Adán Iglesias Toledo
Poco se dice de la respuesta popular en rechazo al desorden público y vandalismo que tuvo lugar el pasado domingo en Cuba, incitado desde el exterior, para desestabilizar y poner fin a la revolución cubana.
Sin tratar de convencer a nadie, el tema Cuba, está subrayado, marcado y estudiado en la agenda de no pocos medios informativos. Algo que pase aquí, pero sobre todo, si tiene una nota discordante, con el tema oficial, se vende y expande en las redes como pan caliente.
En Cuba no hay costumbre a protestas contra el gobierno, las asambleas barriales, donde el delegado de Poder Popular escucha los reclamos de la población, hace mucho tiempo se convirtieron en formales y poco creíbles, por la acumulación de demandas sin resolver.
El domingo es el día seleccionado por los organizadores y para armar la “guarimba”. Para el enemigo este día es ventajoso. Arremeten contra centros laborales — en su mayoría comercios—, aprovechándose del descanso de los trabajadores para armar los disturbios o actos vandalismo, pues de lo contario tendrían la inmediata respuesta proletaria.
Años atrás, desde diferentes latitudes se afirmaba que en Cuba no habría internet y se intentaba presionar al gobierno para brindar este derecho a sus ciudadanos. Pues desde hace tiempo, la acumulación de personas en las zonas wifi ha disminuido pues es alta la cantidad de usuarios con datos móviles en sus propios teléfonos celulares.
Plataformas digitales como Facebook, Twitter son el campo de batalla ideal, para lanzar al estilo de la primavera árabe, cualquier pretexto, para hacer sonar la alarma dentro y fuera de la isla.
A mi entender fueron varios los factores los que influyeron las protestas, para nada pacíficas, en distintas localidades del país.
El anuncio desde la presidencia Biden, de revisar al fin su política hacia Cuba, días antes del 11 de julio, catalizó desde la Florida las “iniciativas” para impedir cualquier gesto de acercamiento o ablandamiento del bloqueo económico y financiero impuesto por Estados Unidos desde hace más de 60 años a la isla caribeña.
A pesar de que los datos pandémicos, que cada mañana se exponen en la Televisión Cubana, han alcanzado sus cifras más altas en las últimas semanas —no hemos tenido que enterrar a nuestros fallecidos en fosas comunes, como sucedió en Nueva York—. Pero las imágenes de camas en los pasillos de los hospitales, en la provincia de Matanzas, fue el pretexto ideal, para lanzar la campaña de ayuda humanitaria hacia la isla con el famoso hashtag SOSMatanzas devenido SOSCuba.
El llamado, creado a tocar las más sensibles fibras humanas, se transformó en la petición de un corredor humanitario e intervención militar en Cuba, explotó la mañana del domingo con el llamamiento, demostrado, a protestar contra la “ineptitud” del gobierno cubano, para controlar la pandemia.
Una investigación del analista español Julián Macías Tovar demuestra que la operación manipuladora hizo un uso intensivo de robots, algoritmos y de cuentas recién creadas para la ocasión, con el objetivo de hacer coro a los mensajes incitadores a la violencia.
Como era de esperar por sus patrocinadores en varias ciudades cubanas y a la misma hora grupos de personas protestaron “espontáneamente” en descontento por los apagones, la escasez de medicinas, la burocracia, el alto costo de muchos productos, debido a un reordenamiento monetario impostergable…
Ello unió como flauta de Hamelín a una preocupante masa delincuencial, se envalentonaron ante las fuerzas policiales a sabiendas que estas tienen indicaciones de no dispara a civiles. Así destrozaron bienes públicos y humanos, en muchos casos, con la pretendida intención de lograr el selfie de la supuesta valentía.
La operación maquiavélica que desde el exterior llamaba al caos en Cuba. Apagó intencionadamente la noticia de que hacía horas Cuba había logrado la primera vacuna contra la COVID-19 en América Latina, y por supuesto que las agencias reportan con más inmediatez a la policía cubana deteniendo y defendiendo su integridad que el indiscutible logro científico.
Ya en horas de la tarde, muchos trabajadores se habían dirigido a sus puestos laborales para protegerlos. Hubo enfrentamientos y manifestaciones de apoyo a la revolución cubana, pero hasta muchas de estas reacciones revolucionarias, fueron cambiadas de contexto y editados sus audios o cambiado sus pies de foto para hacer creer lo contrario. En una de estas el diario español ABC incluyó a Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la Republica de Cuba y presidente de los Comité de Defensa de la Revolución, en una banda contraria.
¿Por qué a parte de los “hashtag humanitarios” que antecedieron al 11 de julio se mantuvieron en redes la desinformación gráfica de manifestaciones en el malecón de Alejandría, en Egipto, como si fuera el malecón de La Habana, o la concentración en Buenos Aires, por el triunfo de La Copa América, como si fuera una multitud enardecida contra la gobernanza cubana?
Sencillamente, en Cuba escasean muchas cosas materiales, pero la tranquilidad ciudadana es una de nuestras mejores cartas credenciales. La desesperación del imperio por doblegar a este pueblo, ahora quiere vender al mundo una Cuba inestable y peligrosa. Pero en nuestras calles reina la paz.
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