Por EconomiaPolitica.uy
La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística publicó el último dato que muestra la evolución de los precios medida a través del índice de precios al consumo (IPC). En el mes de marzo un nuevo valor del IPC de 9,38% acumulado en los últimos doce meses corrobora el aumento sostenido que se viene desarrollando desde junio del 2021 (por más que haya habido meses con caídas ínfimas).
Ese aumento sostenido de los precios se está dando en algunos rubros más que en otros. Entre ellos se destaca que el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas son los que están aumentando a un ritmo superior al resto. En los últimos doce meses ese rubro presentó un aumento del 12,35%. En lo que va del 2022, no hubo un mes en que no aumentaran por encima del dígito, aumentando sólo en estos tres primeros meses un 7,06%.
En los últimos doce meses se destaca dentro de Alimentos y bebidas no alcohólicas, el aumento del precio de la carne fresca de vacuno en un 20,5%, las legumbres y hortalizas frescas en un 50,8% (resaltando el aumento del 35% en el precio de la acelga, un 60% en el zapallito, 76% el tomate y un 55,3% el zapallo) y aceites y grasas en un 23%. Únicamente las frutas tuvieron un descenso de precio en ese período, alcanzando una caída del 10,3% (naranja -43%, manzana -19,3% y mandarina -17,2%). Sin embargo, tampoco la evolución reciente en el precio de las frutas es alentadora, ya que en los últimos cuatro meses sus precios también estuvieron en aumento.
Otro rubro del IPC que claramente se destaca es la evolución del gas por red un 30%, el supergas un 20,4% y un 18% en el supergas. En relación a los combustibles, el gasoil aumentó 33,7% en los últimos 12 meses y la nafta un 28,3%; resultado de la aplicación del mecanismo de ajuste establecido en la LUC.
En el gráfico se puede observar cómo la carne, la nafta y el gasoil fueron acumulando aumentos superiores al promedio de precios calculado por el IPC en los últimos 12 meses. Por su parte, los alimentos y bebidas no alcohólicas tuvieron aumentos muy similares al nivel general de precios, desacoplándose del mismo en los últimos dos meses.
En relación a las causas de este fenómeno económico, claramente con salarios y jubilaciones aumentando por debajo de la inflación, es decir, perdiendo poder de compra,esta inflación persistente no halla sus fundamentos en un aumento de la demanda que presione los precios al alza. Lo que si puede estar sucediendo es un efecto en los costos de producción, generado por el aumentó de tarifas y combustibles muy por encima de la inflación que impactan directamente en los costos. Claramente los salarios perdiendo continuamente poder de compra no están impactando ni en la demanda ni en el los costos de producción.
Otra de las razones de los aumentos de precios es la inflación importada, donde empresas que producen tanto para el mercado interno como para exportar, tienen en esos precios de exportación la referencia para fijar precios en el mercado interno. A su vez, dentro de las distintas cadenas de valor, existen sectores con poder de fijación de precios que pueden apropiarse de márgenes de ganancias extraordinarias en esta coyuntura de aumento de precios sostenida.
Si las causas del aceleramiento de la inflación no se visualizan en un aumento de la demanda, no se explica que la medida que sucesivamente está aplicando el gobierno para intentar controlar la situación es el aumento de la tasa de interés de referencia por parte del Banco Central. Ese tipo de medidas lo que tiende a generar es sustituir consumo por ahorro, disminuyendo la demanda a partir del encarecimiento del crédito. No se encuentran fundamentos para continuar una política monetaria contractiva de ese tipo.
La otra medida que propuso el gobierno y llegó a plantearse como proyecto de ley, es la eliminación del IVA en solamente dos conjuntos de productos de la canasta: panes, fideos, tallarines y ravioles: y asado con hueso. Esta medida se configura como insuficiente, primero por el poco peso que tienen estos productos en la canasta (un 3,56% del total) y segundo por el plazo del descuento: solamente un mes. El descuento del IVA que en estos casos es del 10%, significaría en caso de trasladarse íntegramente a precios de venta en un ingreso familiar de 40 mil pesos, unos 130 pesos. Ese descuento también presenta como problema operativo que el descuento no se realiza a través de medios electrónicos como tarjetas de débito o crédito, posibilitando así que la magra rebaja se licúe en los márgenes de ganancia y no llegue a la población.
Desde el gobierno no se ha avanzado en propuestas que presenten realmente descuentos impositivos en conjuntos de bienes seleccionados en función del consumo de la población, al menos de la población que se encuentra más vulnerada frente a este tipo de fenómenos económicos. La respuesta sigue siendo inadecuada en el caso de la política monetaria y tardía e insuficiente en este caso de reducciones impositivas, que a su vez tampoco incorpora mecanismos de traslado a precios medianamente eficaces.