¿Por qué cierran los Centros Educativos Comunitarios?

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@mateamargouy

Agustina Castro

Montevideo, 16 de noviembre de 2021, la Dirección Técnica de Gestión Educativa decide dar orden de no apertura en el año 2022 a los programas “Centros Educativos Comunitarios” (CEC) aludiendo a que los más de 600 jóvenes que hacen uso de esta herramienta podrán cursar Formación Profesional Básica (FPB) teniendo en cuenta su trayectoria.

¿De qué estamos hablando?

Los programas Centros Educativos Comunitarios (CEC) son una herramienta que pertenece a CETP-UTU, que funciona desde el año 2014 con seis centros: Bella Italia, Casabó, Casavalle, La Teja, Maldonado nuevo y Lomas de San Martín. Tienen una perspectiva diferente a la tradicionalmente planteada por la educación pública de este nivel, algo que se conoce como alternativa pedagógica. Un proyecto que contempla tres premisas fundamentales desde el punto de vista pedagógico: el interés de los estudiantes, la organización curricular en base a proyectos y la integralidad de diversas disciplinas. Esto se desarrolla en tres áreas tecnológicas que se dan en forma de taller (audiovisual, informática y robótica), talleres que están transversalizados por cuatro asignaturas (matemática, filosofía, deporte y recreación e idioma español) que hacen encajar su contenido en los talleres teniendo en cuenta los distintos proyectos emergentes.

El cometido de esta propuesta (que si se miran las estadísticas, viene siendo ampliamente lograda) es que los jóvenes que por una u otra razón fueron excluidos, expulsados o simplemente no lograron sostener lo que el sistema formal de educación implica, por motivos pedagógicos o de vulnerabilidad social – claro está que no es inocente la ubicación de estos centros, ubicados en barrios a los que no le fueron ajenas las transformaciones del sistema neoliberal que han sido implantadas en toda la región a nivel social – espacial y que han generado aumento en la desigualdad y han creado nuevas formas de discriminación y segregación – logren insertarse nuevamente al sistema educativo luego de un año de paso por el CEC.

¿Por qué cerrar un programa que, además de ser modelo, es exitoso?

Sobre esta pregunta no hay una respuesta clara, sólo especulaciones que podemos obtener del accionar del gobierno en este año y medio de gestión. El director de UTU, en una de las reuniones bipartitas que se llevaron a cabo el año pasado admitió no saber de qué se trataba cuando se hablaba de “CEC”, entonces, ¿qué esperar de una gestión que, ni siquiera por decoro, se encarga de averiguar cuáles son las herramientas que tiene para ofrecerle una mejor calidad educativa a sus jóvenes?

El año pasado, luego de conocido el presupuesto quinquenal del que quedaba por fuera este programa, el equipo docente se vio inmerso en una gran incertidumbre ya que, más allá de no haber algún comunicado oficial que dejara cuentas del cierre del centro, era inminente. Este año fue haciéndose cada vez más eco de este supuesto y los docentes eligieron la resistencia por aquello de “docente luchando también está enseñando”, no ponían el foco en la pérdida de la fuente de trabajo, sino en la pregunta de “¿A dónde van a ir ahora estos gurises?”, a donde va un gurí que ya fue excluido no solamente del sistema educativo sino de la sociedad misma. ¿Qué alternativas se están generando para estas juventudes que quedan despojadas de un centro educativo que pasó de ser solamente tal y que hoy es el refugio de un afuera cada vez más hostil? ¿Cómo mantener a esos gurises en un sistema cada vez mas excluyente y meritócrata sin que caigan en los rótulos de “dificultad de aprendizaje”? ¿Qué voluntad política hay de generar espacios en los que las juventudes que hasta este año concurrían a los Centros Educativos Comunitarios encuentren otro lugar que los haga sentir que forman parte, que les genere el sentido de pertenencia que el CEC generó? Repetimos: ¿A dónde van a ir estos gurises?

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