Sin pamento…

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Silvia Carrero

Decía hoy en las redes que hay una militancia callada que sostuvo organizaciones, y llevó adelante esfuerzos silenciosos que redundaron en victorias que no siempre se conocen, pero que fueron cimientos de las públicas conquistas. Esa afirmación era un reconocimiento en general a militantes con quienes no quise hacer distingos, porque conozco del PCU, del PVP por nombrar algunas, pero existen en todas las organizaciones.

El Murmullo forma parte de nuestra militancia, la del MLN T, que ha estado al firme años y años, y siempre con el mismo fervor. Desde los años en los que se precisaba poner todo para que alguito funcionara. Años en los que era impensable que el militante recibiera una compensación monetaria por el esfuerzo y era el sacrificio callado la única escarapela que alguien te podía colgar. Y vaya si el Murmullo tenía el pecho cubierto de esa honrosa dignidad que no se ve, pero que se ha merecido.

Hay hombres y mujeres que se van en silencio, como trabajaron por la causa con la que se comprometieron, y por ella dejaron al costado del camino mil cosas; esas de las que disfrutamos los demás, los que sin saberlo usufructuamos los beneficios de la existencia de esa militancia que lo ha dado todo.

Omar Alaniz se va sin pamento, como dijo el Pepe hoy. Se va como vivió, al servicio de la mejor causa: la de los desposeídos. Se va dejando una lección de vida para todos, no sólo porque fue un héroe en silencio en medio del bochinche de los aspirantes con glamur, sino porque la esperanza de la victoria tiene que asentarse sobre las virtudes –entre tantas otras– de las que hizo gala el Murmullo: espíritu de sacrificio para llevar adelante el trabajo, consecuencia con la causa que había elegido y la mano siempre tendida al que nada tiene.

Habrá patria para todos.

 

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