Por EconomiaPolitica.uy
La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística publicó el último dato que muestra
la evolución de los precios medida a través del índice de precios al consumo (IPC). En el
mes de abril un nuevo valor del IPC de 9,37% acumulado en los últimos doce meses
corrobora el aumento sostenido que se viene desarrollando desde junio del 2021 (por más
que haya habido meses con caídas ínfimas), presentando prácticamente idéntico valor que
en Marzo.
Ese aumento sostenido de los precios se está dando en algunos rubros más que en otros.
Entre ellos se destaca que el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas son los que
están aumentando a un ritmo superior al resto. En los últimos doce meses ese rubro
presentó un aumento del 11,4%. En lo que va del 2022, no hubo un mes en que no
aumentaran por encima del dígito, creciendo sólo en estos cuatro primeros meses un 6,9%.
En los últimos doce meses se destaca dentro de Alimentos y bebidas no alcohólicas, el
aumento del precio de la carne fresca de vacuno en un 16,7%, las legumbres y hortalizas
frescas en un 23,7% (resaltando el aumento del 73% en el precio de la cebolla, un 35,2% en
el zapallo y 24,2% la espinaca) y aceites y grasas en un 18%. Únicamente las frutas
tuvieron un descenso de precio en ese período, alcanzando una caída del 6% (naranja -41%,
manzana -12% y mandarina -14%). Sin embargo, tampoco la evolución reciente en el
precio de las frutas es alentadora, ya que en los primeros tres meses del año sus precios
también estuvieron en aumento.
Otro rubro del IPC que claramente se destaca es la evolución del gas por red un 22,5%, el
supergas un 26,3%. En relación a los combustibles, el gasoil aumentó 46% en los últimos
12 meses y la nafta un 33,4%; resultado de la aplicación del mecanismo de ajuste
establecido en la LUC.
En el gráfico se puede observar cómo la carne, la nafta y el gasoil fueron acumulando
aumentos superiores al promedio de precios calculado por el IPC en los últimos 12 meses.
Por su parte, los alimentos y bebidas no alcohólicas tuvieron aumentos muy similares al
nivel general de precios, desacoplándose del mismo desde el inicio de este año.
Una vez más reiteramos que en relación a las causas de este fenómeno económico,
claramente con salarios y jubilaciones aumentando por debajo de la inflación, es decir,
perdiendo poder de compra, esta inflación persistente no halla sus fundamentos en un
aumento de la demanda que presione los precios al alza. Lo que si puede estar sucediendo
es un efecto en los costos de producción, generado por el aumentó de tarifas y combustibles
muy por encima de la inflación que impactan directamente en los costos. Claramente los
salarios y jubilaciones perdiendo continuamente poder de compra no están impactando ni
en la demanda ni en el los costos de producción.
Otra de las razones de los aumentos de precios es la inflación importada, donde empresas
que producen tanto para el mercado interno como para exportar, tienen en esos precios de
exportación la referencia para fijar precios en el mercado interno. A su vez, dentro de las
distintas cadenas de valor, existen sectores con poder de fijación de precios que pueden
apropiarse de márgenes de ganancias extraordinarias en esta coyuntura de aumento de
precios sostenida.
Si las causas del aceleramiento de la inflación no se visualizan en un aumento de la
demanda, no se explica que la medida que sucesivamente está aplicando el gobierno para
intentar controlar la situación es el aumento de la tasa de interés de referencia por parte del
Banco Central. Ese tipo de medidas lo que tiende a generar es sustituir consumo por ahorro,
disminuyendo la demanda a partir del encarecimiento del crédito. No se encuentran
fundamentos para continuar una política monetaria contractiva de ese tipo.
La otra medida que propuso el gobierno y llegó a aprobarse como por ley, es la eliminación
del IVA en solamente dos conjuntos de productos de la canasta: panes, fideos, tallarines y
ravioles: y asado con hueso. Esta medida se configura como insuficiente, primero por el
poco peso que tienen estos productos en la canasta (un 3,56% del total) y segundo por el
plazo del descuento: solamente un mes, medida ahora extendida un mes adicional sin haber
tenido una evaluación de sus resultados. El descuento del IVA que en estos casos es del
10%, significaría en caso de trasladarse íntegramente a precios de venta en un ingreso
familiar de 40 mil pesos, unos 130 pesos. Ese descuento también presenta como problema
operativo que el descuento no se realiza a través de medios electrónicos como tarjetas de
débito o crédito, posibilitando así que la magra rebaja se licúe en los márgenes de ganancia
y no llegue a la población.
Desde el gobierno no se ha avanzado en propuestas que presenten realmente descuentos
impositivos en conjuntos de bienes seleccionados en función del consumo de la población,
al menos de la población que se encuentra más vulnerada frente a este tipo de fenómenos
económicos. La respuesta sigue siendo inadecuada en el caso de la política monetaria y
tardía e insuficiente en este caso de reducciones impositivas, que a su vez tampoco
incorpora mecanismos de traslado a precios medianamente eficaces.