La inflación y las medidas de política monetaria

0

@mateamargouy

Por EconomiaPolitica.uy

Para la administración actual, el único mecanismo para estabilizar precios es la tasa de interés. Negociar con los poderes económicos no entra en su juego de “dejar hacer, dejar pasar que el mundo camina solo” … claro que en aquella vieja y famosa frase del liberalismo económico se les olvidó decir para dónde “camina” ese mundo.

El mecanismo

Según lo establece su Carta Orgánica, una de las finalidades principales del Banco Central (BCU) es lograr una estabilidad de precios que contribuya con los objetivos de crecimiento y empleo. Es así como el BCU mediante el uso de los instrumentos que tiene a su disposición, hace la política monetaria intentando mantener la “moneda estable”.

Las principales decisiones de política monetaria son sugeridas por el Comité de Política Monetaria (COPOM), cuyo objetivo explícito es la estabilidad de precios. Es a través de tal Comité que el BCU anuncia cuál será el rango objetivo para la tasa de inflación.

Fue así como a partir de abril 2020 el BCU fijó el rango meta de la inflación en 3% – 7% por 24 meses, hasta marzo 2022, o sea el rango expresó que los precios podrían crecer entre un 3 y un 7% en ese período de tiempo. A partir de marzo 2022 el rango mencionado se situaría a 3% – 6%.

Para que la inflación tuviera ese comportamiento, se elevó la tasa de interés al 5%, cuando antes, en setiembre de 2020, la Tasa de Interés de referencia, se fijó en 4,5%.

La Realidad fuera de “rango”

La inflación acumulada de los últimos 12 meses terminados en octubre fue de 7,4%, fuera del rango objetivo. Con este dato de la tasa de inflación, el COPOM consideró que las presiones inflacionarias persisten y anunció, el 11 de agosto pasado las medidas que adoptaría.

Dicho anuncio se refirió puntualmente a la variable principal que, desde el punto de vista operativo tiene el BCU con el actual esquema de política monetaria: la tasa de interés de referencia o tasa de política monetaria (TPM). Esta tasa de interés de referencia que “con su varita mágica” aplacaría la sed inflacionaria del mercado, pasó de 5% al 5,25% segundo aumento en un trimestre (ya había aumentado de 4,5% a 5% como dijimos antes)

Con los datos de la inflación, el BCU anunció cambios en la política monetaria priorizando ese eje en detrimento de la liquidez de la economía, la que consideraban abundante en consonancia con una fase expansiva.

¿Por qué elegir la tasa de interés como instrumento estabilizador de precios?

Existen varios mecanismos por los cuales los aumentos en la tasa de interés repercuten en el nivel de precios. Pero no sólo afectan esa variable. A la tasa de interés podemos definirla superficialmente como el “precio del dinero”, es decir se manifiesta como lo que les cuesta a los bancos obtener liquidez, aunque en realidad sea su ganancia.

Un primer canal de transmisión de la tasa de interés a los precios es el canal crediticio. Al aumentar la tasa de interés de referencia, las tasas mediante las cuales se financian las familias y las empresas también aumentan; y al encarecerse el crédito según estas teorías, caería el consumo y la inversión, teniendo como resultado una disminución de la demanda agregada de la economía que conduciría a una baja de los precios. Tengamos presente que se encarecen tanto los créditos al consumo, como los que las pequeñas empresas pueden tomar en el sistema financiero para llevar adelante su actividad. Suponen que mediante esta política monetaria contractiva se enfría la economía. Lo que realmente “se calienta”, son las ganancias del sistema financiero que suben al subir el “precio del dinero”, o lo que es lo mismo, la tasa de interés.

Lo anterior expresa una medida a contrapelo con las demandas populares que señalan con preocupación los niveles de empleo que van de la mano con la caída en la producción. Medidas contractivas en momentos donde la reactivación no termina de llegar, no parece lo más aconsejable. En realidad, va de la mano con la política fiscal también contractiva, que achica el gasto cuando cae el producto, esperando siempre que desde el sector privado surja la reactivación.

Otro canal de transmisión es a través del tipo de cambio (precio del dólar). En la economía uruguaya opera un tipo de cambio flexible, que determina su precio en la operativa de compra y venta de la moneda extranjera. La suba de la tasa de interés para depósitos en moneda nacional hace más atractiva la colocación en pesos que en dólares.

En este caso, el mecanismo sobre los precios opera a través de la baja del precio del dólar: la venta de dólares para obtener pesos hace que aumente la oferta de dólares en el mercado, presionando a la baja su precio. Con la caída en el precio del dólar se abaratarían, según estos dogmas, los precios de bienes importados y las exportaciones. En realidad, el tipo de cambio más bajo puede bajar parte de los precios al consumo, pero siempre a costa de la pérdida de competitividad de la economía. Claro que, la competitividad más afectada es la de la industria nacional orientada al mercado interno (que debe competir con productos importados más baratos) ya que el agro genera la mayor parte de sus ganancias en los precios internacionales.

Parece que la política monetaria no se condice con las necesidades de crecimiento económico. La preocupación por la inflación, si bien es legítima, no puede dejar de lado otros objetivos que la política económica debería tener, como el crecimiento económico, los niveles de ingresos y su distribución progresiva y el empleo.

Cierto es que la inflación como fenómeno tiene diversas explicaciones; pero más allá de eso, no suena coherente que por un lado se promuevan estas políticas y por otro los cambios que promovieron en la LUC respecto al tema de los combustibles, con lo que su aumento provoca en el resto de los precios de la economía.

Finalmente, como podemos apreciar en la gráfica, durante el actual período de gobierno, la inflación tuvo una tendencia sostenida a la baja desde mayo 2020 (su mayor nivel) hasta abril 2021. Cuando la inflación retomó su tendencia al alza a partir de junio 2021, se sucedieron dos incrementos de la tasa de interés. En los 19 meses del gobierno de coalición, en solo dos (abril y mayo 2021) la inflación estuvo por debajo de la meta fijada por el BCU.

De hecho, los incrementos de tasa de interés, no parecen haber actuado más que en incrementar los beneficios del sector financiero, pues los precios y como es lógico ante políticas deliberadas de aumento de las tarifas pública, igual subieron, evolucionando por encima del rango meta en el último año.

Ahora bien, es válido preguntarse, ¿la tasa de interés va a corregir los aumentos tarifarios en los servicios públicos (en particular combustibles) que son los que hacen mella en los ingresos del pueblo uruguayo? La respuesta es NO. Pero además, de esta manera podríamos desembocar en una espiral interminable de ajustes sucesivos en ambos precios.

Comments are closed.