Bautismo de fuego: el robo al Club de Tiro Suizo

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@mateamargouy

Colectivo Histórico «Las Chirusas»

El triunfo de los revolucionarios cubanos en 1959; las distintas luchas de liberación nacional en Asia y África; la crisis económica que venía transitando nuestro país y que para la década del 60’ ya se había transformado en una crisis estructural, la reacción social y cómo ella se fue canalizando en organización u organizaciones…son algunas de las más importantes razones que explican la radicalización política de los años 60’.

Pero sin duda que el aporte fundamental, la chispa que encendió la mecha, fue la organización de las y los trabajadores rurales: en 1956 se había creado el Sindicato Único de Arroceros (SUDA) impulsado por el obrero metalúrgico Orosmín Leguizamón; en 1957 Sendic se trasladó a Paysandú y se convirtió en el asesor del Sindicato Único de Obreros Remolacheros (SUDOR); y en 1959 se constituyó la Unión de Regadores y Destajistas (URDE).(1)

En este sentido, la creación de la Unión de Trabajadores del Azúcar de Artigas (UTAA) y las marchas hacia la capital denunciando las duras condiciones de trabajo -al decir del historiador Aldo Marchesi- “ actuaron como un ariete social”(2). La situación de los trabajadores de la zafra de la caña de azúcar despertó la solidaridad de numerosos grupos de izquierda: anarquistas, socialistas, excomunistas, independientes…disconformes con la izquierda tradicional, que comienzan a coordinar acciones de propaganda para denunciar esta situación y terminan confluyendo en “El Coordinador”.

La Base Pinela

La represión creciente y los proyectos de ocupación de tierras en la zona de Artigas, llevaron a integrantes del Movimiento de Apoyo al Campesinado (MAC) a tomar contacto con militantes cercanos a Sendic. La Base Pinela, en honor al militante barrial de La Teja: Eduardo Pinela, sirvió para realizar los primeros acercamientos.

Las reuniones se fueron sistematizando y otros grupos se empezaron a sumar al Coordinador: el MRO, anarquistas, socialistas, pro chinos, en la Cachimba del Piojo o en los sótanos de una imprenta en la Ciudad Vieja. La lista no termina allí, el historiador Nicolás Duffau sostiene que “probablemente individuos y grupos provenientes de otras organizaciones políticas y sociales hayan participado esporádicamente (o en distintos momentos) de estas instancias.”(3)

Compañeros como el mencionado Eduardo Pinela, José Mujica, Andrés Cultelli, Vivián Trías, los hermanos Gatti, Washington Rodriguez Belletti, Rivera Yic, Raúl Sendic, entre otros y otras, fueron capaces de lograr en la práctica política concreta una unidad de izquierda que todavía resultaba esquiva a los intentos de las alianzas electorales en torno al Frente Izquierda de Liberación Nacional (FIDEL) o a la Unión Popular (UP). O como lo describe el periodista Samuel Blixen: “una necesidad de intentar caminos que eludieran el gastado y estéril enfrentamiento, reunía a militantes que, en otros escenarios, sindicales, partidarios, callejeros, aparecían como rivales”(4)

Los hechos nos unen, las palabras nos separan”

“¿No habrá llegado la hora de devolver los golpes, de escarmentar a los aprendices de fascistas antes de que se reciban de fascistas?” escribía Sendic en el Diario El Sol en marzo de 1963. Para varios miembros del Coordinador, cansados de los debates de la izquierda tradicional que de nada servían frente a los sistemáticos ataques fascistas, el robo de armas en el Club de Tiro Suizo en Nueva Helvecia (Departamento de Colonia) fue el “bautismo de fuego”. Que además sentaría las bases de lo que luego sería el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T)

Para el ex dirigente tupamaro, Jorge Zabalza, la operación “surgió del diálogo natural entre las necesidades de las luchas sociales y la intuición que tenían algunos militantes de cómo hacer la revolución”(5). UTAA planeaba realizar una toma de tierras, 30.000 hectáreas de estancias cimarronas, con el ganado sin marcar, animales salvajes y monte natural. Eran las estancias de Silva y Rosas, y la de Valentina Palmas de Miranda.

El propio Ministro de Agricultura y Pesca, Wilson Ferreira Aldunate, manifestaba en su discurso de cierre de la Exposición Rural de 1963, que la tierra tenía que ser explotada por sus propietarios y que esos propietarios tenían que ser personas físicas, personas que se identificaran con la tierra que trabajan y que la consideren suya.

El accidente buscado y el otro

Dos docenas de fusiles Mauser, otros cinco fusiles, dos carabinas calibre 22, un fusil Martin y dos armas largas de colección, fueron extraídos en la madrugada del 1º de agosto de 1963. Fusiles checos de 1934, y hasta algún modelo 1905, fueron el resultado material de la acción. Iban a servir para la ocupación de tierras de los peludos y para foguearse en acción.

En el traslado de los fusiles la camioneta sufre un accidente, algunos fusiles son llevados para Mdeo y otros siguen su viaje al interior pero nunca llegan a Artigas. La policía persigue las pistas del accidente, comienzan las detenciones y comienza también el ejercicio de la clandestinidad.

En palabras del Ñato Huidobro: “La consecuencia más importante del Tiro Suizo fue la institucionalización del Coordinador”. Eso, y el estado público que tomó el robo a partir del accidente, fueron generando buenas reacciones: en algunos grupos de izquierda que se vieron atraídos por la acción directa y por el conjunto del campo popular que comenzó a sentir un respaldo concreto frente al desgobierno de las clases dominantes.


NOTAS

  1. Nercessian, Inés. La política en armas y las armas de la política: Brasil, Chile y Uruguay 1950-1970. Buenos Aires, Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, CLACSO, 2013; Págs. 150-151

  2. Marchesi, Aldo. Hacer la revolución. Guerrillas latinoamericanas, de los años sesenta a la caída del Muro. Buenos Aires; Siglo XXI; 2019; Pág. 57.

  3. Duffau, Nicolás. El Coordinador (1963-1965). La participación de los militantes del Partido Socialista en los inicios de la violencia revolucionaria en Uruguay. Montevideo; FHCE; 2008; Pág. 67.

  4. Blixen, Samuel. Sendic. Montevideo; Ediciones Trilce; 2000; Pág. 79

  5. Zabalza, Jorge. La experiencia tupamara. Pensando en futuras insurgencias. Montevideo; 2015; Pág. 65.

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