Leniatov
Para la derecha la libertad es la esencia del ser, y éste es tanto el hombre como el mercado. Ambos deben poder ser en libertad, sin trabas, ni censura. Esta concepción es profundamente ingenua, pues no comprende que ni el ser humano ni el mercado son entidades atómicas separables de las conducciones materiales de producción. Ambos están afectados por estas condiciones, por lo que la libertad implica niveles de determinación sobre su grado de acción. Grado que difiere entre quienes poseen los medios de producción y quienes solo poseen su fuerza de trabajo, pues no se es igualmente libre si se es pobre o rico, dado que este ultimo posee ciertos modos de libertad, ligados al intercambio de bienes y servicios, que el otro ve mucho más limitados.
Es cierto que aún en la pobreza es posible desarrollar pensamiento, crítica, acción y opinión. El problema es que, al no ser dueño de los medios de producción, su ser es contemplado por el mercado como mera fuerza de trabajo o apenas como un consumidor de bajo nivel. Con ello el valor de su vida, y por ende de su opinión no “capitaliza en Bolsa’’, pues su existencia es comprendida, bajo la lógica del Capital, como un factor de incidencia insignificante. Por ello no es de extrañar que los gobiernos de derecha les brinden mayores facilidades (libertades) a los empresarios, pues la manifestación de su libertad es tomada como inversión y como la expresión del mayor valor de la libertad: el flujo del capital.
Así hay vidas que valen y otras que valen menos, libertades diferentes, libertades para el capital. El capital es ligado a la producción, pero ahora es una producción que rechaza el trabajador, pues la existencia de medios de trabajo mecanizados o robotizados, así como de sujetos dispuestos a vivir en explotación, hace que no sea necesario el dialogo ni los consejos de salario para las lógicas de este gobierno. La presentes modalidades de producción limitan la libertad de acción de los trabajadores, al mismo tiempo que busca imponer su acción como la única expresión de “libertad”. Sin embargo, esto no es más que la dictadura del capital, que balo el discurso de la “Democracia” se da la libertad de someter a otros.
A ello se agrega la acción de los operadores de turno, que desde distintos medios buscan censurar, presionar y eliminar las expresiones de la oposición. Así se produce un binarismo donde la izquierda es colocada como lo inútil, lo injusto, lo que busca imponerse, lo antidemocrático, etc. Estos argumentos falaces buscan descalificar a la izquierda y quitarles operatividad, lo que muestra lo que en el fondo es la libertad liberal, pura imposición de fuerzas ante lo diferente.
No seamos ingenuos, el liberalismo defiende la “democracia” en la medida que esta legitime sus intereses, y por ende la libertad del Capital. Ante ello las discusiones sobre la libertad en otros regímenes es medio ridícula. Se puede pensar lo que se quiera de Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Vietnam, o China, ahora es obvio que no son gobiernos liberales, por lo que es claro que, desde la concepción liberal, no son democracias. Ahora bien, aquí no esta en cuestión si usted cree que lo son o no. Lo que me interesa marcar es que se impone discursivamente un concepción de democracia (liberal) que impide entender como esos países regulan las tomas de decisiones de maneras no liberales, por lo que la cuestión es entender que entienden esos pueblos como libertad y como la viven antes de iniciar la discusión. Por supuesto eso no se hace, se afirma que son dictaduras y punto. Con ello se obvia que, bajo el capitalismo, tu libertad tiene valor según tu capacidad de consumo y tu valor para el mercado, y si no podes consumir ni trabajar, ¿realmente sos libre? No, en la medida que no tengas capacidad de compra y pierdas tu posibilidad de inyectar fuerza de trabajo al mercado tu valor caerá en picada con lo que tu opinión, tu vida y tu acción individual no valdrá nada. Ante ello es necesario sostener la lucha para la libertad de los pueblos y no para el beneficio de unos pocos.
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