada a la idea del rebote 2021. El Presupuesto Nacional, continúa sin la financiación prevista.
Esta situación recesiva de la economía nacional sin duda tiene su correlato en la distribución del ingreso generado en la producción de bienes y servicios, pero con alguna característica inesperada: hay menos para distribuir, pero no a todos les va mal. En la gráfica 2 podemos observar la caída pronunciada del Salario real a partir del primer trimestre del año pasado, frente a la recuperación del Excedente (Ganancias) obtenido por la industria exportadora1. Según la Metodología del BCU, el costo de la mano de obra (salarios) asciende a solamente un 13% de la estructura de costos de la industria exportadora así definida, pero ni aun así los trabajadores han visto mejorada su situación. Es evidente que la desigualdad seguirá creciendo. Dicho de otra manera: la forma macabra con la que se especula “salir” de esta crisis es concentrando ingresos y riqueza, por tanto las mayorías no se enteraran de tal mejoría, y cuando esta ocurra que no será este año.Este aumento de la desigualdad en ciernes se puede observar en los componentes del PIB en el enfoque por demanda. La demanda de los hogares, dependiente de los ingresos y del empleo, decreció -7,4% al primer trimestre 2021, y dada su importancia en la estructura del PIB incidió en más del 60% en la caída de éste. El mercado interno se reduce y disminuye la demanda por productos nacionales, pero también se ha reducido la demanda externa (exportaciones), el otro importante factor de la recesión. La inversión, que demanda bienes y servicios diversos, no se recupera, su escaso crecimiento obedece nuevamente a las obras de infraestructura y de vialidad de la planta UPM Celulosa y del Ferrocarril Central. Los sectores productivos apoyados por el gobierno no aparecen como inversores, y sus ganancias alimentan negocios financieros (¿qué le pasó al “malla oro”?).
Desde diciembre 2020 hasta abril 2021 los depósitos en moneda extranjera de residentes en el país aumentaron en 1.547 millones de dólares. Lo más seguro es que esos dólares provengan directamente de las ventas al exterior.
Si vemos al PIB desde el enfoque de la producción, constatamos justamente que el sector que crece es el de las actividades vinculadas al agro, sustento del sector exportador. Efectivamente, el sector agropecuario creció 3% anual al término del 1er trimestre de 2021, único sector con un desempeño positivo relevante en un contexto de retroceso prácticamente generalizado.
Por último, el PIB desde el enfoque de la distribución del ingreso entre salarios, ganancias, ingreso mixto e impuestos no está explicitado por parte del BCU. Nuestra estimación, en la cual abundaremos en otro artículo, tiene un resultado a favor de ganancias y recaudación impositiva en detrimento de la participación de la masa salarial.
1 El Indice de Excedente Bruto de la Industria Exportadora que calcula el Banco Central del Uruguay (BCU), “surge de la relación entre el índice de valor de las exportaciones y el índice respectivo de costos” (Ver Metodología) por lo cual es un buen indicador del margen de rentabilidad antes de impuestos. Como “se eligieron aquellas ramas que destinaban al exterior por lo menos un 10% de su producción” es un buen indicador de la industria en general.
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