Por Gabriela Cultelli
Cuba volvió a sorprendernos con sus espacios de Revolución. Esta vez nos impactó el trabajo de la FMC (Federación de Mujeres Cubanas) su programa de acción y el nuevo Código de las Familias, todo construido en multiplicidad de asambleas, con miles y miles de participantes, en consulta popular.
El 25 de abril compartimos con la compañera Teresa Amarelle secretaria general de la FMC y brillante miembro de dirección partidaria. Fue un panel dónde analizó el llamado Programa Nacional para el Adelanto de la Mujer (PAM) y la perspectiva de género transversal al reciente Código de las Familias.
El primero, el PAM, comprende 46 medidas concretas para achicar las diferentes brechas de género existentes, entre ellas se incluye el empoderamiento económico de las mujeres, programas educativos, la prevención en términos de salud y específicamente de salud sexual y reproductiva, legislación necesaria e incluso marco normativo para atender la violencia basada en género.
El Código de “las familias” título que ya desde el vamos reconoce la diversidad de las mismas, es de obligatorio estudio para toda feminista, pues como destacó la compañera Karen Millán, joven viceministra de Cultura de Venezuela también presente allí, se trata de una iniciativa correspondiente con los nuevos paradigmas culturales.
Este Código visibiliza y reconoce los cuidados a los efectos de transformarlos en un sistema para la vida como tarea compartida de la familia y la comunidad. Conversando luego con varias compañeras supe que habían estudiado y valorado mucho, el sistema de cuidados frenteamplista, nuestro. Es en definitiva un Código que integra a la mujer plenamente plasmándose en su impecable lenguaje inclusivo. Refleja a la sociedad cubana modernizando la ley bajo los principios rectores de la revolución socialista de igualdad y no discriminación. Son las nuevas buenas y renovadas relaciones sociales que encuentran su manifestación virtuosa.
Allí, abrazadas a la rica experiencia de esas mujeres resilientes, levantamos una vez más nuestra voz contra el criminal bloqueo imperialista que afecta especialmente a la mujer cubana y hace más de 60 años, pues ellas aún cargan con la mayor parte de la reproducción familiar sobre si mismas. De allí que el bloqueo sea también una forma de política que genera violencia cotidiana hacia las mujeres, una brutal forma de violencia patriarcal. El bloqueo es un crimen de lesa humanidad.
Y el abrazo juntó a compañeras de varios lugares de la América Latina (Cuba, Venezuela, Uruguay, Ecuador, Paraguay, Brasil), de ese maravilloso colectivo feminista de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (REDH), “Libertadoras” según nos dimos a llamar”, compañeras entrañables con las cuales compartimos (y junto a otros compañeros) actividades diversas aprovechando la oportunidad que nos daba en La Habana la internacional Feria del Libro.
En definitiva, reconocido o no, pero en la práctica cotidiana la FMC parece una peculiar forma de feminismo comunitario o popular, ese que está allí junto a las mas vulnerables resolviendo o intentando resolver sus problemas día a día. Federación siempre dinámica, una Revolución en la Revolución como dijese Fidel, siempre joven y renovada. Parece generarse desde esas mujeres de pueblo y ser su forma de no estar solas jamás, de juntarse y organizarse en la construcción del futuro propio, nunca más ajeno.